CINE-EEUU: Mel Gibson divide a neoconservadores

La polémica película ”La pasión de Cristo”, de Mel Gibson, dejó en evidencia grietas en las filas neoconservadoras de Estados Unidos, ahora divididas entre aquellos que la aplauden y los que la acusan de antisemita.

Mientras la película mantiene su arrollador éxito de taquilla, con 200 millones de dólares recaudados en menos de dos semanas, el debate sobre su supuesta visión antisemita al narrar las 12 horas previas a la crucifixión de Jesucristo, su tortura y muerte, provoca roces entre la comunidad judía y la derecha cristiana estadounidense, aliadas históricas.

La fracción llamada neoconservadora del gobernante Partido Republicano, pequeña pero muy influyente, tiene su origen histórico en un grupo mayoritariamente judío que se apartó del Partido Demócrata, y mantiene estrechos vínculos con el derechista y gobernante partido Likud de Israel.

La película de Gibson, actor, director y productor nacido en Estados Unidos pero por años radicado en Australia, y ganador de un Oscar como mejor director en 1996, fue calificada de ”libelo sangriento” contra el pueblo judío por Charles Krauthammer, columnista del periódico The Washington Post.

Krauthammer señaló que la película contradice la doctrina oficial de la Iglesia Católica de que los judíos no deben ser considerados responsables de la crucifixión de Cristo, y afirmó que la obra constituye un ”singular acto de agresión interreligiosa”.

Gibson ”abiertamente rechaza las enseñanzas del Concilio Vaticano II (1962-1965) y apela a cada técnica posible de exageración cinematográfica para presentarnos la versión de los judíos perversos que predominaba antes de ese concilio”, opinó.

El filme, hablado en arameo y latín, ”presenta a los judíos, en especial de mano del sumo sacerdote, Caifás, como el pueblo de Satanás”, añadió.

”Sin ninguna duda es una película antisemita. Lo que más me impacta de Gibson es cómo ilustró todos los estereotipos que hay sobre el aspecto y las acciones de los judíos. Son imágenes antisemitas clásicas”, opinó por su parte el crítico Leon Wieseltier, del diario conservador The New Republic.

Los ataques de Krauthammer y de Wieseltie fueron una reacción no sólo al lanzamiento de la película, sino también a las opiniones de algunos de sus compañeros neoconservadores que la alabaron.

Por ejemplo, la revista mensual American Enterprise, del derechista Instituto Estadounidense de la Empresa, publicó dos elogiosas reseñas de la película.

Una de ellas fue escrita por el judío ortodoxo Michael Medved, quien admitió que ”La pasión de Cristo” es ”una película difícil de ver para cualquier judío comprometido”, pero aseguró que el director ”intencionalmente evita todo estereotipo provocativo”.

”El sumo sacerdote y sus seguidores dan la impresión de ser despiadados, arrogantes y sedientos de sangre, pero parecen estar motivados más por su propia inseguridad humana que por una maldición étnica o corrupción religosa”, sostuvo Medved en su artículo titulado ”La crucifixión de Mel Gibson”, en el que atacó a organizaciones judías por haber criticado la película antes de su lanzamiento.

”Es la película más poderosa que he visto”, dijo por su parte Michael Novak, un neoconservador católico del Instituto.

Novak sostuvo que el filme de Gibson es consistente con las enseñanzas del Concilio Vaticano II, porque ”suaviza los elementos relativos a los judíos que están en los Evangelios y pone énfasis más bien en (la responsabilidad de) los romanos”.

El debate sobre si la película es antisemita no es trivial para los neoconservadores de Estados Unidos, donde el ”factor judío” es trascendental, como afirmó Mark Gerson en su libro ”The Neo-Conservative Vision” (”La visión neoconservadora”), que analiza la estrecha amistad entre judíos y cristianos de derecha en ese país.

Muchos neoconservadores, como Novak, al parecer ignoran que Gibson es un católico tradicionalista, opuesto a las reformas del Concilio Vaticano II, y que la película refleja esa postura.

Lo que añadió más confusión fue el hecho que de Gibson promovió su filme con la ayuda de muchas iglesias evangélicas y líderes de la derecha cristiana protestante, como Jerry Falwell y Pat Robertson.

Por otra parte, algunas reseñas sobre la película hechas por neconservadores parecen sugerir un proceso de revisión en filas de su fracción.

La crítica de cine Gertude Himmelfarb publicó una a reseña en el semanario Post en la que no acusó abiertamente a Gibson de antisemita, pero propuso un ”experimento” para ver la película desde otra perspectiva.

”¿Cómo nos sentiríamos si un productor de Hollywood (donde hay muchos judíos) hiciera una película tan polémica como la de Gibson, dramatizando otro hecho histórico, como un famoso auto de fe en la España de 1481, en el que seis hombres y seis mujeres judías convertidas al catolicismo fueron torturados y quemados vivos ante la mirada de obispos finamente vestidos?”, preguntó.

”Una película así, en la línea de Gibson, podría mostrar toda suerte de aparatos de tortura y escenas de sadismo y malicia como él lo hizo”, añadió.

Himmelfarb sugirió que ”otra posibilidad podría ser que un director musulmán hiciera una película sobre la primera cruzada católica (1095-1101) y detallara la espectacular masacre de residentes musulmanes en Jerusalén”..

”Algunos de nosotros, en los últimos tiempos, hemos respetado e incluso loado el entusiasmo religioso, pero no debemos hacerlo si toma esta forma, explotando la violencia, la ferocidad y el sadismo por la causa de la religión”, señaló.

Pero otros neoconservadores, incluyendo a Medved, aún insisten en que los judíos no deben atacar la película como antisemita porque eso pone en riesgo la amistad con la derecha cristiana, aliada necesaria para enfrentar a enemigos más peligrosos.

El columnista Mark Steyn escribió el lunes en el periódico The Washington Times que recientes ataques antisemitas en Europa ”deben recordarle a los judíos cuáles son las verdaderas fuentes del odio más antiguo del mundo”.

”No es sólo el mundo islámico, donde hablar de matar judíos es algo común, sino también los más radicales de la moderna y laica Europa. Si los grupos judíos piensan que la película de Gibson y los cristianos evangélicos son el problema, están buscando peleas donde no las necesitan”, afirmó.

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