DESARME: Llamado urgente de religiosos y científicos

Una coalición internacional de líderes religiosos y científicos exigió a las potencias nucleares a comprometerse a no usar nunca sus arsenales y a reafirmar sus compromisos en materia de desarme total.

El llamado, al que adhirieron el Consejo Nacional de Iglesias (NCC) de Estados Unidos, la organización pacifista católica Pax Christi y otras organizaciones y personalidades, entre ellos cuatro premios Nobel, declara a las armas nucleares ”inherentemente inmorales”.

El documento emitido el lunes expresa particular preocupación por los planes de Washington de desarrollar una nueva generación de bombas atómicas.

”Aun las denominadas 'minibombas' (mini-nukes) y 'rompebúnkers' (bunker-busters) pueden tener efectos desastrosos. Amenazar con armas nucleares en nombre de la distensión es moralmente erróneo, pues personas inocentes son rehenes de objetivos políticos y militares”, agrega.

”¿Por qué continuamos construyendo armas que tienen la capacidad de destruirnos?”, preguntó el reverendo Robert Edgar, secretario general del NCC, que representa a 140.000 congregaciones protestantes estadounidenses.

El llamado responde a una ”sensación de real urgencia”, dados los planes del gobierno de George W. Bush de desarrollar nuevas armas, y a falta de una reducción sustancial de los arsenales de las potencias nucleares declaradas.

Más de una década después del fin de la guerra fría, Estados Unidos y Rusia mantienen, cada uno, aproximadamente 10.000 armas nucleares tácticas estratégicas, lo que suma 95 por ciento del arsenal mundial de este carácter.

China les sigue con 400, Francia con 350, Israel con 200, Gran Bretaña con 185, India con al menos 60 y Pakistán con hasta 48, según el Centro para la Información de Defensa con sede en Washington.

La estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) calculó que Corea del Norte posee dos desde hace varios años.

El Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) firmado en 1968 no solo impide a los países que no las poseen adquirirlas o desarrollarlas, sino que también obliga a aquellos que sí las tienen a acabar con sus arsenales, según el dictamen de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

En 2000, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), todos ellos poseedores de armas nucleares, ratificaron el fallo de la Corte Internacional de Justicia.

Pero Washington ha hecho gala de ambigüedad desde 2001, año en que Bush asumió el poder, especialmente por su oposición al Tratado para la Prohibición Completa de Pruebas Nucleares (TPC).

Mientras, Estados Unidos continúa desarrollando minibombas y rompebúnkers nucleares, armas que, según el gobierno, son más adecuadas para conflictos de pequeña escala o contra terroristas, y ocasionan menos daños por la potencia de las explosiones o por la radiación.

Esos programas contaron el año pasado con una dotación de 7,5 millones de dólares, a pesar de la oposición del Partido Demócrata.

Al mismo tiempo, Estados Unidos y 15 aliados suyos comenzaron a interceptar en alta mar buques sospechosos de contener material o tecnología nucleares fuera del marco de la ONU del TNP.

”Estados Unidos sigue un doble discurso”, escribió para el diario Los Angeles Times el representante de Malasia en la Agencia Internacional de Energía Atómica, Hussein Haniff.

Científicos y expertos en defensa firmantes de la declaración de este lunes afirman que la posesión y desarrollo de armas nucleares no tiene mayor sentido en una era en que existe gran disponibilidad de armas convencionales más precisas y pequeñas.

”Los líderes militares no le ven ninguna utilidad. Son los civiles quienes las quieren”, dijo el físico nuclear Iván Oerlich, de la Federación de Científicos Estadounidenses.

Cincuenta altos oficiales militares retirados de Estados Unidos, la disuelta Unión Soviética y Europa occidental, entre ellos el ex comandante de las fuerzas estratégicas de Washington, general George Lee Butler, se unieron hace ocho años para exigir la eliminación total de las armas nucleares.

Pero la declaración de este lunes tiene motivaciones morales, no estratégicas, según los firmantes, entre ellos Helen Caldicott, fundadora de Médicos por la Responsabilidad Social y el Instituto de Investigación en Políticas Nucleares, que ganaron en 1985 el premio Nobel de la Paz junto con la organización Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear.

”Mi pronóstico es que, si nada cambia y Bush es reelecto, no habrá vida en el planeta, o habrá muy poca, dentro de 10 o 20 años”, dijo Caldicott.

Entre los firmantes no estadounidenses del llamado figuran representantes de congregaciones religiosas y organizaciones civiles de Alemania, Austria, Australia, Bélgica, Congo, España, Filipinas, Gabón, Gales, Gran Bretaña, Haití, Italia, Holanda, Nigeria, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Suecia y Rusia.

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