Una quinta parte del presupuesto militar de Estados Unidos propuesto por el gobierno podría reasignarse a proyectos que afiancen la seguridad nacional, dictaminó un grupo de nueve expertos.
Los grandes aumentos en el presupuesto de defensa dispuestos durante la presidencia de George W. Bush no abordan los desafíos que supuso para la seguridad de Estados Unidos el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, según el estudio publicado este lunes.
El informe considera que algunos de los rubros más costosos del presupuesto tienen poco o nada que ver con las amenazas que Estados Unidos afronta, y llama a incluir entre las prioridades de defensa la ayuda al desarrollo de los países pobres y las misiones de paz.
Los autores del informe Un presupuesto de seguridad unificado para Estados Unidos concluyeron que 51.000 millones de dólares del presupuesto de 230.000 millones propuesto para 2005 por el gobierno, hoy a estudio del Congreso, podrían ahorrarse mediante reasignaciones de rubros.
Los ahorros podrían emplearse en iniciativas no militares que mejorarían la seguridad, agregaron.
El recorte del programa de desarrollo del helicóptero Comanche, anunciado por el gobierno, fue un buen comienzo, dijo uno de los redactores del informe, Marcus Corbin, analista del académico Centro de Información de Defensa (CDI).
Pero nuestro estudio identifica otros 10 programas (…) que podrían ser cortados o reconfigurados para liberar recursos destinados a otras prioridades de seguridad hoy desatendidos, como operaciones diplomáticas, no proliferación de armas de destrucción masiva e inspección portuaria, agregó.
Entre esos programas figuran los del avión caza F-22 y el destructor DDX, explicó Corbin.
El estudio de 23 páginas fue patrocinado entre otras por las instituciones privadas CDI, Proyecto de Alternativas de Defensa, el Centro para el Control de Armas y la revista Foreign Policy in Focus.
El informe se conoce mientras cunden críticas al gobierno por el déficit fiscal sin precedentes y el impacto en éste del presupuesto de defensa.
Entre 2000 y 2004, los fondos asignados al Pentágono (Departamento de Defensa, de rango ministerial) aumentaron más de 50 por ciento, lo que eleva su monto a la suma de los siguientes 25 mayores presupuestos militares del mundo, según el Centro para el Control de Armas.
Por otra parte, la propuesta presupuestal para 2005 no incluye los gastos de las operaciones militares en Afganistán y en Iraq, para las que el Pentágono habrá gastado sólo este año fiscal (de octubre a octubre) casi 70.000 millones de dólares.
El presidente de la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos, Alan Greenspan, advritió que las futuras jubilaciones y beneficios de seguridad social deberán ser recortados.
Mientras, numerosos legisladores, incluidos algunos del gobernante Partido Republicano, insisten en que ningún rubro presupuestal debería ser inmune a las reducciones.
La naturaleza de las actuales amenazas a la seguridad permiten reducir el ritmo de las inversiones del Pentágono para la próxima generación de armas, como caza-bombarderos, helicópteros, buques, submarinos y tanques, según el estudio.
Eso es así, afirmaron sus autores, porque Washington ya disfruta una abrumadora ventaja tecnológica sobre cualquiera de sus adversarios posibles, muchos de los cuales cuentan apenas con armas diseñadas cuando existía la hoy disuelta Unión Soviética.
Además, el informe propone detener el despliegue del sistema nacional de defensa misilística, con el fin de probar antes la tecnología que aplica. Hasta ahora, hemos gastado 75.000 millones de dólares sin encontrar ninguna tecnología que funcione, indica el estudio.
Se trata, agrega, del principal rubro individual del presupuesto de defensa para 2005.
Los autores del informe también proponen reducir el arsenal nuclear estratégico, cerrar bases militares innecesarias y replantear, en general, las operaciones financieras del Pentágono.
Si se toman todas esas medidas, se ahorrarían hasta 56.000 millones de dólares sólo en 2005, según el estudio.
Algunos ahorros podrían utilizarse en otras prioridades militares, como la compra de chalecos antibalas, o en el redespliegue de fuerzas para mejorar su preparación en misiones antiterroristas, de mantenimiento de la paz u operaciones de estabilidad o reconstrucción, como las de Afganistán e Iraq.
El informe sugiere que tales esfuerzos insumirían alrededor de 5.000 millones de dólares.
Pero el estudio propone, en particular, la reasignación de unos 6.000 millones de dólares de modo que sirvan para fortalecer programas no militares, como iniciativas diplomáticas, de comunicación internacional o para la no proliferación de armas.
En ese sentido, podría emplearse ese dinero para dar trabajo a expertos en armas en Rusia y en otros países, agrega.
Además, el gobierno y el Congreso legislativo de Estados Unidos debería, según los expertos, pensar en aumentar la ayuda al desarrollo de los países pobres unos 10.000 millones de dólares cada año, lo cual reduciría la desesperanza de la población que sirve de caldo de cultivo al terrorismo, concluye el estudio.