Falta menos de un mes para la primera sesión del Parlamento Panafricano, pero todavía se desconoce cuál será la sede permanente del órgano y 21 de los 53 países miembros aún no designaron a sus representantes.
Mientras Adis Abeba se prepara para albergar la reunión inaugural del parlamento, surgen dudas sobre el compromiso democrático de los países que retrasan la integración del cuerpo al no elevar la identidad de sus delegados.
Algunos países se resisten al estado de derecho y a la transparencia, dijo el analista Claude Kabemba, del Instituto Electoral de Africa Austral en Johannesburgo.
La Unión Africana (UA), con sede permanente en Adis Abeba, urgió desde su sitio en Internet a los países a elevar el nombre de los cinco parlamentarios nacionales que los representarán en el cuerpo continental.
La creación de un Parlamento Panafricano a imagen y semejanza del Europeo fue aprobada en la ciudad libia de Sirte en marzo de 2001.
El jefe de Esado mozambiqueño Joachim Chissano, actual presidente de turno de la UA, conducirá la primera sesión del parlamento continental antes de entregar el puesto al legislador que sus pares elijan como presidente del órgano.
En los próximos cinco años, el Parlamento Panafricano jugará un papel meramente consultivo. Luego, comenzará a emitir leyes efectivas para todo el continente.
Kabemba pronosticó que el disímil ritmo con que ha avanzado la democracia en Africa impedirá al parlamento asumir un papel activo en el breve plazo.
Los países africanos están en diferentes niveles de desarrollo y de democracia. Algunos se encuentran en un estadio avanzado, pero otros, como Togo, son gobernados por autócratas, dijo el experto.
El general Gnassingbe Eyadema, de Togo, es el más antiguo de los jefes de Estado de Africa subsahariana. Está en el poder desde 1967, y nunca permitió la celebración de elecciones libres y justas en el país.
Algunos de sus opositores políticos desaparecieron en circunstancias misteriosas, y otros se vieron obligados a huir del país.
Debemos avanzar con lentitud y asegurarnos de tener a bordo a todos los miembros de la UA. Algunos países, como República Democrática de Congo (RDC), ni siquiera comenzaron a considerar su integración al Parlamento Panafricano, sostuvo Kabemba.
Décadas de guerra civil, régimen militar y mal manejo de los asuntos públicos destruyeron las instituciones políticas y la infraestructura de RDC, antes conocida como Zaire. Aun si ese país enviara representantes al Parlamento Panafricano, su participación será mínima, observó Kabemba.
Egipto, Libia y Sudáfrica manifestaron su interés en hospedar el Parlamento Sudafricano.
El presidente del parlamento de Sudáfrica, Frene Ginwala, aseguró que su país cuenta con el apoyo de varias legislaturas del continente, en particular de la región austral.
Pero el líder de Libia, Muamar Gadafi, ordenó la construcción de una sala de reuniones de corte palaciego destinada al Parlamento Panafricano en Trípoli, según diversas versiones.
De cualquier manera, la falta de democracia en ese país son el mayor obstáculo para cumplir con la supuesta ambición de Gadafi, advierten críticos.
Libia no tiene una democracia en vigor. Ha sido gobernada por decreto desde que Gadafi asumió el poder mediante un golpe militar en 1969. Sería una burla que Libia fuera la sede del Parlamento Panafricano, dijo Stephen Narola, investigador de la sudafricana Universidad de Witwatersrand.
Pero la falta de recursos podría obligar a Africa a aceptar la al parecer inminente oferta libia.
La generosidad de Gadafi con la UA ha sido proverbial. Entre 2001 y 2002, su país pagó 2,3 millones de dólares en nombre de 11 naciones que debían sus cuotas al bloque y a su antecesora, la Organización para la Unidad Africana (OUA).
Pero Kabemba no cree que el problema sea la falta de dinero. Todos estos países lo tienen. El problema es que no están comprometidos con la UA, sostuvo.