Una nueva iniciativa opositora de cambios económicos y políticos para mejorar la precaria situación del pueblo en Cuba se añadió esta semana al programa para la transición lanzado hace dos meses por el disidente Oswaldo Payá.
Hay que hacer muchas propuestas, hasta lograr la que movilice al pueblo, dijo Vladimiro Roca, portavoz de la organización Todos Unidos al dar a conocer el proyecto de Programa para comenzar a solucionar los graves problemas de la sociedad cubana.
Roca, el ex piloto de aviación hijo del fallecido líder comunista Blas Roca, cumplió hasta mayo de 2002 cinco años de cárcel bajo cargo de sedición, pero figura entre los opositores más conocidos que sortearon la ola de arrestos de marzo de 2003.
En su opinión, las autoridades no han renunciado a llevar a prisión a quienes no figuran entre los 75 disidentes condenados a penas de hasta 28 años de cárcel, acusados de conspirar con una potencia extranjera para desestabilizar al gobierno de la isla.
Quizás están apostando a que somos agentes del imperialismo, dijo Roca en declaraciones a la prensa extranjera acreditada a la que citó a su casa para difundir las propuestas junto al activista Elizardo Sánchez y otros opositores.
Sánchez, presidente de la proscrita Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación, es señalado como colaborador de los servicios cubanos de seguridad en un libro titulado El Camaján, que figura entre los más demandados de la actual Feria Internacional del Libro de La Habana.
El gobierno cubano considera a los opositores contrarrevolucionarios y mercenarios al servicio del imperialismo, desestimando cualquier planteamiento que provenga de ellos.
La iniciativa divulgada el martes es producto de un proceso de consultas realizado entre el 17 de diciembre de 2002 y agosto de 2003 por los grupos pertenecientes a Todos Unidos, que según Roca suman unas 150.
El documento de 13 páginas apoya las proposiciones en la Constitución cubana y va desde el aumento progresivo de los salarios, jubilaciones y pensiones, hasta la abolición de la pena de muerte y la liberación de todos los presos por motivos políticos.
También considera necesario rebajar los precios en la red de tiendas en dólares de productos alimenticios, medicinas, ropa y calzado, artículos de aseo y cese de las restricciones para el trabajo por cuenta propia o independiente del estado.
Asimismo, propone la eliminación del servicio militar obligatorio, libre compra y venta de vehículos automotores sin necesidad de autorización estatal, libertad para emprender cualquier tipo de negocio privado y crear organizaciones.
Este documento no es definitivo y queda abierto a la opinión de cualquier persona, dijo Roca, al definir el texto como una propuesta opositora para que la gente vaya viendo donde puede buscar los cambios y quien se opone a ellos.
Según indicó, no se trata de un proyecto para la transición sino para buscar cambios que mejoren la precaria situación del pueblo cubano y podría ser llevado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral) si la población así lo entiende.
Estoy circulando varios ejemplares del documento en mi barrio, tengo que esperar a ver que opinan los vecinos, comentó Roca, para quien es necesario hacer muchas propuestas hasta lograr que el pueblo se movilice, de lo contrario, los cambios no se van a producir.
Roca descartó que la iniciativa se contraponga a la lanzada en diciembre pasado por Payá, del opositor Movimiento Cristiano Liberación, quien llamó a un diálogo nacional para que los cubanos diseñen su propio proyecto de transición.
Todo lo que sea para promover el cambio, la democracia en Cuba, bienvenido sea. El proyecto nuestro no va dirigido contra el proyecto de Payá, ni ningún otro de la oposición sino contra el gobierno, aseguró Roca.
Sin embargo, reconoció que por desgracia, entre los distintos sectores de la oposición interna cubana ha existido poca capacidad para dialogar entre ellos por problemas muchas veces hasta de celos personales.
Payá acompañó su llamamiento de un documento de trabajo de 70 páginas, definido como instrumento y guía para realizar el diálogo, el cual debería desembocar en un programa transitorio a ser aprobado finalmente en un referéndum.
El opositor de tendencia socialcristiana defiende además una iniciativa conocida como Proyecto Varela, que pide un referéndum sobre cambios en el sistema socialista vigente en la isla y que fue rechazada como inconstitucional por el gobierno de Fidel Castro.
Según ha dicho, mediante el Proyecto Varela, la sociedad cubana puede alcanzar los derechos fundamentales, en tanto el diálogo nacional permitirá a los propios cubanos decidir como será su futuro.
Estas iniciativas no tienen cabida en los medios cubanos de prensa y suelen pasar prácticamente inadvertidas entre la población cubana de 11,2 millones de habitantes. Mi criterio es que no hemos encontrado aún el lenguaje para comunicarnos con el pueblo y lograr movilizarlo, admitió Roca.