La organización ambientalista internacional Greenpeace acusó este jueves a compañías estadounidenses de alimentar la violencia y contribuir a la posible destrucción de millones de animales y plantas en la Amazonia, al hacer negocios con una controvertida firma maderera de Brasil.
Según Greenpeace, Ihlo Sales & Import, con sede en el meridional estado estadounidense de Texas, es la principal compradora de madera a la brasileña Grupo Madenorte, acusada de prácticas corruptas en el conflictivo estado septentrional brasileño de Pará.
Otras firmas estadounidenses, entre ellas Columbia Forest Products, Dantzler y DLH Nordisk, compran directamente a Madenorte o distribuyen la madera de esa compañía brasileña importada por Ihlo, señaló el grupo ecologista.
Los activistas alegaron en un informe titulado "Estado de conflicto" que Madenorte, con sede en Belém, la capital de Pará, está involucrada junto con otras madereras brasileñas en "fraude, intimidación, esclavitud y asesinato", con la intención de apoderarse de tierras devastar el bosque tropical.
Greenpeace entregó este jueves copias de ese informe a todas las compañías estadounidenses mencionadas en él, junto con una carta que las insta a no hacer negocios con Madenorte.
Una portavoz de Ihlo dijo a IPS que esa firma no había considerado aún el informe de Greenpeace ni iba a comentarlo por el momento.
"La Amazonia ha estado en el centro de la atención internacional durante décadas, pero pese a ello se encuentra más cercada que nunca por madereros, agricultores y políticos que la ven como un moderno El Dorado y buscan saquearla", según los autores del informe.
"Al hacer negocios con Madenorte, las compañías estadounidenses contribuyen directamente a la destrucción del ambiente, la esclavitud y la muerte en el amenazado bosque tropical de la Amazonia", alegó el coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace, Scott Paul.
"Estados Unidos es el mayor importador mundial de productos forestales, y demasiadas compañías estadounidenses no se molestan en mirar las prácticas de las firmas a las que compran", añadió.
Pará es la región de la Amazonia que exporta más madera, y sus ventas al exterior en 2002 sumaron por lo menos 312 millones de dólares. El principal país de destino fue Estados Unidos, con 40 por ciento del total.
Greenpeace destacó que Pará ya ha perdido unos 245.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical.
La Amazonia tiene una de las tasas de deforestación más altas del mundo, con unos 18.000 kilómetros cuadrados perdidos por año.
La demanda de añosas maderas duras de alto valor es un factor clave de esa destrucción.
La caoba, por ejemplo, se cotiza a 1.600 dólares por metro cúbico en Estados Unidos. La madera de un árbol comprado a una comunidad amazónica brasileña por 30 dólares puede dar a origen a productos terminados que sumen un valor de 250.000 dólares en el mercado estadounidense.
"En busca de caoba, los madereros se internan en las regiones más remotas de bosque virgen, y a veces abren camino en forma ilegal con bulldozers para llegar a un solo árbol", aseguraron los autores del informe.
Las comunidades que son habitantes ancestrales de esos bosques son a menudo expulsadas mediante una variedad de métodos, que incluyen la falsificación de títulos de propiedad de tierras, aprovechando una situación legal caótica, señalaron.
Greenpeace aseveró que es siguiente paso, cuando las comunidades no pueden ser expulsadas mediante engaños ni amenazas, es a veces el asesinato, y que Pará tiene la mayor tasa de homicidios asociados con conflictos por la tierra en Brasil, pero esos crímenes rara vez son investigados.
IPS no pudo confirmar con fuentes independientes los datos en la materia presentados por Greenpeace, cuyo informe enfatiza que Washington y compañías estadounidenses como Ihlo "ya no pueden alegar ignorancia sobre la actividad criminal de Madenorte".
La presentación del informe coincidió con la realización en Kuala Lumpur de la séptima reunión de la Conferencia de Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que constituye una importante oportunidad para avanzar en la protección de los bosques del mundo.
Pero Estados Unidos no ha firmado ese tratado, ratificado ya por 187 países. Los ministros participantes en la conferencia instaron este jueves a Washington a adherir al Convenio y se declararon "alarmados porque la diversidad biológica se está perdiendo a una tasa sin precedentes, debido a actividades humanas".