Los atentados suicidas cometidos esta semana en Iraq y la creciente violencia contra las fuerzas militares encabezadas por Estados Unidos son obstáculos infranqueables para el regreso de la ONU a ese país ocupado.
"Siempre sostuve que la seguridad era importante para que mi equipo regrese. Nuestras actividades están hoy restringidas por esa situación", dijo este jueves a la prensa el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan.
"Necesitamos tener un ambiente seguro para regresar, y no estoy seguro de que lo tengamos todavía", agregó Annan.
El funcionario efectuó estas declaraciones pocas horas después de un ataque rebelde contra una caravana militar estadounidense, en la que viajaba el comandante del país norteamericano en Medio Oriente, general John Abizaid, y el de las tropas en Iraq, general Charles Swannack.
Abizaid, un militar de origen libanés, resultó ileso, así como Swannack. Pero el ataque conmocionó visiblemente a las tropas estadounidenses en Iraq. Ambos oficiales visitaban a las fuerzas ocupantes en Falluja, al oeste de Bagdad.
"Lo que ocurrió hoy no es alentador. Obviamente, seguiremos alerta. Mantendremos nuestros ojos abiertos y analizaremos la situación de la seguridad antes de tomar cualquier decisión", dijo Annan.
Annan está bajo creciente presión de Estados Unidos para que medie en la disputa entre las fuerzas ocupantes y el líder religioso del Islam chiita iraquí, ayatolá Alí al-Sistani, pero también para que la ONU reanude a todo vapor su labor humanitaria en el país árabe.
El foro mundial retiró sus funcionarios extranjeros de Bagdad luego de que dos atentados en sus oficinas. El primero de ellos mató a 22 de sus funcionarios, incluido su representante especial en Iraq y subsecretario general, el brasileño Sergio Vieira de Mello.
Un segundo ataque mató a un guardia de seguridad iraquí e hirió a otras 19 personas.
"La bandera azul de la ONU ya no garantiza la seguridad de los funcionarios. No queremos que la vida de nuestros compañeros corra riesgo", dijo a IPS el vicepresidente del sindicato de empleados del foro mundial, Guy Candusso.
El ex portavoz de Vieira de Mello en Bagdad, Salim Lone, está en contra del retorno de la organización a Iraq "hasta que no comience un proceso político organizado por la ONU o bajo genuino auspicio internacional".
"Apoyo plenamente la oposición de Annan a un regreso de la ONU a Iraq en estos momentos", agregó Lone, quien sobrevivió a los atentados de agosto.
Annan asumió un gran riesgo al decidir el envío de una misión electoral de la ONU a Iraq, donde la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), principal órgano civil de la ocupación, "parece impotente para impedir devastadores ataques insurgentes contra aquellos a quienes vinculan con los estadounidenses", dijo Lone.
Las fuerzas estadounidenses no lograron impedir en Iraq ataques cometidos incluso contra sus propios funcionarios, entre ellos el subsecretario (viceministro) de Defensa Paul Wolfowitz y el jefe de la autoridad civil de la ocupación, embajador Paul Bremer. Los ataques con cohetes que pusieron en peligro sus vidas ocurrieron en diciembre.
Presionados por Estados Unidos, Annan envió la semana pasada una misión para analizar la viabilidad de elecciones en Iraq antes del 1 de julio.
Estados Unidos ya rechazó esa posibilidad, a la que considera impracticable, pero Sistani, exige que se celebren elecciones directas en todo el territorio iraquí antes de esa fecha.
La CPA y el Consejo de Gobierno Iraquí (IGC) le solicitaron a Annan que presente alternativas en caso de que la misión considere impracticable la realización de elecciones directas antes de julio, cuando Estados Unidos pretende entregar la soberanía del país árabe a un gobierno iraquí.
Estados Unidos prevé la realización de elecciones limitadas a través de asambleas regionales, la cuales, según observadores, son vulnerables a la manipulación de la potencia ocupante.
Washington, que ordenó en marzo la invasión de Iraq sin contar con el aval de la ONU, procura ahora la ayuda del foro mundial para salir de esa nación cada vez más hostil. Y por eso lo urge a reanudar sus operaciones en el país árabe, entre otros aspectos, brindando asistencia técnica electoral.
Pero el apoyo del Islam chiita, que representa 60 por ciento de los 27 millones de habitantes, incluyó desde el comienzo la exigencia de elecciones en el breve plazo, para poner fin a más de un siglo de marginalización de la mayoría en favor de la minoría sunita, agregó Lone.
Sistani es el líder espiritual máximo de los chiitas.
Lone sostuvo que las asambleas regionales constituyen una "práctica democrática novedosa" de la que nunca se escuchó en el mundo árabe.
Por eso, estimó, Sistani rechazó la idea, a la que consideró inaceptable, y exigió elecciones directas.
Pero también Annan sostuvo que unas elecciones a nivel nacional podría ser impracticables para el 1 de julio, cuando la CPA pretende entregar la autoridad a un gobierno iraquí. (FIN/IPS/traen-mj/td/mj/ip ik/04)