Por primera vez en la historia, sesionó esta semana en Ginebra una cumbre de representantes de la sociedad civil y del sector privado que contó con la participación de gobiernos, ironizó un observador independiente sorprendido del protagonismo de los grupos no gubernamentales.
La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) se organizó para favorecer la penetración de las industrias de las tecnologías de las telecomunicaciones y de la computación en los mercados vírgenes de los países en desarrollo.
La industria llegó a esta cumbre tratando de sobreponerse a la crisis de comienzos de 2001, tras una década de formidable expansión. A mediados de ese año se calculó que el sector había incurrido en incumplimientos de pagos por unos 60.000 millones de dólares, al tiempo que despedía a 300.000 asalariados.
El foro organizado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) presentaba una oportunidad de relanzar la industria con nuevos negocios en los países en desarrollo.
Durante todo el proceso de la CMSI, la industria participó de manera activa aunque discreta, pues habitualmente muchos de sus intereses son recogidos por los representantes de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
A diferencia del sector privado, que influye en las decisiones de la UIT, la sociedad civil carecía de un espacio reconocido en la esfera de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Pero después de dos años de negociaciones hacia la cumbre, la aparición de la sociedad civil se presenta como uno de los resultados reales del proceso, evaluó Wolfgang Kleinwachter, de la Universidad de Aarhuis, en Dinamarca.
Hasta ahora, la sociedad civil no se encontraba organizada como un actor y estaba dominada especialmente por algunas voces radicales, describió a IPS el académico.
Ahora estos grupos independientes han obtenido reconocimiento. Kleinwachter aseguró que la sociedad civil se mantiene en discusión permanente a través de Internet y continuará en esa actividad hasta la segunda fase de la cumbre, que se realizará en Túnez en noviembre de 2005.
Durante el proceso previo a la primera fase de la reunión, efectuada en Ginebra desde el miércoles hasta este viernes, la sociedad civil tuvo acceso limitado a las reuniones de los representantes de gobiernos.
Pero ahora, a la luz del aporte de los sectores independientes, sus dirigentes advierten a los gobiernos que si esperan nuestra contribución, tendrán que reconocernos más derechos.
La sociedad civil aspira a disponer de una posición privilegiada en la UIT similar a la que gozan los industriales, reconoció Kleinwachter.
De esa manera, el régimen de gobierno de la agencia de la ONU se asemejaría al sistema tripartito de la Organización Internacional del Trabajo, integrado por gobiernos, organizaciones de empleadores y sindicatos. = 12112008 ORP014 NNNN ZCZC ORP015 QD CAT:WD IC IT IP ROMAIPS COMUNICACIONES: Nace una estrella(2-E)
Pero Kleinwachter admitió que ese objetivo demandará su tiempo, aunque ya estamos en el comienzo, dijo.
La sociedad civil y el sector privado se caracterizan por su capacidad de reaccionar mejor ante los cambios que se producen en el ambiente que abarca las tecnologías y la sociedad, explicó el académico.
En cambio, los gobiernos están limitados por compromisos. Las diferencias se reflejan en los textos de las declaraciones que auspician las dos partes. Los gobiernos sostienen casi siempre que se podría hacer mientras la sociedad civil expone que se debe hacer.
Los gobiernos reducen sus aspiraciones en materia de derechos humanos al reconocimiento del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que consagra la libertad de expresión.
En cambio, la sociedad civil invoca otros nuevos, como el derecho al acceso a las tecnologías informática y de comunicaciones o el derecho a participar en la sociedad de la información, expuso Kleinwachter.
Las aspiraciones de la sociedad civil quedaron condensadas en un documento presentado este jueves por Sally Burch, de la agencia de noticias ALAI, en su condición de coordinadora del grupo no gubernamental sobre contenidos y temas.
La declaración reclama que en las sesiones posteriores de la cumbre, los países anfitriones respeten los enunciados de la declaración de la actual reunión de Ginebra, en particular los referidos a derechos humanos fundamentales, libertad de expresión, de asociación y de información.
La referencia alude a la situación de Túnez, la sede de la segunda fase de la cumbre, que ha sido acusada por organizaciones no gubernamentales de hostil hacia la pluralidad de los medios de comunicación y hacia los periodistas.