La siderúrgica venezolana Sidor, la mayor de su tipo del área andina, pasa la página a un quinquenio de dificultades y se suma a los buenos tiempos por venir para el sector en América Latina, con previsibles aumentos de inversiones, producción e ingresos.
En los próximos cuatro años Sidor (Siderúrgica del Orinoco) invertirá 240 millones de dólares y espera llevar su producción a cuatro millones de toneladas anuales, luego de alcanzar 3,1 millones en 2003, explicó su presidente ejecutivo, Martín Berardi.
Unos 75 millones de dólares se invertirán este año, para que la acería pueda producir 3,4 millones de toneladas, 2,2 millones de las cuales se exportarán y el resto irá al mercado nacional para el que también se prevé rápida una expansión.
Es que en el negocio del acero, que en el mundo involucra a unos 800 millones de toneladas anuales, se ha producido un agujero por la ausencia de la mitad de los 80 millones de toneladas que antes colaba Rusia, y el cual otros productores intentan llenar, dijo Berardi este jueves en conferencia de prensa.
La venezolana Sidor, creada por el Estado en los años 60 para procesar el hierro de la sudoriental zona de la Guayana, es ahora una empresa mixta tras la privatización parcial concretada a fines de la década del 90, con 60 por ciento de su paquete accionario en manos hoy del consorcio Amazonia.
El grupo empresarial Amazonia está conformado por la argentina Techint, con 60 por ciento de las acciones, la mexicana Hylsamex, con 19,5 por ciento, la brasileña Usiminas, con 16,6 por ciento, y la venezolana Sivensa, con el resto.
En toda América Latina se registra un movimiento al alza en la producción y exportaciones de acero. La región coló 56,2 millones de toneladas de esa aleación en 2002 y durante los 10 primeros meses del año pasado registró un incremento de 7,2 por ciento, según el Instituto Latinoamericano del Hierro y el Acero (Ilafa).
Ese crecimiento es similar al promedio mundial, pero si se excluye la producción china, que el año pasado creció 22 por ciento, el incremento de la producción mundial fue de sólo 3,4 por ciento, lo que da idea de la vitalidad de la industria latinoamericana del acero.
Por ejemplo, la firma Gerdau, con sede en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre y plantas en seis países de la región, produjo 12,3 millones de toneladas de acero crudo en 2003, que equivale a 30 por ciento más que el año anterior, y registró una ganancia consolidada de 451 millones de dólares.
Brasil es el gigante latinoamericano del acero, con una producción en 2002 de 29,6 millones de toneladas, que significó 52 por ciento del total de América Latina, seguido por México, con 14 millones de toneladas, Argentina con 4,3 millones, Venezuela con 4,1 millones y Chile con 1,3 millones de toneladas en ese mismo año.
Las exportaciones brasileñas de acero, que alcanzan a unos 12 millones de toneladas anuales, se espera que declinen este año ante una mayor demanda interna, pero en cambio la compañía Vale do Río Doce, que vendió 25 millones de toneladas de mineral de hierro a China en 2003, venderá a ese país asiático 35 millones de toneladas este año.
Por su parte, México prevé un incremento de siete a 10 por ciento en su producción bruta, y compañías como Galvak e Imsa instalan nuevas plantas para elaborar láminas y flejes.
A su vez, la producción de la filial chilena de Gerdau pasa de 266.000 a 300.000 toneladas y en Colombia la de Paz del Río de 179.0000 a 206.000 toneladas anuales.
En tanto, Sidor registra una mejor situación financiera, con acuerdos para bajar sus deudas de 1.880 a 790 millones de dólares, y mejorará este año sus instalaciones de reducción directa de mineral de hierro y de laminado en caliente.
Al cabo de cinco años de tribulaciones, ajustes y pérdidas, la empresa financieramente está muy bien, y el año pasado facturó 1.100 millones de dólares, comentó Berardi.
El director ejecutivo de Sidor incluso cree que es tiempo de promover la entrega a los trabajadores de 20 por ciento de las acciones, la mitad de las que detenta el Estado, como se previó en los convenios de privatización que datan de 1997.
Parte de la apuesta está en la expansión de las industrias venezolanas de petróleo, gran consumidora de tubos, y de la construcción, que demanda barras y perfiles de acero y cuyos dirigentes estiman invertir hasta 500 millones de dólares este año.
Paradójicamente, en este país productor de petróleo y gas, parte de nuestro éxito depende de la garantía y suficiencia en el suministro de gas, comentó a IPS la presidenta de la junta directiva de Sidor, Maritza Izaguirre. Necesitamos esa certidumbre, añadió.
Izaguirre se lamentó de la caída en la producción causada por la huelga empresarial y sindical decretada contra el presidente Hugo Chávez en diciembre de 2002 y enero de 2003, que privó a la acería del gas suministrado desde los yacimientos de hidrocarburos del oriente del país.
La exportación de acero se vio afectada por esa misma razón el año pasado, hasta bajar de 2,3 millones de toneladas en 2002 a 2,1 millones.
Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, socios de Venezuela en la Comunidad Andina de Naciones, son los principales clientes de Sido, al completar 35 por ciento de sus ventas externas, en particular el mercado colombiano que se abastece en la acería venezolana de barras, perfiles, alambres y productos laminados.
Otros destinos de la producción de Sidor son México, con 15 por ciento de su exportación, Estados Unidos, con 14 por ciento, y la Unión Europea, con siete por ciento.
Venezuela acompañó demandas en la Organización Mundial de Comercio contra las medidas proteccionistas impuestas a la importación de acero por Estados Unidos, que en diciembre tuvo que dejar sin efecto ante la fuerte presión externa.
Berardi estimó que los productores en todo el mundo podemos estar a las puertas de un ciclo positivo para la industria, por la mejora en los precios de los productos, la recuperación económica de Rusia y, sobre todo, por la enorme demanda de China.
