Activistas de derechos humanos de Zimbabwe presentes en una conferencia internacional en la capital de Botswana exigieron a los gobiernos africanos una condena enérgica de las violaciones de derechos humanos en ese país.
La reunión bienal de la Alianza Mundial por la Participación Ciudadana (Civicus), que concluyó este jueves, reunió a cientos de representantes de organizaciones de todo el mundo bajo la consigna Actuar juntos por un mundo justo.
Civicus, con sede en Johannesburgo, es una coalición de grupos que procuran reforzar la acción ciudadana y la sociedad civil en el mundo.
Los activistas de Zimbabwe presentes en la reunión cuestionaron la eficacia de la diplomacia tranquila hacia el gobierno de Robert Mugabe implementada por la Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral (SADC).
Queremos ver mucha más crítica. Queremos que los gobiernos de Africa, en especial los de la SADC, sean un poco más enérgicos y autocríticos sobre la crisis en Zimbabwe, dijo a IPS la defensora de los derechos femeninos Everjoice Win.
Zimbabwe concentra la atención mundial desde comienzos de 2000, cuando veteranos de la guerra por la independencia concluida hacía 20 años comenzaron a ocupar haciendas propiedad de agricultores de la minoría blanca, que poseían las mejores tierras y los mayores predios.
Los críticos acusan a Mugabe de ayudar a organizar las invasiones de haciendas, mecanismo fundamental de la reforma agraria iniciada ese mismo año, para desviar la atención de las actividades represivas de su gobierno.
La violencia preelectoral y las denuncias de fraude oscurecieron las elecciones parlamentarias de 2000 y las presidenciales de 2002, en las que triunfó Mugabe.
Win dijo que la actitud elusiva de los líderes africanos respecto de la crisis de Zimbabwe contradecía la Carta de Derechos Humanos y de los Pueblos vigente en el continente desde 1986.
La activista reconoció que el protagonismo de Mugabe en la guerra por la liberación de Zibmabwe, ex colonia británica independiente desde 1980, puede estar detrás del enfoque cauteloso de sus pares.
Se trata del líder de uno de los más célebres movimientos de liberación del continente, y los logros económicos y sociales que alcanzó Zimbabwe en los primeros 10 años de independencia no pueden ser ignorados, sostuvo.
En los últimos meses, el gobierno de Zimbabwe promulgó normas que, según los activistas, han servido para reprimir y acallar a disidentes, entre ellas la Ley sobre el Acceso a la Información y de Protección de la Privacidad y la Ley de Orden y Seguridad Públicos.
El secretario general de Civicus, Kumi Naidoo, también se manifestó contra la diplomacia tranquila, y observó que los zimbabwos no siguieron ese camino durante la lucha de Sudáfrica contra el apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizado que rigió allí hasta 1994.
Las medidas tomadas por líderes africanos y sus opiniones acerca del renacimiento de Africa no se traducen en lo que está sucediendo en Zimbabwe. Los líderes africanos deben ser audaces y tomar la inicativa en la cuestión, de modo de mostrar al mundo que el continente apoya, de verdad, los criterios de buen gobierno.
Otros activistas presentes en la conferencia también enfatizaron en que los propios zimbabwos debían actuar con mayor energía frente al gobierno.
Los habitantes deben usar todas las plataformas a su disposición para atender estos asuntos. Estudiantes, líderes religiosos y académicos deben tomar la delantera, dijo Thami Ngwenya, del Centro de Participación Pública con sede en Durban, Sudáfrica.
Ngwenya también pidió considerar la situación de Swazilandia, la última monarquía absolutista del continente, donde la actividad de los partidos políticos está suspendida desde 1973.
La atención de Civicus también se concentró en el Banco Mundial, cuyas recomendaciones no han deparado beneficios para la población de los países en desarrollo, según los activistas que asistieron a la conferencia en Gaborone.
El Banco debe abrir sus instituciones y acoger los reclamos de las masas. Su enfoque ha demostrado ser más perjudicial que beneficioso, dijo la presidenta del Foro de Organizaciones No Gubernamentales de Namibia, Sandy Tjaronda.
El líder de la Coalición Social Watch de India, John Samuel, agregó que el vínculo entre el Banco y la sociedad civil se ha caracterizado por la desilusión y la frustración.
Las organizaciones no gubernamentales queremos saber quién determina los términos de relacionamiento entre el Banco Mundial, la sociedad civil y los gobiernos. La sociedad civil y el Banco Mundial deben percibirse como socios, pues ambos luchan contra la pobreza y por el desarrollo, dijo.
El vicepresidente del Banco, Ian Goldin, dijo ante la conferencia de Civicus que la institución trata de fortalecer su vínculo con la sociedad civil. Goldin afirmó que la globalización es el mejor camino hacia el desarrollo, pero sólo si es un proceso generalizado.
La globalización no puede beneficiar a muchos pobres que sufren el doble las barreras comerciales de los países ricos, que tienne políticas hipócritas, sostuvo el funcionario.