FORO DE DAVOS: Terapia intensiva para el comercio multilateral

La estancia en el sanatorio para tuberculosos de Davos ejerció una influencia favorable en la personalidad de un personaje de ”La Montaña Mágica”, una de las novelas que valieron el premio Nobel de Literatura de 1929 al alemán Thomas Mann.

La misma aldea suiza, convertida casi un siglo después en un centro de esquí internacional, acogerá esta semana a ministros de Comercio de unos 20 países que esperan encontrar también allí una fuente de vigorización para las alicaídas negociaciones de la Ronda de Doha.

Dos años de postración, desde noviembre de 2001 cuando fueron lanzadas en la capital de Qatar, han comprometido seriamente la suerte de las negociaciones que promueven los 147 países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El presidente de la Confederación Helvética, Joseph Deiss, también ministro de Economía, confía en que la reunión, denominada ”mini-ministerial” en razón de su reducida asistencia, reactivará las negociaciones que sufrieron un serio traspié en septiembre pasado, durante la conferencia ministerial de Cancún, en México.

El encuentro de los ministros de Comercio se convertirá en uno de los episodios centrales de la reunión anual del Foro Económico Mundial, que todos los años convoca en Davos a miles de empresarios, gobernantes y economistas de credo neoliberal.

Las sesiones del Foro de Davos, desde este miércoles al domingo, se ocuparán de otros temas de actualidad estrechamente relacionados, como las perspectivas de la prosperidad económica y de la seguridad en el mundo.

Pero la cuestión de las negociaciones comerciales atrae la atención porque en los últimos días se han sucedido algunos movimientos, como la carta que dirigió la semana pasada el representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, a los demás miembros de la OMC.

El mensaje de Zoellick subraya la importancia de progresar en la negociación agrícola para destrabar el resto de los temas de la Ronda de Doha, que incluyen servicios, productos industriales, tratamiento preferencial para países pobres y otras cuestiones aun más conflictivas como inversiones, competencia, facilitación del comercio y compras gubernamentales.

Las reacciones al documento estadounidense han sido cautas, aunque algunas fuentes de países en desarrollo observaron que la propuesta reitera las líneas de la iniciativa agrícola conjunta de Estados Unidos y la Unión Europea, presentada el 13 de agosto pasado y considerada una de las causas del fracaso de Cancún.

Sin embargo, dos de los principales bloques de países que actúan en la OMC, el Grupo de Cairns y el llamado Grupo de los 20 (G-20, conformado poco antes de la conferencia de Cancún), acogieron este lunes con cortesía la carta de Zoellick pese a que mostraron sus diferencias.

Cairns, que comprende a 17 países agrícolas eficientes coordinados por Australia, saludó la señal de que Estados Unidos se dispone a comprometerse de manera activa en las negociaciones sobre agricultura durante 2004.

Son miembros del grupo Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Filipinas, Guatemala, Indonesia, Malasia, Nueva Zelanda, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia y Uruguay.

El Grupo de Cairns comparte la idea de Zoellick de fijar una fecha próxima para poner fin a los subsidios de las exportaciones agrícolas, una modalidad proteccionista que aplican principalmente Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo, los países eficientes reclaman igual preocupación ante las protecciones a través del apoyo interno y de las trabas al acceso a los mercados, que constituyen junto a los subsidios a las exportaciones, los tres pilares de la negociación agrícola, conforme a la decisión de los ministros adoptada en Doha.

El G-20, liderado por Brasil y con participación activa de Argentina, China, India y Sudáfrica, saludó igualmente la iniciativa estadounidense, pero apuntó que en su debido momento dará respuesta a las ideas de Zoellick.

Nuestra posición es bien conocida y se mantiene sobre la mesa de negociaciones, dijo el mensaje distribuido en Ginebra por la embajada de Brasil.

Ninguno de los dos bloques comentó un aspecto de la propuesta de Zoellick: la alteración del orden de elección de la máxima autoridad de la OMC, que ha suscitado polémicas e inquietudes entre los países miembros de la organización.

La presidencia del consejo general de la OMC, el principal organismo de la institución durante los recesos de la conferencia ministerial, corresponde este año a un representante de los países desarrollados.

Los dos candidatos a ocupar ese cargo son los embajadores de Japón, Shotaro Oshima, y de Nueva Zelanda, Tim Groser.

Pero Zoellick sugiere en su carta que la función sea desempeñada por un representante de los países del Sur a causa de la importancia de combinar, en las negociaciones, los ángulos de la liberalización del comercio y del desarrollo.

El funcionario menciona inclusive candidatos, como los embajadores ante la OMC de Brasil, Chile, Pakistán, Singapur y Sudáfrica.

En general, esa idea de Zoellick cayó mal, confió a IPS una alta fuente de la OMC que pidió el anonimato. No consiguió apoyo alguno y fue considerada como una conspiración, dijo.

Muchos entendieron que la propuesta representaba un intento de veto a la candidatura de Oshima y salieron a defender al representante japonés.

Pero los funcionarios de la OMC reconocen el peso de la presidencia del consejo general durante las negociaciones. Un delegado de Japón en ese cargo podría desequilibrar el proceso porque ese país figura entre los principales proteccionistas en la agricultura, subrayaron.

Con todo, los movimientos observados en la OMC, con las declaraciones de Zoellick, del G-20 y del Grupo de Cairns, no alcanzan a convencer al actual presidente del consejo general, el uruguayo Carlos Pérez del Castillo, quien cederá la función el 12 de febrero.

El panorama de las negociaciones se mantiene igual que a mediados de diciembre, cuando concluyó el periodo de sesiones de la OMC de 2003, describió Pérez del Castillo a IPS.

Las partes negociadoras no muestran voluntad de efectuar concesiones ni de acercarse a un terreno común de entendimiento, insistió. ”Este panorama lo transmitiré a los ministros que se reunirán el viernes próximo en el Foro de Davos”, dijo.

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