La música coral tradicional etíope puede resultar extraña a un oído poco entrenado. La cantante Susheela Raman la aprecia de un modo diferente: las melodías le recuerdan los sonidos del sur de India.
Cuando por primera vez tuve contacto con la música de Etiopía hace pocos años en realidad me di cuenta de algo muy inusual, algo familiar pero a la vez diferente, dijo la cantante de origen tamil, nacida en Gran Bretaña pero que vivió gran parte de su vida en Australia.
En cierta medida sentí que tenía una afinidad. Había cierta conexión y podía ver muchos vínculos con la música india, dijo a IPS.
Raman se refería a ciertos vínculos entre la música etíope y la india, que se remonta al siglo sexto, cuando el Islam se expandió a Asia meridional.
Los nuevos gobernantes musulmanes de India trajeron esclavos desde Africa. Según Ronald Segal, autor del libro Islam's Black Slaves (Los esclavos negros del Islam), los etíopes fueron la mayoría.
Uno de los más famosos esclavos etíopes del siglo VI fue Ambar, quien se convirtió en un comandante militar legendario y administrador del sultanato de Ahmadnagar, en el sur de India.
Según Segal, Ambar también se destacó como promotor de las artes y la cultura, y en tal sentido logró el traslado de poetas y músicos africanos, árabes, persas e indúes a Kirkee, la capital del sultanato.
Raman estuvo hace poco en la capital de Etiopía, Adis Abeba, para colaborar con músicos locales en el Festival de Música Etiope. Allí interpretó sus propias composiciones, con una mezcla de ritmos indios, africanos y occidentales.
La visita rubrica varios logros, como el premio a la revelación del certamen World Music Awards de la cadena de radio y televisión británica BBC y el prestigioso Mercury Price para su disco Salt Rain.
La canción que da título al último disco de Raman, Love Trap (Trampa de amor), fue en los años 70 un éxito de la leyenda de la música etiope Mahmoud Ahmed.
Visité a Mahmoud Ahmed hace algún tiempo y me hizo escuchar su canción en amárico, 'Bemin Sebeb' ('Amarte no es imposible'). Quedé hipnotizada, afirmó Raman.
Entonces, Ahmed tradujo la canción para Raman. Una línea la sacudió: Yefikir wetmed new mela hulu gelash (Tu cuerpo entero es una trampa de amor). En mi versión, enfatizo en las palabras 'trampa de amor', explicó.
Raman nació en Londres en 1973, pero se trasladó a Australia a los cuatro años. Su familia se radicó en Sydney, donde creció cantando canciones del sur de India, honrando a las divinidades hindúes y dando recitales desde muy temprano.
Estuve en Sydney durante los años formativos de mi vida, hasta los 20 años. No había en Australia una comunidad india, pero mis padres se preocuparon por mantener viva y fuerte la cultura tamil en el hogar, dijo.
Es por eso que la música clásica india fue una parte importante de mi crecimiento, en particular las obras denominadas 'carnáticas' del siglo XVII de compositores como Tyagaraja y Dikshitar, explicó.
Pero Raman eligió la música funk y punk para sus primeras apariciones profesionales en escenarios australianos.
Estuve cantando con varios grupos punk de Sydney durante varios años. Pero llegué al punto en que decidí volver a mis raíces del sur de India, añadió.
El punto de inflexión de Raman fue un viaje a India en 1995, que aprovechó para estudiar canto clásico con el célebre intérprete Shruti Sardolikar. Dos años después, viajó a Gran Bretaña, donde comenzó a trabajar con músicos europeos y africanos.
Había mucha música africana en Gran Bretaña entonces. Me fascinaban senegaleses como Youssou N'Dour y Baaba Maal. Quería quedarme allí y ser parte de todo eso, dijo, al explicar sus razones para abandonar Australia.
A veces, Raman cierra sus recitales con el tradicional himno religioso hindú Bolo Bolo, con el cantante keniata Ayub Ogada tocando una pequeña arpa de su país conocida como nyatiti. Entonces, Ogada comienza a cantar en lenguaje luo. La audiencia jamás deja de emocionarse.