PALESTINA: Resignados a su suerte

Frente al asentamiento judío de Neve Dekalim, en el sur de la franja de Gaza, un grupo de palestinos espera bajo un improvisado refugio metálico cerca de un puesto de control israelí para volver a su aldea.

La colonia judía de Gush Katif, de la que Neve Dekalim forma parte, separó la aldea palestina de Al-Mawasi de la ciudad de Khan Younis, de 170.000 habitantes, y del resto del territorio bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Algunos están esperando desde hace una hora, pero permanecen en calma. Ninguno cree que las cosas cambien para mejor, incluso después de la promesa del primer ministro de Israel, Ariel Sharon, de que evacuaría 17 de los 21 asentamientos judíos en Gaza y una pequeña parte de los de Cisjordania.

Las sospechas de los palestinos parecieron confirmarse el martes 17, cuando una comisión parlamentaria de Israel aprobó un presupuesto de más de 22 millones para la construcción de nuevos asentamientos judíos en territorio palestino.

La medida, adoptada sólo dos semanas después del anuncio de Sharon, enfureció tanto a líderes palestinos como a la oposición israelí, que pretendía asignar los fondos a servicios sociales.

Según la ”hoja de ruta”, el plan de paz para Medio Oriente diseñado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas, Israel debe detener la construcción de asentamientos judíos en las zonas ocupadas desde la guerra de los Seis Días, en 1967.

”Por supuesto que nuestras vidas mejorarían si las colonias desaparecieran”, declaró Abu Haitham, un padre de cinco niños que está desempleado. De cuclillas mientras esperaba un autobús, habló sobre las restricciones al movimiento de las personas, los toques de queda y los tiroteos.

Al-Mawasi es un microcosmos de las dificultades que los asentamientos judíos causan a la población palestina.

La aldea de pescadores, con unos pocos cientos de habitantes, permaneció bajo control israelí después que el ejército se retiró de la mayor parte de la franja de Gaza en 1994, en virtud de los acuerdos de paz de Oslo.

Al-Mawasi está en medio de asentamientos judíos, que según los acuerdos permanecerán donde están hasta que se determine su destino en un tratado de paz definitivo.

Pero en septiembre de 2000 estalló la intifada, y el acceso a Al Mawasi fue severamente limitado.

ôNo creo que Sharon haga alguna vez lo que anunció. Sólo miren lo que hicieron hace unos días. ¿Eso eso lo que haría alguien que quiere vivir en paz?”, preguntó Abu Haitham, en referencia a la incursión israelí del día 11 en ciudad de Gaza y Rafah, sobre la frontera con Egipto.

Israel sostiene que la acción estuvo dirigida contra extremistas que arrojaban granadas con morteros contra asentamientos judíos y localidades israelíes. Doce palestinos murieron en los combates.

En Rafah, murieron otros dos en lo que el ejército israelí llamó una operación de búsqueda de túneles bajo la frontera.

Esos operativos no son nuevos, pero tras el anuncio de Sharon, asumen una dimensión diferente.

Muchos en Gaza consideran que las incursiones son una prueba más de que el anuncio del primer ministro israelí no es sincero, mientras otros las ven como un alarde de fuerza del ejército israelí para demostrar que tendrá el control aun después de una eventual retirada.

Unos 7.500 colonos israelíes viven en Gaza en medio de 1,4 millones de palestinos. Las colonias abarcan 30 por ciento del territorio ocupado, incluidas algunas de las mejores tierras y gran parte de los preciosos recursos hídricos.

Gush Katif es el mayor bloque de asentamientos, cercano a Khan Younis.

La mayoría de los barrios palestinos que rodean a los asentamientos llevan las cicatrices de una guerra constante, igual que Al Mawasi.

En el área de Namsai, con vista a Neve Dekalim, casi todos los edificios situados al límite del territorio bajo control palestino tienen numerosos agujeros; algunos grandes, de obuses, y otros pequeños, de balas y metralla.

”Casi todos los días hay tiros desde los asentamientos”, afirmó Adnan Wadi, que vive con su esposa y cinco hijos en uno de esos edificios. Wadi perdió su casa en el barrio Delta de Khan Younis en los combates de 2002, y no tiene otro lugar adónde ir.

”Cuando comienzan los tiroteos, casi siempre de noche, nos sentamos todos en una habitación. No hay otra cosa que podamos hacer”, dijo.

Al principio, Wadi dijo que los disparos desde los asentamientos no respondían a una provocación, pero luego admitió que los palestinos disparan contra las colonias judías desde detrás del muro del cementerio musulmán que queda entre Namsai y Neve Dekalim.

En el cementerio, un líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) que dijo llamarse Abu Mohammed mostró el lugar desde donde se lanzan bombas con morteros. Los asentamientos son ”objetivos legítimos”, dijo.

Abu Mohammed y su asistente Abu Jeryes consideran que las colonias judías son bases militares de Israel en territorio palestino. Abu Jeryes señaló que los israelíes las usan para lanzar incursiones, para disparar contra los palestinos, como centros de inteligencia y para restringir el movimiento de personas dentro de la franja de Gaza.

El desmantelamiento de las colonias sería una gran victoria para la resistencia palestina, dijeron. Los dos miembros del FPLP parecen ser de los pocos en Gaza que creen que Sharon puede cumplir sus planes de evacuar los asentamientos.

”Sharon se siente presionado por el alto costo de los asentamientos debido a la resistencia. Cuesta mucho custodiar esas colonias, y nosotros también provocamos muchas bajas humanas”, declaró Abu Jeryes.

Los líderes del FPLP mantienen contacto con otros grupos radicales palestinos, bajo el paraguas de los Comités de Resistencia Popular.

Esos grupos no tienen planes de deponer sus armas, aun después de una retirada completa de Israel de la franja de Gaza. Al igual que Hamas y Jihad Islámica, el FPLP lucha por recuperar la totalidad del territorio histórico de Palestina, incluido el actual Israel.

”Si (los israelíes) se van, los seguiremos. Los perseguiremos y los encontraremos dondequiera que estén”, prometió Abu Jeryes.

Tales amenazas no complacen a la ANP ni al movimiento Fatah, del presidente Yasser Arafat, que debe controlar el orden en la franja de Gaza. Fatah ha declarado que mantendrá la paz tras el repliegue de Israel.

Zakaria Al-Agha, un líder de Fatah en Gaza, no cree que los israelíes se vayan. ”Pero si lo hacen, reprimiremos a quienes quieran pelear”, dijo.

”Actualmente no podemos mover nuestras fuerzas libremente por la franja, y si actuamos, nos consideran colaboradores de los israelíes. Pero una vez que se vayan, estará claro que sólo actuaremos para proteger la seguridad de nuestro propio pueblo, no de los colonos”, manifestó. (

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