El temor al terrorismo y a las armas de destrucción masiva impide percibir amenazas reales como la miseria y las enfermedades, advirtió el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Los temores que asaltan a más personas son los de la pobreza, el hambre, el desempleo y las enfermedades mortales, no el de las armas nucleares, biológicas o químicas, dijo Annan.
En la vida diaria de la mayoría de la gente, el terrorismo y las armas de destrucción masiva son amenazas remotas e hipotéticas, sostuvo el máximo funcionario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Las declaraciones de Annan trazaron un fuerte contraste con las del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en su discurso sobre el Estado de la Nación ante el Congreso legislativo el martes. Bush manifestó que el terrorismo era aún la principal amenaza contra su país.
El mandatario se comprometió a mantener su campaña política y militar contra los terroristas y contra las armas de destrucción masiva.
Además, advirtió a sus compatriotas que no debían retroceder a la peligrosa ilusión de que los terroristas no están conspirando y que los regímenes forajidos no nos amenazan.
Si Estados Unidos no hubiera invadido Iraq en marzo, los programas armamentistas del hoy prisionero presidente Saddam Hussein habrían continuado hasta hoy, aseguró. Pero Bush no mencionó el fracaso de sus expertos en la búsqueda de armas de destrucción masiva en Iraq.
Annan sostuvo este miércoles que la mayoría de las personas no están amenazadas por arsenales de destrucción masiva sino por armas de destrucción individual, como los rifles de asalto AK-47 (Kalashnikov), los machetes, las minas personales y los revólveres.
Expresando su esperanza en que los medios de comunicación del mundo no concentran su atención en la situación de Iraq, como ocurrió en 2003, lamentó que la comunidad internacional continúe sin emprender el camino hacia el logro de las Metas de Desarrollo del Milenio.
Entre esos objetivos, formulados por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2000, figuran el de reducir a la mitad la población hambrienta del mundo para 2015, alcanzar la educación primaria universal y detener la epidemia de sida.
Estos compromisos deberían estar grabados en nuestros corazones, o al menos en el escritorio, de todos los dirigentes políticos de todos los países, dijo Annan.
Annan ha considerado que los países pobres no podrán cumplir las Metas de Desarrollo del Milenio a menos que los países industrializados aumenten la asistencia financiera oficial, las inversiones y el asesoramiento, y que se reduzca el peso de la deuda externa.
Sobrevolando estas propuestas figura la demanda de reformar el sistema de comercio internacional, de modo que los productores de los países pobres no tropiecen con barreras o con la competencia desleal de productos subsidiados del mundo rico.
La política económica de la mayoría de los países industriales agravó la miseria de los más pobres, a los que alejó del cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio, dijo a IPS la experta Saradha Ramaswamy, de la Red del Tercer Mundo.
Los subsidios agrícolas beneficiaron a cinco por ciento de la población del Norte rico y empobreció a 90 por ciento de los habitantes del Sur pobre, afirmó.
Los 440.000 millones de dólares de subsidios anuales de la Unión Europea a sus productores de cereales, leche y azúcar debilitaron a los agricultores africanos, mientras los beneficios asignados por el gobierno estadounidense a sus cultivadores de algodón redujeron a un cuarto los precios internacionales, agregó Ramaswamy.
La ONU informó la semana pasada que la asistencia mundial al desarrollo aumentó de 52.300 millones de dólares en 2001 a 57.000 millones en 2002, pero que aún está muy por debajo del mínimo requerido, estimado en 100.000 millones anuales.
En cuanto a la inversión extranjera directa, cayó de 1.492 billones de dólares en 2000 a 735 billones en 2002 y a 650 billones en 2003. Según el informe del Estado de la Economía Mundial de la ONU, esta caída acompaña la del crecimiento económico, en especial en los grandes países ricos.
Otros factores son la baja lucratividad de las empresas y de la rentabilidad de los mercados bursátiles, así como el enlentecimiento de las privatizaciones en algunos países.
El año pasado, sostuvo Annan, la comunidad internacional estuvo preocupada —y con razón— por cuestiones relacionadas con la paz y la seguridad.
Pero no habrá paz ni seguridad, al menos para los más privilegiados entre nosotros, en un mundo que sigue dividido entre extremos de riqueza y pobreza, salud y enfermedad, conocimiento e ignorancia, libertad y opresión, alertó.
Seguramente, ya debimos haber aprendido eso. Por eso, nuestra principal tarea para 2004 es lograr que la atención mundial vuelva a volcarse hacia el desarrollo, declaró Annan. La segunda, agregó, será comenzar a reconstruir la seguridad colectiva.
En una crítica implícita al ataque unilateral estadounidense contra Iraq, Annan dijo que la Carta de la ONU era muy clara.
Los miembros de la ONU tienen derecho a defenderse a sí mismos y a ofrecerse defensa recíprocamente, pero si son atacados, afirmó.
Pero el primer propósito de la ONU, establecido en el artículo 1 de la Carta, es tomar medidas colectivas efectivas para la prevención y remoción de las amenazas contra la paz, concluyó. (