CLIMA-BRASIL: Agua hasta el cuello y grifos secos

Las lluvias tan esperadas en la sudoriental ciudad brasileña de Sao Paulo, al borde de racionamiento de agua potable desde julio, llegaron finalmente en las dos últimas semanas y con tanta fuerza que inundaron varios barrios, pero aún nueve millones de sus habitantes siguen amenazados de recortes del servicio.

También muchas ciudades y áreas rurales del nordeste de Brasil quedaron bajo las aguas desde mediados de enero por lluvias torrenciales, inusuales en intensidad y en esta época del año en una región vastamente conocida por las prolongadas sequías en su interior semiárido.

Varias represas debieron mantener sus compuertas abiertas por primera vez en los últimos 15 años, agravando así las inundaciones.

Más de 100 personas murieron arrastradas por las torrentes o debido al derrumbe de sus casas en las regiones del Nordeste, Sudeste y Centrooeste del país, mientras que datos del Ministerio de Integración Nacional estiman que al menos 120.000 brasileños fueron desalojados en 405 municipios distribuidos por 16 de los 27 estados, con cerca de 5.000 casas destruidas.

El nororiental estado de Pernambuco fue el más afectado, con 29 muertos hasta el viernes y el aplazamiento del inicio de las clases para 60.000 alumnos porque sus escuelas fueron damnificadas o están ocupadas por miles de personas que perdieron sus residencias.

No hay una razón especial, como fue en algún momento el fenómeno climático de El Niño, para explicar esta rebelión de las aguas sino la coincidencia de factores tradicionales, señaló a IPS Marcelo Seluchi, el jefe de Operaciones del Centro de Previsión del Tiempo y Estudios Climáticos (CPTEC), un organismos perteneciente al Ministerio de Ciencia y Tecnología.

En el Nordeste se juntaron tres factores, según el experto. Dos de ellos favorecen las lluvias, como son el desplazamiento de frentes fríos, provenientes del sur y que llegaron "más al norte de lo que es normal", y la concentración de nubes que se forman en el la zona tropical del océano Atlántico y se presentaron "más al sur que lo usual".

A esto se sumó el hecho de que un factor inhibidor de las lluvias, el llamado "vórtice ciclónico", que en general actúa en el continente, esta vez estuvo presente sólo en el Atlántico, es decir más al este, generando condiciones "anómalas" en la región y haciendo de este año uno de los 10 más lluviosos de las cuatro últimas décadas, según Seluchi.

El vórtice empieza a volver al continente y las lluvias ya ablandaron en algunos estados del noreste, permitiendo prever la normalización en algunos días, sostuvo.

En la región metropolitana de Sao Paulo son frecuentes las fuertes lluvias en esta época del verano y así también las inundaciones, porque "la ciudad no está preparada, no tiene infraestructura" para escurrir tanta agua, observó Viviane Algarve, jefe de atención a los usuarios del CPTEC.

Pero esta vez la situación se agravó porque un frente frío se estacionó sobre la región metropolitana paulista, provocando lluvias intensas e intermitentes por más de una semana.

Hubo un hecho curioso, las "fuertes pancadas cayeron sobre algunos barrios y no en otros", provocando inundaciones y destrucciones en áreas limitadas, destacó Seluchi. La estación meteorológica instalada en el barrio Santana, cerca del centro de Sao Paulo, podría inducir un grave error, porque no registró ninguna lluvia.

Este fenómeno puede ser la perdición de los paulistanos. Explica porque tanta lluvia, que afectó los hogares de 21.000 ciudadanos, no logra alejar el riesgo del racionamiento de agua.

Las lluvias se concentraron en algunas partes de la región metropolitana de Sao Paulo, pero no en la Serra de Cantareira, donde se encuentran los principales manantiales que abastecen la mitad de los 18 millones de habitantes de esta área, que es la más poblada e industrializada de Brasil.

La Compañía de Saneamiento Básico local estima que el sistema de la Cantareira está con apena cinco por ciento de su capacidad normal. Si no llueve en el lugar hasta fin de este mes, nueve millones de personas pasarán a tener sus grifos sin agua por períodos de hasta 36 horas, en un racionamiento rotatorio.

Las lluvias torrenciales caídas sólo sobre barrios muy pobladas de la metrópolis pueden ser consecuencia de un cambio climático local, como pueden ser "las islas de calor urbano" provocadas por las enormes áreas construidas, explicó Seluchi, quien aclaró que se trata de "una hipótesis personal”.

El calor, ampliado por la gran extensión de las urbanizaciones que componen la región metropolitana, favorecerían la formación de nubes y las tempestades.

También las inundaciones, frecuentes en Sao Paulo, se deben a la inmensa área de suelo impermeable, cubierto de asfalto, edificios y patios cementados. Sao Paulo tiene sólo 4,7 metros cuadrados de área verde por habitante, menos de la mitad de los 12 metros cuadrados recomendados por la Organización de las Naciones Unidas.

En algunos barrios más afectados por las últimas lluvias, la zona con vegetación es mínima, menos de un metro cuadrado por habitante. Ello significa menor capacidad de drenaje y el suelo más impermeable que favorece las torrentes, algunos de los cuales casi sumergieron completamente las casas.

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