El retroceso que dio el presidente de Bolivia Carlos Mesa el viernes al cambiar la propuesta de impuesto complementario a bienes inmuebles provocó rechazos. El Movimiento Al Socialismo (MAS) y Nueva Fuerza Republicana (NFR) se opusieron al cobro de nuevos impuestos y exigieron que sean las empresas petroleras las que asuman el reto de reducir el déficit fiscal. Según el proyecto enviado por el gobierno al parlamento, estarán gravados los inmuebles cuyo valor supere los 50.000 dólares.