VENEZUELA: Vírgenes en la carretera

Catorce esculturas de vírgenes y santos de la Iglesia Católica serán expuestas de manera permanente en las autopistas del noroccidental estado venezolano de Yaracuy, que estrenará así el primer museo vial religioso del país, y retomará una iniciativa de arte en la carretera lanzada hace más de 20 años.

Por iniciativa de las autoridades de Yaracuy, ubicado unos 250 kilómetros al oeste de Caracas, se expondrán en cada capital de municipio esculturas realizadas por artistas de ese estado agrícola, entre ellos José Luis Díaz y Wilker Ríos, Milagros Lugo, Mireya Camacho y Felipe Guevara.

Las piezas, de seis metros de altura y sobre pedestales de dos metros, representan a San Miguel Arcángel, la Santísima Trinidad, la Virgen de Coromoto y la Virgen del Rosario, entre otras figuras del culto católico. También habrá una estatua de la Madre Teresa de Calcuta, que fundó su primera misión fuera de India en el pueblo yaracuyano de Cocorote.

La idea del museo religioso vial es ”vincular la religiosidad y la cultura con el paisajismo, para que propios y visitantes circulen por vías agradables, al tiempo que se realza el talento de los artistas plásticos yaracuyanos y se ofrenda un tributo a la religiosidad de los pueblos”, explicó a IPS Abelardo Oropeza, responsable del proyecto.

La iniciativa de crear museos viales surgió al sudeste de Venezuela en 1982, en los 120 kilómetros de carretera entre las ciudades de El Tigre y Soledad, a orillas del río Orinoco, donde se instalaron 30 vallas artísticas, algunas de ellas con obras que instaban a reflexionar sobre lo que ocurre en una autopista.

Ese proyecto, dirigido por el artista plástico venezolano Rafael Bogarín, buscaba, entre otras cosas, mantener alertas a los automovilistas, en una carretera recta y muy extensa en la que se producían muchos accidentes, debido a que conductores se quedaban dormidos al volante.

Dos años más tarde, la experiencia se trasladó a la carretera binacional entre Cúcuta, al noreste de Colombia, y San Antonio del Táchira, al sudoeste de Venezuela.

En esa galería, bautizada ”Museo vial para la paz”, se expusieron 20 vallas de artistas colombianos y venezolanos, entre ellos Bogarín, Omar Rayo, Eduardo Ramírez Villamizar y Alirio Palacios.

El museo de la carretera binacional se creó en un momento en que había fuertes tensiones entre los dos países por problemas fronterizos, y sirvió como forma de acercamiento entre sus poblaciones.

Del lado venezolano había 10 obras de artistas colombianos, y del colombiano otras tantas de creadores venezolanos.

Al paso del tiempo, la intemperie y el vandalismo dañaron la mayoría de las vallas.

Luego, la idea se trasladó al oeste de Colombia, donde se crearon dos museos viales : uno en la carretera entre Roldanillo a Zarzal, en el departamento de Valle del Cauca, y otro en el departamento de Caldas. También a Brasil, en la vía entre Río de Janeiro y Sao Paulo, y a Ecuador, sobre la línea equinoccial.

”La iniciativa retoma el ideal de que el museo salga a la calle, al encuentro con la gente, en vez de esperar a que el público visite el museo. Pero se trata de una idea romántica que en Venezuela ha enfrentado diversos problemas, especialmente el vandalismo”, explicó a IPS María Elena Ramos, ex directora del Museo de Bellas Artes.

La especialista señaló que las carreteras son los espacios más alejados del control, y refirió que muchas de las obras que fueron expuestas en los museos viales venezolanos resultaron destruidas, como por ejemplo ”Gran ojo”, del guatemalteco Rodolfo Abularach, en la vía a Soledad, ”que era usado para practicar tiro al blanco”.

Sin embargo, Ramos reivindicó el arte para carreteras, y destacó que plantea un desafío nuevo para los autores, ”el de cómo se aprecian las obras desde el movimiento”.

”Hay que impactar gruesamente, porque el automovilista no puede detenerse a apreciar los detalles de las piezas, y a la vez reflejar una fineza desde el punto de vista espiritual”, opinó.

El crítico de arte Guillermo Barrios también elogió la iniciativa, que en su opinión ”anima la vía en un país de fuerte cultura automovilística” (en Venezuela ruedan 2,5 millones de automotores), y que se ha expresado en las ciudades con la intervención cromática en muros que bordean las principales avenidas, de artistas como Carlos Cruz Diez y Pedro León Zapata.

”Pero los museos viales hasta ahora no han probado ser efectivos. Requerirían de un sistema de actualización permanente y de mantenimiento. En el caso de los promovidos por Bogarín, el deterioro se manifestó muy pronto”, indicó Barrios a IPS.

En Yaracuy, cuyo gobernador Eduardo Lapi es un católico practicante, la galería de estatuas de vírgenes y santos engarza con iniciativas turísticas privadas como la reciente creación de un jardín botánico y la restauración de una misión que data del siglo XVIII. (

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