Circo del Mundo-Chile inaugurará la versión 2004 del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en su país, con una actuación de seis minutos que será vista por millones de personas de muchos países el 18 de este mes, pero su mayor desafío es crear la primera Escuela de Circo Social de América Latina.
Directivos, instructores y alumnos del Grupo Escuela dicen estar tranquilos, tras nueve años de arduo trabajo colectivo, para afrontar a los 15.000 espectadores previstos en el balneario de Viña del Mar, cercano a Santiago.
Circo del Mundo presentó en enero, en tres comunas pobres de la capital, su más reciente espectáculo, llamado Ekun, un grito de América.
Ekun significa en lengua mapuche significa Honrar, y la obra remite a las raíces étnicas de los pueblos latinoamericanos, mediante nueve partes hiladas por El Ekeko, un personaje representativo de la fusión entre lo indígena y lo español.
La directora Social del Circo del Mundo-Chile, Alejandra Jiménez, dijo a IPS que uno de los factores que convencieron a los ejecutivos del Festival de Viña del Mar para invitarlos fue el entusiasmo por insertar, en el medio cultural chileno, el concepto del nuevo circo como un arte, que tiene en el grupo a su referente más profesional.
El llamado Nuevo Circo nació en Europa en los años 60, al mezclar el circo tradicional con el teatro, la música y la danza. La compañía canadiense Le Cirque du Soleil, es el mejor representante de dicha renovación.
·En los años 90 surgió la inquietud de orientar parte de las actividades del Nuevo Circo al rescate de niños y jóvenes en situación de riesgo social, a través de la experiencia circense.
Así surgieron el proyecto Se essa rua fosse minha (Si esa calle fuera mía, en portugués), creado en Río de Janeiro en 1992, y dos años más tarde el programa Circo del Mundo, iniciado por la fundación canadiense Jeunesse du Monde, junto con Le Cirque du Soleil, en varios países.
En Chile, esas dos organizaciones, junto con la local Corporación El Canelo de Nos, respaldaron a un grupo de artistas chilenos en su preocupación por el desarrollo de los sectores marginales del país, y establecieron en 1995 El Circo del Mundo-Chile.
Hoy, lo que más anima a los miembros de esta organización no gubernamental (ONG), constituida legalmente como corporación autónoma en 2000, es fundar en el país una Escuela de Circo Social al más alto nivel profesional y pionera en América Latina.
La sede de ese proyecto, a cargo del arquitecto chileno Mathias Klotz, se emplazará en un predio de más de 6.000 metros cuadrados del Parque de los Reyes, en el sector centro-oeste de Santiago. Edificaciones en unos 4.000 metros cuadrados albergarán un multigimnasio, una sala de espectáculos, una de danza, una mediateca, una cafetería y oficinas, entre otras áreas.
Se prevén cuatro años de formación profesional para alumnos permanentes, además de talleres abiertos para niños y jóvenes y talleres profesionales de capacitación. El marco teórico, la malla curricular y las orientaciones pedagógicas ya fueron definidas.
El área profesional de la escuela otorgará becas para la mitad de sus cupos.
El financiamiento se obtendrá mediante cooperación internacional y local, incluyendo aportes del sector privado.
En la actualidad, la construcción del edificio de la escuela está trabada por la necesidad de ampliar el comodato que entregó la anterior administración municipal de Santiago y que ya caducó. Esa ampliación se negocia con el actual alcalde.
La escuela será el centro neurálgico del Circo del Mundo, que contará con infraestructura para sus actividades artísticas y para recibir espectáculos internacionales, además de mantener todos sus actuales programas sociales, culturales y educativos.
De ese modo, la escuela ofrecerá continuidad y proyección profesional a sus alumnos, consolidando la tarea desarrollada de la ONG. Constituirá, además, una oportunidad académica de excelencia para la capacitación técnica y metodológica de artistas de diversas disciplinas, que valoren el instrumento del circo en su formación profesional.
La instructora de aéreo y actriz profesional Soledad Avalos, de 33 años, destacó en diálogo con IPS la singularidad del proyecto para la región, por el profesionalismo y la potencia de su malla curricular.
Cualquiera de nosotros habría querido entrar a los 15 o 18 años a una escuela así. La escuela que soñamos es la que estamos creando, comentó.
Fernando Reveco, de 21 años, es uno de los 150 beneficiarios anuales que atiende el Circo del Mundo-Chile. A los 13 años participaba en un grupo de zancos de un Centro del Hogar de Cristo, en la popular comuna capitalina de La Granja. Pasó a los talleres de la ONG, se especializó en acrobacia y malabares, y hoy es parte de su elenco estable.
Junto con 13 de sus compañeros, pisará el escenario de Viña del Mar, considerado una plataforma artística a nivel internacional.
El objetivo institucional de El Circo del Mundo-Chile es promover factores protectores de niños y jóvenes en riesgo social, utilizando el arte circense como herramienta educativa y de intervención social. Y considera que su experiencia ha sido exitosa.
Sus propuestas escénicas enriquecen el lenguaje y abren proyecciones expresivas insospechadas para los alumnos; constituyendo un instrumento no tradicional para estimular la autovaloración, el sentido del humor y las redes sociales y de pertenencia, alegó Jiménez.
Gracias al desarrollo de esos factores, los niños y jóvenes crean una especie de blindaje que los prepara, los hace resistir y construir mucho mejor, al calor de las realidades adversas que la mayoría de ellos tienen, aseguró.
La libertad y la magia, pero también el rigor, la disciplina y la perseverancia, proporcionan logros concretos al alumno y su entorno. Una invitación a reemplazar el peligro desbordante de la calle por el riesgo controlado de la pista.
Otro de los valores del circo es su fomento de la equidad. Aquí los estatus se pierden. Pasan a tener estatus los que son mejores, los que trabajan más, los que logran sus objetivos técnicos. No importa de dónde soy, ni dónde estudié, ni quién es mi mamá, ni quién es mi papá. Lo que importa es cómo me proyecto y cómo soy capaz de conseguirlo, sostuvo Jiménez.
Rodrigo Oyarzún, de 23 años, especializado en espectáculos de clown y aéreos, hacía malabares en el Parque Forestal de Santiago. Hace tres años participó en un taller en terreno del Circo del Mundo, y se quedó en el Grupo Escuela tras una audición.
Siente que se ha perfeccionado técnicamente, y que se le han abierto puertas, pero sobre todo agradece haber conocido a sus compañeros, todos muy buenas personas, según dijo a IPS.
Como Fernando, Rodrigo sueña con ser profesor de la futura Escuela de Fernando y Rodrigo. (