IRAQ: Leña del árbol caído

Muchos iraquíes quieren ver muerto a Saddam Hussein. Sus antiguos partidarios sunitas porque les avergüenza la forma en que, según sus captores, el ex presidente se entregó a las fuerzas estadounidenses, y sus antiguos opositores chiitas y kurdos porque lo consideran el único castigo posible.

”No puedo creer que los estadounidenses lo traten tan bien”, dijo Hussein Ali Al Saberi, director de la filial de la Unión de Prisioneros Políticos de Iraq en Najaf, una ciudad del centro-sur del país. ”Cuando sus hombres me llevaron, me torturaron con choques eléctricos”, recordó.

Al Saberi no promueve el mismo trato para el depuesto presidente iraquí, pero cree que la muerte es la única pena posible para el hombre que gobernó este país con mano de hierro durante 24 años.

Saddam Hussein, derrocado el pasado abril por las fuerzas invasoras encabezadas por Estados Unidos, fue capturado el día 13 en un pequeño escondite subterráneo camuflado, a unos 15 kilómetros de su ciudad natal de Tikrit, al norte de Bagdad.

Según sus captores estadounidenses, el ex dictador se entregó de inmediato con las manos en alto y ofreció ”negociar”.

El presidente estadounidense George W. Bush anunció que Saddam Hussein será juzgado por un tribunal especial iraquí, y expresó su deseo de que pague sus crímenes con ”la pena máxima”.

El derrocado presidente fue exhibido tras su captura por televisión, sucio y con el rostro demacrado. Según la cadena de noticias estadounidense CBS, los custodios colgaron en su celda fotos de todos sus fieles capturados o muertos para humillarlo, entre ellos las de sus hijos Uday y Qusay, abatidos por las fuerzas estadounidenses el pasado julio.

No obstante, Al Saberi considera que lo tratan demasiado bien. ”Sabemos cuáles son las normas ahora”, reconoció. ”Queremos pertenecer al resto del mundo y Saddam debe ser tratado según las normas internacionales”, pero igualmente el proceso debe conducir al mismo fin, opinó.

”Para un hombre que ha hecho tanto mal, sólo hay un castigo: la pena de muerte”, dijo.

Al Saberi fue detenido en 1987 por hacer huelga en protesta contra el régimen. Estaba afiliado al partido islámico Dawa, que resistía la dictadura de Saddam Hussein. ”Eramos unos 25. Ejecutaron a cerca de la mitad y torturaron al resto”, contó.

Al Saberi fue liberado luego del levantamiento chiita de 1991, pero ese no fue el fin de la historia. ”No me permitían viajar ni trabajar, me seguían todo el tiempo. Aquello no era vida”, recordó.

El grupo islámico chiita es mayoritario en Iraq, pero este país ha estado dominado históricamente por la minoría sunita, a la que pertenece Saddam Hussein. Los chiitas, predominantes en el sur del país, y los kurdos, predominantes en el norte, fueron los más oprimidos bajo su régimen.

Todos en Najaf parecen haber sufrido a manos del antiguo gobierno, o al menos conocen a alguien que pasó por esa experiencia. A muchos hombres les falta un ojo, porque los golpes en los ojos eran uno de los métodos de castigo favoritos del Partido Baas de Saddam Hussein para sus detractores.

La familia Hamudi vive en la extrema pobreza en un callejón cerca de la mezquita del Imán Alí, el santuario chiita más sagrado, en el centro de Najaf. La señora Hamudi está enferma desde que su hijo mayor, Raad, fue llevado por fuerzas del gobierno durante el levantamiento de 1991.

Su hermana Hebba era pequeña en ese entonces, pero sabe lo que pasó. ”Raad fue herido en su pierna durante los combates, y debieron amputársela.. Cuando los soldados entraron en la ciudad huimos, pero Raad y otros hombres heridos permanecieron en la casa. Se los llevaron y no volvimos a saber de ellos. Los ejecutaron a todos”, contó.

Hebba y su familia esperan al menos encontrar los restos de Raad si se descubren fosas comunes. Todos se sienten mejor tras la captura del antiguo dictador. ”Ya no tenemos miedo de él ni de sus seguidores”, dijo la joven.

La opinión pública, los líderes religiosos y las autoridades de Najaf parecen tener una sola voz en el reclamo de la pena de muerte para el hombre que provocó tanto sufrimiento en la ciudad.

Alí Merzah Al Asady, líder del partido Dawa, está enfurecido por la sugerencia del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, de que Saddam Hussein debería ser juzgado por un tribunal internacional.

”Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Llevarlo a La Haya y tratarlo como un rey, como están haciendo con el ex presidente yugoslavo (Slobodan Milosevic, acusado de crímenes de guerra)? Allí, comparecería sólo de vez en cuando ante el tribunal, para jactarse de lo que ha hecho”, dijo.

Al Asady quiere un juicio en Bagdad. ”Allí, sus víctimas podrán asistir al juicio, no habrá tantas demoras y aun si se lo acusa de un solo crimen, tendrá la pena de muerte que merece”.

Las personas que realizaron manifestaciones de apoyo a Saddam Hussein luego de su detención son una minoría, sostuvo. ”Todos están contentos por el fin de Saddam Hussein”, aseguró.

Estados Unidos y Gran Bretaña acusaron a Saddam Hussein de desarrollar armas de destrucción masiva e invadieron Iraq en marzo, pero no encontraron ninguna de esas armas. (

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