AFGANISTAN: Flamantes derechos femeninos bajo amenaza

La comunidad internacional debe ayudar a afianzar la seguridad en Afganistán, si de verdad aspira a que los recién consagrados derechos constitucionales de las mujeres sean algo más que manchas sobre un papel.

La constitución aprobada la semana pasada por la asamblea nacional (Loya Jirga) "es el primer gran paso", dijo la directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), la singapurense Noeleen Heyzer.

Pero la actual situación de seguridad es el primer obstáculo para que la implementación de la carta magna, que establece claramente que mujeres y hombres son "ciudadanos de Afganistán" con plenos e iguales derechos y responsabilidades ante la ley.

Heyzer indicó que la constitución afgana "no es perfecta", pero acotó que "la cuestión es, ahora, su implementación".

Esto significa preparar a las mujeres, tanto en su carácter de votantes como de candidatas, para las elecciones que se celebrarán en junio. Se trata, dijo la funcionaria, de "asegurar un ambiente de seguridad para que las mujeres sientan que pueden participar plenamente".

También se requiere una campaña educativa "para que todos entiendan lo que significa la nueva constitución", y que por los problemas de seguridad podría desarrollarse fundamentalmente a través de la radio, agregó.

La situación de la seguridad en Afganistán es "terrible", según el activista John Sifton, de la organización de derechos humanos con sede en Nueva York Human Rights Watch (HRW).

"Hemos documentado abusos generalizados cometidos por militares y policías a nivel local, incluidos extorsión, secuestro extorsivo, tráfico de opio, amenazas a rivales políticos, intimidación, arrestos y, en algunos casos, tortura", dijo Sifton a IPS.

El nuevo sistema político está signado por un fuerte presidencialismo y un Poder Legislativo bicameral.

Sifton dijo que el proceso constitucional "se tornó conflictivo", con lo que dejó de ser "un proceso verdaderamente democrático y representativo en el cual representantes del pueblo afgano debatieran honestamente el futuro del gobierno".

"Hubo negociaciones a puertas cerradas y ejercicios de poder. De todos modos, ocurrieron cosas buenas: las facciones de (el presidente afgano Hamid) Karzai y sus aliados duplicaron la representación femenina" en el parlamento, agregó.

La constitución afgana asegura mediante cuotas la participación femenina en el gobierno. Un cuarto de los escaños de la Cámara del Pueblo (baja), por ejemplo, serán mujeres.

"Esto es más de lo que tienen la mayoría de las democracias occidentales, mucho más, por ejemplo, que Estados Unidos", dijo Sifton.

Los miembros de la Cámara de los Ancianos (alta) son designados por los concejos provinciales y distritales y por el presidente, que está obligado a cubrir con mujeres la mitad de sus nombramientos.

El director de la Comisión de Derechos Humanos de Afganistán, Sima Samar, criticó la nueva constitución porque no impone la obligatoriedad de la educación básica.

Casi 80 por ciento de las mujeres afganas son analfabetas, según Unifem.

"Por supuesto, podríamos haber avanzado más", dijo Heyzer, para quien la constitución ofrece el marco de futuros avances.

"Personalmente, me hubiera gustado que removieran la fórmula 'mujeres sin tutores' y que mencionaran los 'hogares encabezados por mujeres'", agregó.

Organizaciones femeninas cuestionan la carta política afgana por no incluir el derecho de las mujeres a la independencia financiera, a la herencia y a la actividad comercial y la imposición de los 18 años como edad mínima para el matrimonio y el derecho.

Tampoco menciona la criminalización de la violencia contra la mujer, ni a la tradición de que una familia compense los delitos cometidos por alguno de sus miembros entregando niñas a la familia de las víctimas.

Para Sifton, la principal falla de la constitución es su vaguedad, en especial en lo que refiere al vínculo entre la ley islámica y los derechos humanos. "La supremacía de un derecho sobre otro no está clara", dijo.

El movimiento islámico Talibán gobernó Afganistán entre 1996 y fines de 2001, cuando Washington lo derrocó por proteger al saudita Osama bin Laden, líder de Al Qaeda y supuesto impulsor de los atentados que dejaron 3.000 muertos en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.

El país fue destruido por 23 años de guerras que se iniciaron con la ocupación militar de la Unión Soviética en 1979, y el posterior conflicto civil armado, que se prolongó hasta 1996.

Talibán asumió el control de tres cuartas partes del país y se inició un periodo de relativa calma que concluyó en octubre de 2001, cuando Estados Unidos y Gran Bretaña iniciaron los bombardeos contra el Talibán y contra Bin Laden.

***** +Unifem, en inglés (http://www.unifem.org/) +Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán, en inglés (http://rawa.fancymarketing.net/index.html)

(FIN/IPS/tra-eng/pd/ml/mj/hd ip/04)

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