IRAQ: Decapitados por error

Cientos de civiles de Iraq murieron por bombas de racimo y ataques aéreos de la coalición invasora que tenían como propósito ”decapitar” al régimen de Saddam Hussein, denunció la organización estadounidense Human Rights Watch (HRW).

Las fuerzas terrestres de Estados Unidos usaron demasiadas municiones de racimo en áreas pobladas en la primera etapa de la guerra, en marzo y abril pasados. Además, 50 ataques aéreos de ”decapitación” no acertaron en ninguno de sus blancos, y en cambio mataron e hirieron a numerosos civiles, señaló HRW en un nuevo informe.

Ambas tácticas podrían ser violatorias de las leyes de guerra, aunque en general la coalición invasora encabezada por Estados Unidos intentó cumplir con las leyes humanitarias internacionales, sostuvo el grupo neoyorquino.

”Las fuerzas de la coalición trataron en general de evitar la muerte de iraquíes que no participaban de los combates, pero cientos de muertes de civiles pudieron haberse evitado”, declaró Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW.

El informe, titulado ”Fuera del blanco: Guerra y víctimas civiles en Iraq”, detalla también numerosas violaciones al derecho humanitario por las fuerzas iraquíes, como el uso de escudos humanos, el abuso de emblemas de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, el uso de minas antipersonales y el despliegue de armas en mezquitas, hospitales y sitios culturales y arqueológicos.

En muchos casos, los combatientes iraquíes no tomaron las precauciones necesarias para proteger a civiles de operaciones militares, y su práctica de vestirse de civil necesariamente puso en riesgo a los verdaderos civiles.

El derecho humanitario internacional no penaliza toda muerte de civiles en medio de las hostilidades, pero exige a las fuerzas armadas que adopten todas las precauciones necesarias para evitar daños colaterales. También les exige abstenerse de realizar ataques indiscriminados o aquellos en los que el daño previsto a la población civil sea superior al posible logro militar.

Precisamente ese es el caso del uso de bombas de racimo, porque cada una de estas bombas disemina horizontalmente miles de proyectiles letales en una gran área apenas por encima del nivel del suelo, hasta a 20 metros de distancia, que causan lesiones externas y en órganos internos.

El informe de HRW está basado principalmente en las investigaciones de tres expertos que realizaron evaluaciones de daño en las principales áreas de combate en los valles de los ríos Tigris y Eufrates, donde se reportaron muertes de civiles, y en otros sitios donde se utilizaron bombas de racimo.

Los investigadores también se basaron en registros hospitalarios y militares estadounidenses. Anteriormente, HRW había realizado evaluaciones de daño de batallas en Yugoslavia y Afganistán.

En cada uno de los sitios, el equipo estudió las pruebas balísticas y entrevistó a soldados de la coalición, residentes y víctimas. Debido a la dispersión militar, fue imposible entrevistar a soldados que hubieran participado en batallas específicas, explica el informe.

El equipo no trató de estimar el número total de civiles resultantes de las hostilidades. La agencia de noticias estadounidense Associated Press calculó, tras recabar datos de 60 de los 124 hospitales de Iraq a principios de mayo, que más de 3.420 civiles habían muerto.

Pero la organización Medact, filial británica de Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear, concluyó en un estudio publicado en noviembre que entre 5.700 y 7.356 civiles murieron en Iraq a causa de las hostilidades entre el 20 de marzo (fecha de la invasión) y el 1 de mayo (fecha en que el presidente estadounidense George W. Bush dio por finalizados los combates).

Associated Press también informó el miércoles que una iniciativa del Ministerio de Salud iraquí de contar las víctimas fue suspendida esta semana, aparentemente por órdenes de la Autoridad Provisional de la Coalición, encabezada por Estados Unidos.

HRW concluyó que el uso de bombas de racimo, en su mayoría por fuerzas de tierra de Estados Unidos y Gran Bretaña, causaron más víctimas civiles que ningún otro factor en la campaña militar de marzo y abril. En conjunto, ambas fuerzas usaron casi 13.000 municiones de racimo, que contenían en total casi dos millones de ”submuniciones” y mataron a más de 1.000 civiles.

La mayoría de las víctimas civiles de ataques aéreos fueron resultado de un total de 50 ataques dirigidos contra autoridades del régimen de Saddam Hussein, entre ellos dos contra el propio presidente. Uno de estos ataques mató a 18 civiles y destruyó tres viviendas en el barrio de Mansur, en Bagdad.

La estrategia de la ”decapitación” se basó casi exclusivamente en la interceptación de teléfonos satelitales respaldada por datos de inteligencia ”inadecuados”, según HRW.

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