Un controvertido informe del Pentágono sobre el riesgo inminente de una catástrofe mundial causada por el cambio climático tiene bases sólidas, aseguran especialistas entrevistados por Tierramérica.
El estudio del Pentágono (Departamento de Defensa estadounidense), divulgado en enero en la revista de negocios estadounidense Fortune, provocó revuelo al concluir que un abrupto cambio climático representaría un peligro mucho mayor que el terrorismo.
Titulado La hipótesis de un abrupto cambio de clima y sus consecuencias para la seguridad nacional de Estados Unidos, el informe asegura que la gran corriente de agua cálida llamada cinta transportadora del océano Atlántico, que fluye de sur a norte, podría comenzar a desacelerarse en 2010, causando drásticas variaciones climáticas en la costa este estadounidense y en el noroeste de Europa.
Si eso ocurriera, indica el estudio, el clima de Gran Bretaña y del norte de Europa se parecería al de la gélida región rusa de Siberia, con un promedio anual de lluvias cerca de 30 por ciento menor.
Los actuales niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son los más altos en mucho tiempo, y eso hace más probable un abrupto cambio del clima, como otros que han ocurrido en el pasado, dijo a Tierramérica el geofísico estadounidense Richard Alley.
Alley, de la estatal Universidad de Pennsylvania, presidió en 2001 una prestigiosa comisión investigadora de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos sobre la posibilidad de un abrupto cambio climático.
Esa comisión rechazó la noción de que el cambio climático se produce en forma gradual, durante periodos de 50 o 100 años, y reunió evidencia histórica sobre dramáticas alteraciones ocurridas en grandes regiones en pocos años.
La misma posición fue sostenida por el jefe de los asesores científicos del gobierno británico, David King, quien criticó a las autoridades estadounidenses por no afrontar el desafío del recalentamiento del planeta, en una entrevista publicada el mes pasado por la publicación especializada Science.
El informe del Pentágono, redactado por consultores con base en entrevistas a científicos, predice que violentas tormentas podrían volver inhabitable gran parte de Holanda y que, en 2020, el promedio anual de temperatura en Europa sería 3,5 grados menor que el actual.
Pronostica además descensos de unos 2,8 grados del promedio de temperatura en Asia y América del Norte, y aumentos de unos 2,2 grados en América del Sur, África austral y Australia.
Y señala que grandes sequías y aumentos del nivel del mar forzarían a migrar a unos 400 millones de personas y que tanto Europa como Estados Unidos deberían convertirse en fortalezas para evitar el ingreso de esas personas. Todo eso crearía condiciones para numerosos conflictos armados, advierte el estudio.
Los autores del documento fueron Doug Randall, de la firma especializada en tendencias de negocios Global Business Network, con sede en el sudoccidental estado estadounidense de California, y Peter Schwartz, quien fue consultor de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) y director de planeamiento de la petrolera Royal Dutch/Shell.
Ambos afirmaron que las enormes implicaciones del cambio climático los sorprendieron.
Es importante que en los centros de decisión política se den cuenta de lo que puede ocurrir, pues hay evidencia de que la cinta transportadora ya es afectada por el cambio climático, dijo Alley.
Los aguas tropicales son mucho más saladas que hace 40 años, y las polares menos saladas, debido al aumento general de temperatura que incrementa la evaporación en zonas cálidas y el derretimiento de hielos, explicó a Tierramérica Raymond Schmitt, de la Institución Oceanográfica Woods Hole, del nororiental estado estadounidense de Massachussets.
El gran flujo de agua dulce desde el área polar septentrional hacia el Atlántico norte puede conducir a desacelerar la cinta transportadora, y es mucho lo que estaría en juego si eso ocurre, apuntó.
En las últimas décadas, los científicos han estudiado el clima en forma retrospectiva, a partir de núcleos de grandes hielos antárticos, profundos sedimentos marinos en las costas venezolanas y muchas otras fuentes, con resultados sorprendentes.
Según esos estudios, hace 1.300 años un abrupto cambio climático llamado Joven Dryas restauró climas propios de la Edad del Hielo en zonas cálidas de Europa, debido a una desaceleración de la cinta transportadora, que probablemente invirtió su dirección.
La palabra Dryas se deriva de la Dryas octopelata, planta típica de la tundra, que reapareció en las tierras meridionales de Europa cuando descendió su temperatura.
El clima también puede cambiar en forma abrupta en regiones propensas a la sequía como el Sahel africano (límite sur del desierto del Sahara) y el centro de América del Norte, señaló Alley.
Cuando se intensifican las tendencias al cambio climático, lo seco se hace más seco, y lo húmedo más húmedo, y ya estamos viendo eso, adujo.
El derretimiento de hielos antárticos también puede alcanzar un umbral que precipite aumentos del nivel del mar de hasta cinco metros, afirmó el especialista.
El ciclo de corrientes oceánicas El Niño-La Niña, la mayor fuerza determinante del clima después de la rotación de la Tierra alrededor del Sol, también puede interrumpirse durante años, advirtió. (