Acostumbrada a tocar para una elite cultural en teatros o iglesias, la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina, creada en 1948, ofrecerá por primera vez un concierto en una fábrica, y probará suerte luego en sindicatos y otros sitios frecuentados por trabajadores.
La idea es parte del Programa Música en las Fábricas, desarrollado por la Secretaría de Cultura de la Nación, pero no se limitará a lugares de trabajo sino a sedes sindicales y a otros lugares de esparcimiento de empleados, poco atraídos por los conciertos en teatros, ni siquiera cuando son con entrada gratuita.
Además de la Sinfónica Nacional, están en actividad la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires con sede permanente en el Teatro Colón y la Banda Sinfónica de la Ciudad. De las tres, sólo la última sigue el precepto de salir al encuentro del público y suele presentarse en espacios abiertos.
Creada sobre la base de instrumentos de viento a principios del siglo XX, la Banda convoca a unas 60.000 personas por año en plazas y parques, parques universitarios, escuelas, auditorios de cámaras empresarias, clubes sociales y, últimamente, también en las estaciones de trenes.
Pero las orquestas de cámara rara vez abandonan los grandes teatros.
El director nacional de Artes de la Secretaría de Cultura, Rolando Goldman, explicó a IPS que el programa que acaban de lanzar busca acercar trabajadores y orquestas de cámara, así como artistas populares, para que disfruten y participen en un intercambio fuera del escenario.
Hay mucha gente entre los trabajadores que aun cuando el concierto sea con entrada libre y gratuita no se acerca porque no tiene dinero para pagar el boleto (de transporte) o porque cree no tener la ropa adecuada, o quizás porque considera que le está vedado. Por eso vamos a salir a su encuentro, remarcó Goldman.
Si la iniciativa tiene buena repercusión, se realizarán conciertos en sindicatos, complejos industriales y otros sitios de concentración de trabajadores, añadió Goldman. Vamos a mantener la presencia allí donde haya demanda, dijo.
Para inaugurar el programa, la Orquesta Sinfónica Nacional llegará este viernes por primera vez a la provincia austral de Tierra del Fuego. Allí, en Ushuaia, tocarán por en una fábrica, aunque no en cualquiera. Se trata de una empresa clausurada en la crisis económica de los años 90, y recién reinaugurada por sus trabajadores.
Operarias y operarios de la ex Aurora Grundig (fabricante de electrodomésticos) transformaron los depósitos abandonados en la Cooperativa Renacer, parte del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. En los últimos meses, los cooperativistas terminaron la primera tanda de su producción de lavarropas.
La idea de llegar por primera vez hasta la ciudad más austral del continente para compartir un concierto entusiasma a los artistas. Interpretarán obras del ruso Nicolai Rimsky-Korsakov (1844-1908), del italiano Gioacchino Rossini (1792-1868) y del francés Emmanuel Chabrier (1841-1894).
Estamos totalmente de acuerdo con la idea, dijo a IPS Andrés Spiller, subdirector de la sinfónica. Nos interesa tener un ciclo central con un buen marco para mantener el prestigio artístico y al mismo tiempo llegar a públicos nuevos, afirmó.
Según Spiller, en casi 50 conciertos por año hay un público de música clásica que va envejeciendo y, paralelamente, hay gente joven que escucha esa misma música pero no se acerca al teatro por temor o rechazo a la formalidad que suele rodear al ambiente de los conciertos.
Hubo intentos de ofrecer espectáculos al aire libre en Buenos Aires en los que se notó una afluencia masiva de jóvenes bien dispuestos, sentados sobre el césped de un parque y bajo un cielo de estrellas. Entonces, las quejas de los vecinos por el ruido pusieron fin a la experiencia.
Ahora, Goldman propone que se incluyan en el programa del año varios conciertos para trabajadores y esperar luego su repercusión, con el fin de volver allí donde sean recibidos con interés. El funcionario pidió que el repertorio combine música popular y erudita, y que no se subestime a los oyentes.
