AGRICULTURA: En busca del arroz perfecto

La producción de arroz, principal alimento de la mitad de la población mundial, deberá acompasarse con la creciente demanda, y, según científicos, la biotecnología será indispensable para alcanzar ese objetivo.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró 2004 ”Año Internacional del Arroz”, con la esperanza de alentar la investigación y la productividad de un producto básico cuya importancia cultural y económica aumenta sin cesar.

Hasta 1960, la producción aumentaba cuatro por ciento cada año, pero ese ritmo se estancó hasta el actual uno por ciento, según cálculos de la propia ONU.

Científicos de todo el mundo se reunieron en Roma el mes pasado con el fin de considerar medidas para cubrir la brecha de 40 por ciento que habrá en 2025 entre la producción y la demanda.

Y otra preocupación fue cómo hacerlo con menos tierra, menos agua, menos mano de obra y menos productos químicos.

Si no se logra ese objetivo, agricultores desesperados se verán obligados a establecer su cultivos en áreas de frágil biodiversidad como laderas y humedales, con graves consecuencias para la vida silvestre, las corrientes de agua y el ambiente en general.

Muchas esperanzas están cifradas en avances como la decodificación del genoma del arroz, anunciado de forma simultánea e independiente en enero de 2002 por la corporación agrícola suiza Syngenta y un equipo del Instituto del Genoma de Beijing.

Tras revelar la secuencia del ADN de todos los genes del arroz, la ciencia se concentra ahora en ”marcar” los rasgos que cada gen expresa en la planta, como la consistencia o el aroma del grano.

”La próxima idea es identificar genes, sus características y sus roles físicos, para mejorar el arroz y otros cereales. Tomará tiempo, porque el crecimiento de las plantas insume tiempo”, dijo a IPS el experto Takuji Sasaki, del Instituto Nacional de Ciencias Agrobiológicas de Japón.

Faltan años para que se perciban muchos de los beneficios, pero ya hay avances. En India, por ejemplo, se desarrolló mediante ingeniería genética una variedad de arroz samba masuri resistente a bacterias que destruyen 15 por ciento de las cosechas de ese país todos los años.

Usar los conocimientos sobre el genoma del arroz aceleró el desarrollo de variedades resistentes a pestes. Ahora, eso puede lograrse en tres años, cuando antes ese proceso insumía hasta seis.

Entre los avances científicos figuran la invención de variedades enriquecidas con vitaminas y minerales, otras que crecen con menos agua o en suelos salinos o híbridos de alto rendimiento.

En estos progresos ha sido clave el Instituto Internacional de Investigación Arrocera (IRRI), con sede en Filipinas, que pone su banco de genes de más de 100.000 variedades del cereal gratuitamente a disposición de los investigadores a condición de que no patenten sus invenciones.

”En el IRRI usamos el genoma para identificar los genes que puedan reforzar la resistencia a las enfermedades, la tolerancia al sumergimiento, a las sequías y a la deficiencia de fósforo del suelo y que eleven el contenido de micronutrientes”, dijo a IPS el director de actividades genómicas del instituto, Hei Leung.

El desarrollo de nuevas variedades de arroz a través de la biotecnología elevará la temperatura del altamente polarizado debate sobre los productos transgénicos.

La variedad Golden Rice, enriquecida con vitamina A para combatir la ceguera en el mundo pobre, fue aplaudida como alimento milagroso cuando se anunció su invención en 1999. Pero expertos ambientalistas se apresuraron a cuestionar su poder nutritivo y su seguridad sanitaria.

IRRI, otrora defensor del Golden Rice, anunció que abrirá un periodo de prueba para analizar las incertidumbres en torno de esta variedad, que van del rendimiento y la resistencia a pestes al sabor. Pasarán entre cuatro y seis años antes de que este arroz pueda comercializarse.

”A menos que se acepte el ingreso de transgénicos en la cadena alimentaria, el beneficio pleno de esos avances no llegará a los productores comunes ni reducirán el hambre”, dijo N. M. Upadhyaya, del Grupo de Genómica Funcional del Arroz de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Comunidad Británica de Naciones, con sede en Australia.

Pero eso no quiere decir que haber descifrado el genoma del arroz haya sido inútil. Upadhyaya afirmó que estos progresos pueden aprovecharse en el desarrollo de nuevas variedades mediante, pero utilizando otras técnicas que no incluyan la manipulación genética.

En efecto, la identificación de los genes asociados a determinadas características podría mejorar las técnicas de selección y multiplicación de semilla.

La organización Greenpeace Internacional considera que los transgénicos no son necesarios en la cadena alimentaria, pero no descarta la utilización de avances en investigación genética para mejorar el rendimiento de las cosechas.

”No nos oponemos a la investigación biotecnológica, y, por cierto, tampoco a avances como los procedimientos moleculares de selección y multiplicación (de semillas), que apelan a conocimientos genómicos sin recurrir a la ingeniería genética”, sostuvo el director de la unidad política y empresarial de Greenpeace, Steve Sawyer.

Los datos obtenidos de la investigación del arroz son un modelo útil para el desarrollo de cereales también importantes como el maíz, el trigo, el sorgo y cebada, pues todos estos vegetales son genéticamente similares.

Por otra parte, el genoma del arroz es más breve —el del maíz es seis veces más extenso y el del trigo, 37 veces—, y, por lo tanto, más sencillo de analizar.

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