CIENCIA-CUBA: Neuronas contra el cáncer

Vacunas, anticuerpos monoclonales, veneno de alacrán azul o jarabe a partir de la corteza del árbol del mango son todos productos que, obtenidos en laboratorios avanzados o en el patio de una casa de campo, buscan en Cuba un sólo objetivo y es vencer el cáncer.

Curar o al menos mejorar la calidad de vida de las personas enfermas es la obsesión de grupos científicos y curanderos en esta isla caribeña donde la llamada ”enfermedad silenciosa” es la primera causa de muerte entre las personas en una amplia franja que de los 15 a los 49 años de edad.

”Todas las neuronas están puestas para encontrar una cura. Una se da cuenta cuando va al médico y, además de las radiaciones, empiezan a salir opciones alternativas por todos lados”, cuenta Ileana Jiménez, paciente del hospital oncológico de La Habana.

Datos preliminares del Anuario Estadístico del Ministerio de Salud Pública indican que el cáncer cobró 17.490 vidas en el país en 2002, que equivale a 23 por ciento del total de muertes registradas ese año en Cuba.

Más que por ataques del corazón, accidentes, suicidios o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), las cubanas de 15 a 64 años mueren hoy a causa de cáncer de mama, el más frecuente luego del localizado en tráquea, bronquios y pulmón.

También informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguran que anualmente se registran 6,2 millones de víctimas mortales por las diferentes variedades de cáncer, pese a que es la enfermedad más investigada en los últimos 50 años.

Jiménez está sometida a una sesión de radioterapia y, con previa autorización de su médico, empezó a tomar Escozul, un preparado a partir del veneno del alacrán azul que ha probado su eficacia en la reducción de las células cancerígenas.

”El médico me permitió empezar con el veneno y por mi cuenta decidí tomar Vimang, pues dicen que este jarabe del mango no cura, pero reduce los efectos de la enfermedad. Como no me puede hacer daño, pues lo tomo”, contó.

Las propiedades de la corteza del árbol de determinadas variedades de mango fueron descubiertas por Eleuterio Páez, un militar retirado que durante unos 20 años distribuyó su producto ”milagroso” a miles de personas necesitadas.

En la década del 90, el Centro de Química Farmacéutica y otras entidades científicas cubanas decidieron someter el preparado de Páez a un riguroso estudio que incluyó a 300 pacientes y se extendió por seis años.

Así, 87,3 por ciento de las 123 personas con neoplasias estudiadas registraron mejoras en la calidad de vida, expresadas en la normalización de sus parámetros hematológicos, disminución del dolor y del volumen en zonas inflamatorias y la elevación de sus capacidades vitales.

La inventiva popular también está detrás del Escozul. Hace más de 10 años, el padre de una muchacha de 14 años que estaba a punto de morir de cáncer supo de una investigación en curso, hizo su propio criadero de escorpiones y empezó a distribuir el veneno a miles de personas que solicitaban ayuda.

Las pruebas que se realizan en los laboratorios farmacéuticos cubanos Labiofam han demostrado hasta ahora que el veneno posee un efecto inhibidor que impide la propagación de las células cancerígenas sin dañar el tejido sano.

Fuentes del Centro de Química Farmacéutica, una de las instituciones que integran el llamado polo científico de La Habana, reconocieron a IPS que entre sus tareas se encuentra ”ir a cuanto curandero dice tener algo nuevo”.

Además de la búsqueda intensiva en la medicina alternativa, Cuba anunció el pasado año la obtención de un anticuerpo monoclonal que ha demostrado su capacidad para matar células cancerígenas.

Cima-her, desarrollado en el Centro de Inmunología Molecular (CIM), de La Habana, tiene un costo similar al de algunos análogos de producción estadounidenses, pero parece ser más efectivo y tener menos efectos secundarios.

”El 60 por ciento (de los pacientes) han logrado respuestas completas de larga duración”, aseguró Normando Iznaga, jefe de negocios de CIMAB, entidad comercializadora de las sustancias de la institución científica.

”En muchos casos están demostrando efectos igual o mejor que los productos de la competencia y el efecto tóxico es menor”, aclaró Iznaga en un congreso de Biotecnología efectuado en diciembre en la capital cubana.

Además, los investigadores del CIM tienen iniciados 23 ensayos clínicos de diversas vacunas, entre las cuales se encuentran la del cáncer de pulmón avanzado, próstata y cólon.

Otro candidato de vacuna contra el cáncer de mama se encuentra en fase de prueba en instituciones hospitalarias de la isla, así como en Argentina y en España.

Según la OMS, si no se encuentra una cura antes de 2020, la cantidad de personas enfermas alcanzará los 15 millones ese año, proyecciones que incluyen el dato que en 2000 se desarrollaron tumores cancerígenos en 5,3 millones de hombres y 4,7 millones de mujeres.

El consumo de tabaco y alcohol, los malos hábitos en la alimentación, la inactividad física y las infecciones constituyen los mayores factores de riesgo para contraer la enfermedad, según fuentes especializadas.

También se habla con insistencia de los efectos que pueden tener determinados alimentos para generar o prevenir el cáncer.

”Antes que cualquier otra cosa, lo primero que hizo el médico fue cambiarme la dieta. Tengo que comer mucha fruta, vegetales, cereales, evitar las grasas y las carnes rojas”, puntualizó Jiménez.

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