El gobierno de Estados Unidos viola el espíritu de sus propias leyes al aprobar la venta de instrumentos de tortura a países donde se aplica esa práctica aberrante, advirtió la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
Las exportaciones estadounidenses de aparatos para infligir choques eléctricos ascendieron en 2002 a 14,7 millones de dólares, y las de instrumentos para el control de personas detenidas a 4,4 millones, según el informe de Amnistía, titulado ”Los mercaderes del dolor”.
Al mismo tiempo que les vendía los equipos, Washington entregó sospechosos de participar en redes terroristas a las autoridades de esos mismos países, indica el estudio.
”Aunque la tortura es endémica en Arabia Saudita, (la empresa) Smith & Wesson no tuvo escrúpulos en venderle unos 10.000 grilletes. Al parecer compartiendo esa falta de preocupación, el gobierno de (George W.) Bush aprobó la venta”, dijo William Schulz, director ejecutivo de Amnistía en Estados Unidos.
”Durante décadas, organizaciones de derechos humanos y el Departamento de Estado han documentado el uso cruel que ha hecho Arabia Saudita de los grilletes y cadenas para torturar y arrancar confesiones”, agregó Schulz.
”Con este vergonzoso equipamiento, podemos esperar para los próximos años la tortura de minorías religiosas y opositores pacíficos”, sostuvo el activista.
Estados Unidos no es el único exportador de estos equipamientos policiales y de seguridad que son ”menos que letales” pero pueden infligir dolores severos con fines de tortura, según Amnistía.
En todos el mundo, unas 856 empresas en 47 países fabrican o venden esos artículos.
De hecho, compañías asiáticas —en particular radicadas en Corea del Sur, China y Taiwan— dominan el mercado de los aparatos para administrar choques eléctricos.
”Sólo porque el equipamiento de seguridad puede describirse como 'menos que letal', eso no significa que no puedan cometerse abusos, ni que no puedan usarse para herir o matar”, dijo Brian Wood, experto de aparatos para controlar a delincuentes e integrante de Amnistía.
”Estamos extremadamente preocupados porque muchos países han sido autorizados para utilizarlos contra la población sin suficiente investigación sobre sus efectos en los derechos humanos”, advirtió Wood.
El gobierno estadounidense ha dispuesto el requisito de una licencia especial para la exportación o embarque de equipos de choque eléctrico a todos los países —excepto Canadá— para reducir la posibilidad de que se vendan a países donde se aplica la tortura.
También la Comisión Europea, rama ejecutiva de la Unión Europea, ha propuesto reglamentos que prohíben la exportación de equipos cuya aplicación básica es la tortura, como grilletes y cinturones eléctricos.
Otras normas presentadas por la Comisión Europea restringen la exportación de otros equipos que, si bien tienen aplicaciones legítimas de vigilancia y prevención de delitos, pueden ser utilizadas para torturar, como gases lacrimógenos y pistolas de choques eléctricos.
Pero estas leyes aún deben ser aprobadas por el Parlamento Europeo, mientras las restricciones a las exportaciones sancionadas por Washington están en pleno vigor, advirtió la filial estadounidense de Amnistía.
En 2001, el gobierno aprobó tres ventas de artículos utilizables para infligir choques eléctricos a Turquía, a pesar de que el Departamento de Estado (cancillería) consideró que el gobierno de ese país daba amplio uso a esas armas para infligir torturas.
Una estudiante de 17 años fue detenida en 2002 por distribuir en Turquía octavillas llamando a la legalización de la educación en idioma kurdo. La joven fue amenazada con violación y torturada, desnuda, con choques eléctricos en pies, piernas y estómago, indicó Amnistía.
Un estudio realizado por Amnistía concluyó que la tortura es una práctica presente en todos los países del mundo, excepto 35, y que en más de 70 es común.
En más de 80 países, incluido Estados Unidos, se han registrado muertes por esa causa.
El Departamento de Comercio de Estados Unidos aprobó el año pasado licencias para la exportación de armas de descarga eléctrica —pistolas, bastones, cinturones y similares— a 45 países.
Entre ellos figuran Arabia Saudita, Bangladesh, Brasil, Ecuador, Filipinas, Ghana, Honduras, India, Jordania, Líbano, México, Perú, Sudáfrica, Tailandia y Venezuela.
Más de 60 empresas solicitaron los permisos respectivos.
La filial estadounidense de Estados Unidos teme que algunos fabricantes hayan ignorado los requisitos de licencia y que hayan enviado sus productos directamente al comprador.
De hecho, el diario US News & World Report informó que varias pequeñas empresas anuncian libremente en sitios de Internet armas de choque eléctrico para venderlas por partes.