ENERGIA-VENEZUELA: En busca del gas olvidado

Venezuela se propone multiplicar su producción y reservas de gas natural, en la actualidad las octavas más importantes del mundo, mientras crece la demanda en Estados Unidos y se revelan severos problemas de aprovisionamiento energético en el Cono Sur americano.

”Durante muchos años hemos estado de espaldas a la realidad del gas”, señaló el ministro de Energía, Rafael Ramírez, al informar que ahora se desarrollarán ”nuevos campos en tierra firme y costa afuera, desde la Plataforma Deltana (extremo oriente, bajo aguas del océano Atlántico al este del delta del Orinoco) hasta el Golfo de Venezuela (al noroeste, en la frontera con Colombia)”.

Venezuela ”ha tenido un rezago de 10 años” en la materia, comentó a IPS Luis Xavier Grisanti, presidente de la Asociación de la Industria de Hidrocarburos, que agrupa a firmas transnacionales y operadoras venezolanas. ”Pero estamos sentados sobre depósitos gigantescos y en vez de ser los octavos podemos tener las terceras reservas mundiales de gas, después de Rusia e Irán”, agregó.

Grisanti puso como ejemplo contrario a lo que ocurre en Venezuela, cuya producción gasífera apenas creció 26 por ciento en los últimos 80 años, el desarrollo de 1992 a 2002 de la producción en otros países como es el caso del aumento de 320 por ciento en Nigeria, de 180 por ciento en Trinidad y Tobago, de 160 por ciento en Irán, de 130 por ciento en Qatar, de 80 por ciento en Bolivia y de 53 por ciento en Colombia.

Venezuela produce al año unos 37.000 millones de metros cúbicos de gas, 10.000 millones de los cuales se vuelcan de inmediato a la producción petrolera para acelerar una mayor extracción, mientras que casi la totalidad del resto se destina al mercado interno.

El atraso venezolano ”ha obviado el crecimiento del mercado mundial, de 13 por ciento anual en la última década, y a su primer gran mercado natural, que es el estadounidense”, indicó Grisanti.

Estados Unidos devora anualmente unos 670.000 millones de metros cúbicos de gas, que equivalen a 26 por ciento de la demanda mundial.

Pero ese consumo mundial de unos 7.140 millones de metros cúbicos diarios se duplicará en los próximos 25 años, según Luis Giusti, ex presidente del grupo estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

Para mejor apreciar esas magnitudes, la producción actual de gas por jornada equivale a 41 millones de barriles de petróleo de 159 litros, es decir 53 por ciento de la oferta mundial, y la de 2030 equivaldrá a 83 millones de barriles diarios de petróleo, cifra que supera la extracción actual de crudo en el planeta, que es de 79 millones de unidades.

El gas está unánimemente considerado un combustible más limpio que el petróleo para generar energía eléctrica y para el consumo en hogares, y además es un dúctil insumo de la industria petroquímica.

Un selecto club de países ricos en reservas pueden abordar con ventajas el mercado por venir. Rusia encabeza esa lista con 1.680 billones de pies cúbicos (unidad conocida en inglés como TCF, trillones de pies cúbicos), que significan 30 por ciento del total mundial. Le sigue Irán con 812 TCF, que es 15 por ciento de las disponibilidades conocida hoy en el planeta.

Tras esos dos países se ubican Qatar, con 508 TCF, Arabia Saudita con 225, Emiratos Arabes Unidos con 212, Estados Unidos con 183, Argelia con 160 y Venezuela con 148 TCF. Otros grandes depósitos del hemisferio están en Canadá (60 TCF), Argentina (27), Bolivia (24) y Trinidad y Tobago (23,5 TCF), según la publicación Oil and Gas Journal.

Pero Venezuela espera colocarse como el número uno del hemisferio, dijo Ramírez, cuando en los próximos cinco años se exploren sus campos con inversiones que estarán entre 7.000 y 8.000 millones de dólares.

Las prospecciones en marcha deben llevar las reservas a 196 TCF dentro de un quinquenio. Grisanti estima que en total costa afuera, bajo aguas del Atlántico y del mar Caribe, reposan unos 100 TCF. Al menos ocho TCF estarían en la Plataforma Deltana y entre 12 y 14 TCF en el Caribe sudoriental, frente a la pequeña península de Paria.

La Deltana fue dividida en cinco bloques, tres de los cuales ya se adjudicaron a corporaciones transnacionales. Dos quedaron en manos de la estadounidense Chevron-Texaco, uno en un consorcio que encabeza la firma noruega Statoil, y dos se reservaron para otros negocios. Uno ”muerde” la línea fronteriza con Trinidad y Tobago y su negociación debe esperar por un arreglo entre Venezuela y el gobierno de ese país sobre su explotación.

Los yacimientos de gas libre frente a Paria se explotarán mediante un proyecto bautizado Mariscal Sucre, del que son socios Pdvsa (60 por ciento), la empresa angloholandesa Shell (30 por ciento) y la japonesa Mitsubishi (ocho por ciento), reservándose el resto parte para inversores locales. Pdvsa estudia dar una participación a Qatar.

Los proyectos de la Plataforma y Mariscal Sucre suponen la construcción de plantas de licuefacción y terminales marítimas que permitan despachar el gas hacia el mercado estadounidense, a partir de 2009, contemplándose que nuevas producciones puedan exportarse hacia Colombia y países del Caribe.

La distancia y falta de infraestructura no permitiría atender mercados como el que surgió súbitamente en marzo, cuando Argentina se vio ante un cuello de botella en su aprovisionamiento energético, al haber desarrollado gasoductos para vender a Chile y otros países vecinos mientras el mercado interno quedaba desabastecido por falta de inversión en la infraestructura de distribución desde que se privatizó el sector.

Sin embargo, en el marco de la ofensiva de acuerdos regionales para impulsar una empresa o concertación a la que llama Petroamérica, Caracas ofreció a Buenos Aires despacharle a la brevedad cargamentos de gasóleo y fuel oil (combustible residual), para abastecer sus plantas de generación eléctrica.

A cambio, Venezuela se abrirá a nuevas compras de alimentos argentinos.

Venezuela estatizó en 1976 toda su industria de hidrocarburos, pero a través de una rendija para asociaciones de capital privado en la ley de nacionalización se inició en 1990 un programa de sociedades, convenios operativos y concesiones para campos petrolíferos maduros y para producir petróleo sintético a partir de crudos superpesados, de los que tiene enormes reservas en la sudoriental Faja del Orinoco, paralela a ese río.

El proyecto de gas Mariscal Sucre, inicialmente llamado Cristóbal Colón y que en sus primeros tiempos contó también con la presencia de la empresa estadounidense Exxon, se planteó desde fines de los años 80, pero fue desalentado por altibajos en los precios internacionales del recurso.

También, por la norma que gravaba la producción con 67 por ciento como impuesto sobre la renta más 16 por ciento de regalía, pero una nueva ley de hidrocarburos gaseosos, en 1999, puso un techo de 54 por ciento a los gravámenes en el sector.

Grisanti destacó que en la década 1992-2002 las transnacionales petroleras invirtieron en el país 23.000 millones de dólares ”pero ese ciclo comienza a llegar a su fin y se harán sólo inversiones de mantenimiento”, excluidos los nuevos recursos para el gas, por lo que exhortó al Estado a flexibilizar normas para atraer más capitales para nuevos proyectos. (

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