– Hace un año, el edificio caraqueño de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) era un local en penumbras donde su presidente, Alí Rodríguez, reunió a un puñado de corresponsales extranjeros para desgranar los pocos logros de la industria ante la huelga que paralizaba el país.
Ni siquiera había electricidad suficiente en la sede del gigante energético, y parecían empequeñecidos Rodríguez y los pocos gerentes a quienes les bastaban sus dedos para contar los barcos con despachos de crudo a Estados Unidos, el principal cliente.
Frente a las costas venezolanas, tripulaciones en huelga paralizaban la descarga de buques con combustible para el mercado interno, con tres millones de vehículos carentes de gasolina, y estaban bloqueadas desde las refinerías hasta las computadoras necesarias para elaborar las más simples facturas.
Desde el 2 de diciembre de 2002, las centrales patronal y sindical del país, más unos 5.000 gerentes y empleados de Pdvsa, habían lanzado una huelga general por tiempo indefinido, para exigir la realización de un referendo consultivo en el cual se preguntara a los ciudadanos si el presidente Hugo Chávez, que comenzó en 2000-un mandato de seis años, debía renunciar de inmediato.
En abril del año pasado, pocos días después de que un golpe de Estado apoyado por la oposición desalojara brevemente a Chávez del poder, Rodríguez fue llamado a ocupar la dirección de la petrolera estatal, para lo cual debió dejar la secretaría general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que ocupaba desde fines de 2000.
Este martes, un año después de aquella reunión en penumbras, un satisfecho Rodríguez reunió al mismo grupo de corresponsales para mostrar algunos resultados financieros de Pdvsa que calificó de ”extraordinarios, si se toma en cuenta que vivimos una situación de guerra hasta el 2 de febrero” de este año, cuando la huelga cesó sin haber alcanzado su objetivo.
Pdvsa despidió, bajo acusación de abandono del trabajo y sabotaje, a 18.000 de los 39.000 empleados que tenía antes de esa huelga, que hizo perder al país unos 10.000 millones de dólares, o sea casi 10 por ciento de su producto interno bruto (PIB), que decrecerá este año cerca de 12 por ciento en relación con 2002.
En los días más difíciles de diciembre, la producción usual diaria de 2,5 a 3 millones de barriles de 159 litros de crudo cayó a apenas 25.000 unidades.
Por contraste con aquella situación, de casi bloqueo de sus exportaciones y cabotaje de productos, la empresa se ufana de haber despachado de enero a noviembre de 2003 1.768 embarques de crudo y otros productos a los cinco continentes, con un promedio de exportación de 2.066.000 barriles diarios.
Según Rodríguez ”la recuperación de la economía del país se inició ya, y los estimados más conservadores apuntan a un crecimiento del PIB de tres por ciento el año próximo, aunque según algunos puede llegar a 7,5 por ciento”, y en ese proceso ”el petróleo y PDVSA mantendrán su papel de motor”.
Venezuela reivindica una capacidad de producir diariamente 3,4 millones de barriles de crudo, y una producción efectiva de 2,8 millones de unidades, o sea la cuota que le fue asignada por la OPEP.
Pero la agrupación opositora Gente del Petróleo, de ex gerentes de Pdvsa, sostiene que la producción actual del país no pasa de 2,5 millones de barriles por día, y la firma internacional especializada Platts dice que Venezuela produce 2,6 millones de unidades.
Según Rodríguez, Pdvsa realizó este año ventas de petróleo desde Venezuela por valor de 17.000 millones de dólares, cobró 16.600 millones y entregará a su propietario, el Estado, el equivalente a 9.950 millones de dólares, entre dividendos e impuestos.
La cifra es semejante a la del año pasado, cuando la corporación entregó al Estado 10.070 millones de dólares, pero se prevé que en 2004 aportará sólo 7.500 millones de dólares, ya que será menor la transferencia por dividendos acumulados.
Con esos recursos, el Estado financia gran parte de su presupuesto, que es de 25.000 a 26.000 millones de dólares anuales.
La cifra de negocios total de Pdvsa es más de 40.000 millones de dólares anuales, principalmente gracias a su filial estadounidense Citgo, que refina cerca de un millón de barriles diarios y suministra gasolina a unas 15.000 estaciones de servicio, sobre todo en el este y sureste de Estados Unidos.
A mediados de los años 90, cuando la empresa facturaba en total unos 50.000 millones de dólares, llegó a ser la primera del Sur en desarrollo.
Ex directivos de Pdvsa que militan en el campo opositor, como Alberto Quirós y Gustavo Gabaldón, sostienen que esa compañía pierde capacidad de producir y de competir debido a la crisis política venezolana, que se traduce en menos inversiones, menos prospección y menos mantenimiento de instalaciones.
Rodríguez, a la espera de los resultados de la reunión anual de Pdvsa, se limitó a asegurar que los resultados de la corporación en 2004 ”serán sencillamente superiores”.
