Las políticas represivas de Israel en Gaza y Cisjordania tienen un efecto devastador sobre las mujeres y los niños palestinos, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un nuevo estudio.
Sólo el fin de la ocupación de los territorios palestinos por Israel puede revertir esa tendencia, afirmaron expertos entrevistados por IPS.
La capacidad de las mujeres palestinas para hacer frente a las dificultades ha disminuido, y el número de mujeres dependientes de la ayuda de emergencia, en particular de la asistencia alimentaria, ha aumentado, dice el informe.
Las palestinas no sólo padecen más violencia desde el comienzo de la segunda intifada (insurrección palestina contra la ocupación israelí), en septiembre de 2000, sino que sus responsabilidades en el hogar son mayores debido a la muerte, la prisión o el desempleo de sus esposos.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) citados en el estudio, 38 por ciento de las madres palestinas se han quejado del aumento de las dificultades para acceder a servicios de salud, y 65 por ciento declararon que la calidad de su alimentación se había deteriorado.
Las restricciones del movimiento físico de los palestinos por el ejército israelí han aumentado notablemente el número de nacimientos en ambulancias y en el hogar, lo que ha causado complicaciones, dice el estudio, que se presentará en una reunión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de la Mujer a realizarse del 1 al 12 de marzo.
Según el Ministerio de Salud de la Autoridad Nacional Palestina, las demoras en los puestos militares de control fronterizo provocaron que 46 mujeres dieran a luz mientras aguardaban el permiso para pasar.
Como resultado de este tipo de situaciones, 24 mujeres y 27 recién nacidos fallecieron desde junio de 2003.
El sufrimiento de las mujeres palestinas pasa casi inadvertido para los medios de prensa internacionales, que sólo se concentran en la violencia en esos territorios, señaló John Quigley, profesor de derecho de la Universidad Estadual de Ohio, en declaraciones a IPS.
El uso de la fuerza armada siempre llama la atención de los medios, pero lo que no recibe atención son las condiciones de vida resultantes de las políticas israelíes en Gaza y Cisjordania, añadió el autor de Genocidio en Camboya, Palestina e Israel.
Los palestinos, y en especial las mujeres palestinas, sufren dificultades cotidianas desde la invasión israelí en los años 60, pero en los últimos dos años esos problemas se agravaron.
Las políticas de Israel en Gaza y Cisjordania durante todo el período de la ocupación provocaron una ola de emigracióin, dado que los palestinos no pueden sustentarse, ejercer sus profesiones ni llevar una vida normal, sostuvo Quigley.
La construcción por Israel de un polémico muro que se adentra en Cisjordania, descripto por el gobierno israelí como una barrera de seguridad para evitar atentados suicidas, ha implicado la demolición de numerosas casas palestinas y la confiscación de 1.150 hectáreas de tierras agrícolas.
Pese a fuertes protestas de los palestinos y de la Unión Europea, el gobierno israelí se niega a suspender el proyecto.
La Asamblea General de la ONU resolvió en diciembre procurar la opinión de la Corte Internacional de Justicia acerca de la legalidad del muro de seguridad. El tribunal realizará una audiencia pública el día 23, en su sede de La Haya.
Desde septiembre de 2000, han muerto más de 2.600 palestinos y 825 israelíes a causa de la violencia. A la represión y los asesinatos selectivos de líderes de grupos armados palestinos, éstos respondieron con atentados suicidas contra objetivos israelíes.
Los gobiernos extranjeros deben presionar a Israel, exhortó Quigley. En particular, señaló, la Unión Europea está en buena posición para estimular cambios en las políticas de Israel, porque ese país depende de los mercados europeos para vender sus productos.
Mientras, la ONU puede usar su autoridad moral y movilizar acciones colectivas de sus estados miembros. Estados Unidos también está en posición de presionar, por la ayuda financiera que brinda a Israel, agregó.
Israel recibe de Estados Unidos más de 3.000 millones de dólares el año, lo que lo convierte en el mayor receptor de ayuda financiera estadounidense.
Mientras, la economía palestina continúa deteriorándose. El número de pobres se triplicó entre septiembre de 2000 y marzo de 2003 al pasar de 637.000 a casi dos millones, y más de 50 por ciento de la población activa está desempleada, según el Banco Mundial.
Las mujeres y los niños soportan una carga especialmente pesada y persistente a causa de la ocupación militar, subraya el estudio de la ONU.
Este tipo de estudios puede ayudar a la comprensión internacional del problema, pero no lo resolverá, señaló Catherine Cook, analista y coordinadora de prensa del Proyecto de Investigación e Información sobre Medio Oriente (MERIP), quien residió en la ciudad palestina de Ramalá entre 1999 y 2002, y es autora de A Road Map to the Oslo Cul-de-Sac (Un mapa de rutas hacia el callejón sin salida de Oslo).
La situación de los palestinos sólo mejorará cuando se ponga fin a las políticas que generaron esas horrendas condiciones, y eso significa el fin de la ocupación israelí, dijo Cook a IPS.
La comunidad internacional debe presionar a Israel para que cumpla las obligaciones que le impone el derecho internacional, exhortó. Varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU obligan a Israel a retirarse de todos los territorios que ocupó en la Guerra de los Seis Días, en 1967.
La sociedad civil internacional ignora los crímenes cometidos contra mujeres palestinas y otros civiles, lamentó Naseer Aruri, profesor emérito de ciencia política de la Universidad de Massachusetts y autor del libro La obstrucción de la paz: Estados Unidos, Israel y los palestinos.
Israel sigue perpetrando esos crímenes al amparo de un escudo protector del gobierno de George W. Bush, pese a que éste tiene la responsabilidad legal y moral de ofrecer protección internacional a los ocupados, y no a los ocupadores, dijo.
Los actos de Israel dirigidos a destruir a la sociedad palestina sólo pueden ser frenados por un papel más fuerte de la ONU en el llamado proceso de paz de Medio Oriente, declaró Aruri a IPS.
Sin embargo, advirtió, mientras Estados Unidos siga siendo el mediador de paz a su propio estilo y a la vez el banquero, el respaldo diplomático y el proveedor de armas de Israel, no habrá paz ni seguridad para los civiles palestinos inocentes.