Por más de 50 años, las políticas de salud reproductiva de India se concentraron en abatir el crecimiento de la población. La prevención del VIH/sida quedó relegada, hasta que las autoridades cayeron en la cuenta de que la tremenda ignorancia sobre el tema era una bomba de tiempo.
India es el segundo país más poblado del mundo, con más de 1.000 millones de habitantes. La enorme población marginada y los difundidos mitos culturales sobre la sexualidad vuelven a este país surasiático inmensamente vulnerable a la epidemia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) y sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el VIH/sida afecta a cerca de 40 millones de personas en todo el mundo.
”El nivel de ignorancia es impresionante. Una escuela de Tiruppur expulsó a dos niños porque sospechaba que su padre había muerto de sida”, dijo Bimal Charles, director del Proyecto de Prevención y Control del Sida en Chennai (antigua Madrás), capital del sudoriental estado de Tamil Nadu, donde también se encuentra Tiruppur.
Debieron intervenir activistas y funcionarios locales para convencer a las autoridades de la escuela de volver a aceptar a los niños, pero sólo después de demostrarles que su padre no había muerto de sida. Ni siquiera la Comisión de Trabajo Infantil sabía qué hacer.
”Es frecuente encontrar a personas que creen que, si tocan o incluso si ven a una persona con VIH/sida, pueden contagiarse. Este estigma se extiende a los niños también”, lamentó Charles.
La Organización Nacional de Control del Sida (NACO) estimó que 4,58 millones de indios viven con VIH. En la franja de 15 a 49 años de edad, la tasa de infección se estima en 0,7 por ciento.
Un estudio centinela de la NACO reveló que la infección sobrepasó uno por ciento en clínicas prenatales de seis estados del país.
La epidemia está extendiéndose entre la población femenina y joven. De los 55.764 casos de sida registrados en India, 2.112 corresponden a niños y niñas. El índice de transmisión de madre a hijo durante el embarazo es de 2,72 por ciento.
Además, 14 por ciento del total de personas que viven con VIH tienen menos de 14 años, y suman 641.000.
Los niños y adolescentes sufren el flagelo del sida de dos maneras: por ser ellos mismos víctimas de la enfermedad, o por perder a uno o ambos padres víctimas del sida.
En base al índice de natalidad y a la población total, se estima que cada año habrá 10.800 niños afectados sólo en Tamil Nadu. De ellos, 3.500 contraerán la infección.
”Muchas veces, la gente sólo cree lo que ve. A veces, preguntan a nuestro personal si los niños pueden contraer el VIH”, declaró el gastroenterólogo pediátrico Pinakapani Manorama, fundador y presidente de la Sociedad para la Educación Comunitaria sobre Salud, que administra una escuela-hogar para niños víctimas del sida.
”El control de enfermedades como el cólera resultó eficaz porque en las comunidades se veía morir a la gente. Pero cuando una persona se enferma de sida, no se lo cuenta a nadie”, explicó Manorama.
En referencia a las necesidades de niños infectados o afectados de otra forma por el VIH/sida, dijo que varían de un niño a otro, pero todos necesitan el amor y el apoyo de sus padres o alguien que cumpla la función de éstos.
”Los niños con VIH padecen las mismas enfermedades que los no infectados, sólo que éstas son más serias, frecuentes y difíciles de tratar”, explicó Manorama.
Un estudio de 705 familias afectadas por la epidemia realizado por la Sociedad que preside Manorama reveló que 76,8 por ciento de los niños de esas familias viven debajo de la línea de pobreza, y 57,6 por ciento tienen a ambos padres infectados con el VIH. Sesenta y uno por ciento de sus padres realizan trabajos manuales y 19 por ciento de sus madres son viudas.
La mayoría de los niños se contagiaron durante su gestación. ”A veces, los padres creen que no pueden hacer nada. Muchos piensan que sus hijos con VIH morirán pronto, sin saber que la atención pediátrica básica es suficiente para controlar a la mayoría de los niños infectados”, dijo Muthupandian, subdirector de la Sociedad para la Educación Comunitaria sobre Salud.
Las necesidades de los niños afectados por el sida dependen en primer lugar de la situación de sus padres —en caso de que éstos estén vivos—, del grado de apoyo familiar y del grado de discriminación en su comunidad.
”El VIH y el SIDA agravan otras crueldades que sufren los niños. Sin su conocimiento, la epidemia impacta en su vida presente y futura. Ellos no pueden comprenderla y no participan en su prevención ni en el tratamiento”, señaló Charles.
”La lucha por la supervivencia diaria desvía la atención sobre un virus que no ocasiona un daño inmediato”, agregó.
Cuando un hombre muere de sida, en general su esposa muere poco después, porque también padece la enfermedad, y deja a los hijos huérfanos.
Muchos padres, aunque conscientes de su enfermedad terminal, no cuentan con medios para planificar una vida alternativa para sus hijos, después de su propia muerte.
”Una de las consecuencias más trágicas del VIH/sida es su impacto devastador en la salud emocional y física de los niños. Con frecuencia, estas necesidades son olvidadas”, lamentó Manorama.
En general, los adultos tienen dificultades para hablar con sus hijos de sexo, enfermedades y muerte, o piensan que los protegen al no hablarles de esos temas.
”Sin embargo, esta actitud crea una conspiración de silencio y miedo, o bien los adultos no perciben que sus hijos también sufren ansiedad y dolor y deben hacer frente a estas sensaciones por sí solos”, advirtió Manorama.
”Ocultarles al niño el VIH o sida es difícil, si no imposible, y también puede tener consecuencias negativas. Ellos necesitan apoyo”, concluyó.
