Las mujeres trabajadoras de Chile que soportan violencia en sus familias tienen una merma considerable de sus ingresos, lo cual acentúa su desprotección.
La abogada Ana Piquer, presidenta de sección chilena de Amnistía Internacional (AI), señaló a IPS que el maltrato a las mujeres tiene un alto impacto económico, pues al recibir menos ingresos disminuye igualmente su aporte al producto interno bruto.
Las mujeres golpeadas en su hogar pierden ingresos por el ausentismo laboral, ya que las lesiones les impiden asistir al trabajo o deben solicitar licencias médicas por cuadros depresivos.
Del mismo modo, en los casos de empleos en que el salario está vinculado a la productividad, su rendimiento es muy inferior, sostuvo.
Las mujeres que soportan violencia sexual perciben sólo 50 por ciento de ingresos salariales que aquellas que no sufren maltrato. La relación es de 40 por ciento para los casos de violencia física grave, 50 por ciento para la violencia psicológica y 64 por ciento en la violencia física moderada, señala un estudio del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam).
En términos de ingreso, las víctimas de violencia perdieron en conjunto 1.560 millones de dólares desde 1996, año en que se tipificó legalmente en Chile el delito de violencia doméstica, señaló la abogada Piquer.
El impacto económico de la violencia contra la mujer es significativo si se considera lo que esa suma significa en términos de aporte al producto interno, agregó.
Piquer encabezó en Santiago el martes la ceremonia de presentación en Chile de la campaña Combatir la violencia contra la mujer, que AI lanzó este año en todo el mundo y que se prolongará hasta 2006.
En el mundo mueren o resultan lesionadas más mujeres de 15 a 44 años por violencia de género que por cáncer, accidentes de tránsito o malaria, afirma el informe de AI que acompaña la campaña.
A lo largo de su vida, una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales o sometida a otras formas de malos tratos. Setenta por ciento de las mujeres víctimas de asesinato muere a manos de su compañero o pareja, añade la organización..
La iniciativa, planteada con ocasión del Día Internacional de la Mujer, incluyó el miércoles 10 una manifestación ante la embajada de México en esta capital, como parte de las movilizaciones mundiales para exigir el esclarecimiento de los asesinatos de 370 mujeres en los últimos 10 años en Ciudad Juárez y Chihuahua.
En Chile, hay que hacerse cargo de Alto Hospicio, dijo la poeta y escritora Teresa Calderón, en alusión a los asesinatos de 14 mujeres, en su mayoría adolescentes, cometidos en esa localidad , 1.800 kilómetros al norte de Santiago.
Los crímenes, cometidos entre 1999 y 2001, fueron atribuidos a Julio Pérez Silva, calificado de psicópata sexual, a quien una jueza condenó en febrero en primera instancia a 20 años de presidio, mientras organizaciones de mujeres reclaman se le aplique una condena de al menos 40 años de cárcel.
La campaña de AI plantea que la violencia contra las mujeres implica una violación masiva de los derechos humanos y exige una respuesta de los gobiernos, las magistraturas, las comunidades y los particulares, porque atañe al conjunto de la sociedad.
Piquer comentó a IPS que en los tribunales chilenos no hay aún un tratamiento adecuado de las denuncias y los procesos por violencia familiar, pese a que en los últimos años se han promulgado leyes para enfrentar este fenómeno.
Hay una sobrecarga de causas en los tribunales civiles y así los casos de maltrato contra las mujeres no se toman seriamente, como si fueran un 'cacho' (trabajo excesivo) para los magistrados, dijo la abogada.
Amnistía postula no obstante que es indispensable dar visibilidad a la violencia contra las mujeres, llevando ante la justicia todos los casos y exigiendo sanción para los agresores, así como reparación y rehabilitación para las víctimas.
Graciela, una mujer de un barrio de clase media baja en Santiago, contó a IPS que abandonó a su marido después de soportar sus golpizas durante 30 años, cuando los hijos del matrimonio ya eran independientes.
Sin una fuente de ingresos propia, Graciela debió pedir acogida a una hermana, que la aconsejó no recurrir a la justicia, desconfiando de los tribunales. Siempre dicen que es la mujer la que provoca para que el hombre la castigue, señaló.
El estigma que persigue a las esposas maltratadas es una de las mayores barreras culturales que mantiene oculta la violencia en este país, donde se calcula que una de cada tres mujeres es víctima de algún tipo de violencia, indicó Calderón.
Un estudio del Sernam de 2001 en la Región Metropolitana (Santiago) sobre violencia en las parejas, determinó que solo en 49,7 por ciento de las uniones no hay situaciones de maltrato.
En 16,3 por ciento de las parejas hay violencia psicológica, en 5,9 por ciento violencia física y en 0,8 violencia sexual.
En 13,2 por ciento de las parejas observadas se combina la violencia psicológica y física, en 1,2 por ciento el maltrato psicológico y sexual, en 0,5 por ciento físico y sexual y en 12,5 por ciento la violencia combinada (psicológica, física y sexual), concluyó el estudio.