Esperando en fila frente a la boletería, antes de la inauguración del Festival de Cine Europeo en la central ciudad cisjordana de Ramalá, no se escuchaba más que relatos sobre la incursión del ejército israelí pocas horas antes.
Esta ciudad, en estado de sitio al atardecer, volvió a la vida normal de noche, con docenas de personas esperando fuera del Teatro y Cinemateca Alkasaba para asistir a la presentación de la producción franco-libanesa La cometa.
Se trata de una de las 28 obras exhibidas en el festival, que reunió del 8 al 20 de este mes películas austriacas, alemanas, belgas, británicas, finlandesas, griegas y holandesas.
El festival se celebró a pesar del sitio y del muro del apartheid que los israelíes están construyendo para aislar ciudades y poblados palestinos, dijo a IPS la coordinadora de prensa, Petra Barghouthi.
El Festival de Cine Europeo incluyó una gran gama de actividades dirigidas a reanimar la vida cultural palestina, profundamente afectada tras la erupción de la intifada (insurgencia popular contra la ocupación israelí) en septiembre de 2000.
Ciudades y poblados palestinos en los que aún caen misiles y vuelan balas podrán no parecer el sitio adecuado para el desarrollo cultural, especialmente cuando la lucha contra la ocupación es alta prioridad.
Pero sí es el momento. La cultura es un aspecto esencial de la vida. Nos resistimos a la ocupación, y por lo tanto debemos seguir con nuestra vida normal, dijo el director general de Alkasaba, George Ibrahim.
Sin embargo, la vida normal es una utopía para los casi tres millones de habitantes en Cisjordania y en Gaza, dadas las medidas de seguridad impuestas por Israel, según el coordinador del festival, Khalid Elyyan.
Con este festival intentamos superar los bloqueos de caminos y los puestos de control israelíes, para enviarles la señal de que, si ellos construyen un muro de cemento, nosotros construimos una cultura que es mucho más fuerte y elevada, dijo Elyyan a IPS.
Al introducir Europa en Ramalá, demostramos que podemos atravesar el muro, agregó.
La inestabilidad política en Palestina y la restricción de los movimientos entre localidades contribuyeron a la decadencia de la vida cultural, sostuvo el ministro de Cultura, Yehya Yakhluf.
La ocupación israelí es el principal obstáculo en el camino hacia el desarrollo, la educación, el conocimiento y todos los aspectos de la vida. Los israelíes están destruyendo deliberadamente la vida cultural palestina, aseguró Yakhluf.
Los centros culturales fueron cerrados como parte de una política de castigo colectivo. Pero los acontecimientos culturales dejan en evidencia que la vida continúa a pesar de todos los procedimientos enfermizos impuestos por las autoridades de ocupación, sostuvo.
Este festival, entre otros fenómenos culturales, ilumina un espacio de esperanza en medio de la desesperanza que nace de la oscuridad y de la agresión y la ocupación israelí.
El festival abre una plataforma para el intercambio cultural, dijo Alfonso Garrigosa, segundo secretario de la oficina de asistencia técnica a Palestina de la Comisión Europea, organismo ejecutivo de la Unión Europea.
La Comisión Europea siempre alentó el diálogo cultural entre diferentes civilizaciones y la cooperación con los socios del Mediterráneo, y por eso apoyamos este festival, tratando de reanimar la vida cultural palestina, dijo.
La determinación palestina a derrotar las dificultades originadas por el conflicto con Israel también se reflejan en su voluntad de mejorar las actividades culturales, que no se limitan al teatro y al cine.
Todas las instituciones culturales organizan actividades masivas y gratuitas como forma de terapia, a veces para niños, dijo Adila Al-Aidi, directora del Centro Cultural Khalil Sakakini, de Ramalá.
La asistencia a esas actividades no disminuyó, si bien se redujo la concurrencia de público desde afuera de la ciudad debido a los cierres de ruta israelíes, agregó.
Hay consenso entre los artistas palestinos de que los centros culturales de que todos deben seguir trabajando, dijo el director del Instituto Feckra de Arte, Ibrahim Muzain.
Aquí en Palestina, la política determina la decisión de organizar una actividad artística, sobre todo porque vivimos bajo la ocupación, dijo George Ibrahim.
Usando el humor contra el dolor y usando el arte para luchar contra la ocupación, no somos menos que los que optan por el combate armado, añadió.