ERITREA-ETIOPIA: El camino a la paz pasa por Badme

El proceso de paz entre Eritrea y Etiopía volvió a estancarse debido a un nuevo diferendo sobre la fronteriza ciudad de Badme, cuya disputa desencadenó en 1998 dos años de guerra entre ambas naciones del Cuerno de Africa.

La comunidad internacional tenía esperanzas de que el conflicto se resolviera definitivamente, en especial luego de los importantes avances registrados en las últimas semanas.

En la última reunión de la bilateral Comisión de Coordinación Militar (CCM), en Nairobi, representantes de las fuerzas armadas de los dos países se comprometieron a mantener la estabilidad en la frontera y a crear subcomisiones para tratar los principales asuntos conflictivos pendientes.

La CCM es el único foro en el que ambas partes mantienen un diálogo continuado bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El foro mundial consideró la creación de subcomisiones como ”el avance más positivo e importante” en el proceso de paz.

La Misión de las Naciones Unidas en Etiopía y Eritrea (UNMEE) tiene 4.2000 soldados desplegados a lo largo de una franja fronteriza de 25 kilómetros de ancho llamada Zona Temporal de Seguridad.

En una teleconferencia entre Asmara y Adis Abeba, el comandante general de la UNMEE, Robert Gordon, afirmó que la CCM puede resolver el conflicto, pero apuntó que ”el gran temor de todos es que se produzca un pequeño incidente que perjudique la buena comunicación que se logró entre las dos partes”.

La creación de subcomisiones ”es el paso más importante que ha dado la CCM en los últimos meses, a excepción de la demarcación de la frontera”, enfatizó.

Pero allí terminan las buenas noticias.

En los últimos días se agravaron los enfrentamientos verbales entre los dos países por la fronteriza localidad de Badme, ahora bajo control etíope, pero considerada eritrea por la Comisión Fronteriza para Etiopía y Eritrea, con sede en La Haya y creada en abril de 2002.

Badme fue el principal escenario de la guerra, que dejó unos 80.000 muertos y más de 600.000 civiles desplazados. En el conflicto participaron cerca de medio millón de soldados de ambas partes.

Ambos países aún se disputan la ciudad, pese a que se comprometieron a respetar las decisiones de la Comisión Fronteriza en el Acuerdo de Argel, que puso fin a la guerra en diciembre de 2000.

Etiopía rechazó en septiembre la adjudicación de Badme a Eritrea, y desde entonces el proceso de paz entró en lo que la ONU califica de ”severa tensión”.

Miembros de la etnia tigré, del norte de Etiopía, se oponen al control eritreo de Badme porque temen perder acceso a tumbas de la zona, que consideran sagradas.

La Comisión Fronteriza informó a comienzos de noviembre que todavía no estaba preparada para iniciar la demarcación de la frontera común de 1.000 kilómetros, pero aseguró que lo hará ”tan pronto como las condiciones lo permitan”.

La demarcación fronteriza estaba prevista originalmente para mayo, y luego se pospuso dos veces, primero para julio y luego para octubre.

El primer ministro etíope Meles Zenawi y su canciller Seyoum Mesfin admitieron públicamente haber ”perdido confianza” en la Comisión Fronteriza.

Zenawi sorprendió a la comunidad internacional al divulgar una carta de tres páginas dirigida al secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la que calificó de ”ilegal, injusta e irresponsable” la decisión de otorgar el control de Badme a Eritrea.

El primer ministro opinó que la decisión será motivo de una ”continua inestabilidad” e incluso podría ”provocar guerras”.

Por su parte, el gobierno de Eritrea instó a la comunidad internacional a actuar con más efectividad para encontrar una solución definitiva a la crisis en el Cuerno de Africa.

El canciller eritreo Ali Seid Abdella exhortó la ONU ”a redoblar los esfuerzos para hacer que Etiopía respete la decisión” de la Comisión Fronteriza.

El ministro sostuvo que el rechazo de Etiopía a la puesta en práctica del Acuerdo de Argel podría ser respondido con sanciones, conforme a lo previsto en el artículo sexto de la Carta de la ONU.

El diplomático botswanés Legwaila Joseph Legwaila, representante especial de Annan a cargo de la UNMEE, exhortó a las dos partes a recurrir al diálogo, y subrayó que la alternativa de que se reanude la guerra es ”demasiado horrible para ser considerada”.

”La comunidad internacional va a trabajar duro para garantizar que el proceso de paz entre Eritrea y Etiopía triunfe”, afirmó.

Ahora, el principal obstáculo parece ser la resistencia de Asmara a dialogar con Adis Abeba.

”Eritrea se niega contundentemente a dialogar con Etiopía mientras ese país no respete la decisión internacional” sobre Badme, alegó el canciller Abdella.

El mes pasado, Eritrea retiró a su embajador ante la Unión Africana, con el argumento de que ese grupo, integrado por todos los países del continente, incumplió sus deberes de velar por el cumplimiento del Acuerdo de Argel y condenar a Etiopía.

A todo esto, la comunidad internacional parece estar perdiendo la paciencia.

El director general para el Desarrollo de la Unión Europea, Richard Koos, señaló en una visita a Addis Abeba la semana pasada que Etiopía debe respetar la decisión de la Comisión Fronteriza, y advirtió que de lo contrario podría perder sus socios para el desarrollo.

Toda la atención se concentra ahora en la prevista designación, a comienzos del año próximo, de un enviado especial de la ONU para el conflicto.

Se especula que el ex canciller canadiense Lloyd Axworthy será nombrado en el cargo luego de que Annan presente el 7 de enero un informe sobre el proceso de paz en Cuerno de Africa. (

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