DESARME: Activistas lamentan decisión de EEUU sobre minas

Organizaciones de la sociedad civil que luchan por la eliminación mundial de las minas antipersonales lamentan la decisión de Estados Unidos de no firmar el tratado internacional contra esas armas.

El rechazo de Washington a la Convención sobre la Prohibición, Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonales y sobre su Destrucción desalentará a otros países interesados en acabar con estos explosivos, según estos grupos.

Estados Unidos no produce minas terrestres desde 1997. Se calcula que estas armas han matado a entre 15.000 y 20.000 personas todos los años desde 1991.

Las organizaciones opuestas a las minas antipersonales, que tuvieron un papel clave para impulsar el tratado, esperaban que Washington lo firmaría para 2006.

Pero el gobierno del presidente George W. Bush anunció el viernes que no suscribirá la convención —ratificada por unos 150 países desde que se aprobó en 1997— y aclaró que se reserva su derecho a emplear en el futuro las llamadas minas ”inteligentes”.

Sin embargo, prometió aumentar 50 por ciento para 2005 el financiamiento de las campañas internacionales para la erradicación de minas antipersonales abandonadas.

El ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) había ordenado al Pentágono (Departamento de Defensa de rango ministerial) que desarrollara explosivos alternativos y que suspendiera por completo el uso de minas en la península de Corea para 2003. También prometió firmar el tratado en 2006.

Pero la política de Washington hacia las minas terrestres cambió desde que Bush llegó a la Casa Blanca en enero de 2001.

Las llamadas ”minas inteligentes” están programadas para autodestruirse después de cierto período, a diferencia de las convencionales, llamadas ”persistentes”.

Estados Unidos comenzará a destruir todas sus minas persistentes en 2006 con miras a eliminarlas por completo en 2010, pero mantendrá las minas ”inteligentes” en la península coreana, señaló Bloomsfield.

”Washington no tiene derecho a usar minas inteligentes donde quiera e indefinidamente”, sostuvo el director ejecutivo de la división de armas de la organización internacional Human Rights Watch, Stephen Goose.

”Las llamadas minas inteligentes no son seguras. Suponen un gran peligro para los civiles”, añadió.

”Estados Unidos está solo en esta postura de que puede haber una solución tecnológica al problema de las minas terrestres en el mundo”, subrayó.

Las minas inteligentes son particularmente peligrosas por muchas razones, en especial porque la autodestrucción puede fallar y porque son más difíciles de ubicar, dijo a IPS la coordinadora de la Campaña de Estados Unidos para Prohibir las Minas Antipersonales, Gina Coplon.

”Otro problema es que estas minas no son tan inteligentes como para reconocer la diferencia entre un soldado y un niño”, añadió.

Coplon dijo tener información de que, si bien Estados Unidos no ha instalado minas antipersonales desde 1991, ”llevó cientos de miles de ellas a la región del Golfo hace un año y medio para su posible uso”.

”Estamos muy contentos de que no las hayan usado hasta ahora, pero, luego de este anuncio, estamos también muy preocupados de que las puedan utilizar en el futuro”, añadió.

El anuncio fue un golpe, porque hasta ahora ”muchos de nosotros pensamos que Estados Unidos estaba haciendo todo bien” en relación a las minas, dijo la activista Mary Wareham, de Human Rights Watch.

Ahora ”van a mantener las minas terrestres en forma indefinida, en vez de trabajar por su eliminación”, agregó.

Wareham dijo que Washington sienta un mal precedente para los países que todavía no han firmado el tratado.

”Muchos países pueden decir que si la potencia militar mundial se reserva el derecho a usar esta arma, entonces ellos también pueden hacerlo”, señaló, por su parte, Coplon.

En septiembre, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Terrestres había aplaudido el hecho de que en 2002 hubo un descenso de la cantidad de países que usaban estos explosivos, y que 12 estados más firmaron el tratado.

Sólo los gobiernos de Birmania y Rusia continúan instalando minas antipersonales en forma sistemática, e incluso los grupos rebeldes en todo el mundo las están abandonando.

La activista estadounidense Jody Williams, fundadora de la Campaña y ganadora en 1997 del premio Nobel de la Paz por su trabajo al frente de esa coalición de más de 1.400 organizaciones no gubernamentales, esperaba que Washington suscribiera la convención.

La decisión de Estados Unidos anunciada el viernes es ”otra muestra de que el gobierno de Bush desdeña por completo la ley internacional”, dijo Williams.

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