La concentración se impone. Hay que recorrer más de una docena de salas en las que sólo las obras están iluminadas, y cuesta incluso leer los letreros que las identifican e informan sobre ellas.
Son necesarias horas para observar bien los 300 objetos exhibidos en la muestra Arte de Africa, principal actividad de este fin de año en el Centro Cultura Banco de Brasil, de Río de Janeiro, que empezó el 14 de octubre y durará hasta el 4 de enero.
Uno de los objetivos de esa exposición, que abarca esculturas, máscaras, instrumentos y objetos de uso cotidiano con valor estético agregado, es mostrar que los pueblos africanos al sur del Sahara producen arte desde hace muchos siglos, con una calidad que queda clara tras el maratón.
Las 300 obras son originarias de 31 territorios que fueron delimitados como países hace poco más de un siglo, juntando etnias y culturas muy distintas en naciones que sólo conquistaron la independencia hace algunas décadas.
Por eso varias obras tienen doble identificación, étnica y por país, por ejemplo yoruba de Nigeria.
Todas pertenecen al Museo Etnológico de Berlín, de cuyo acervo de 75.000 se hizo la selección que después de esta muestra se dividirá hasta abril en dos menores, en Brasilia y Sao Paulo.
A la entrada de la exhibición, un cartel recuerda que, según un proverbio de África Occidental, el forastero tiene ojos grandes pero no ve bien, destaca que en los países representados había 107 culturas distintas, y advierte que no se trata de arte primitivo, como se le calificó con visión colonialista.
Ese arte despertó el interés de artistas plásticos europeos del siglo pasado, como Picasso y Matisse, y es una referencia e inspiración para el arte moderno, sostuvo Alfons Hug, director en Río de Janeiro de la aencia cultural alemana Instituto Goethe y responsable de la idea de esta muestra.
La exhibición reúne objetos del siglo XV al XX, y la ausencia de obras más antiguas se debe en gran medida a que muchas se realizaron en madera poco duradera.
Se puede apreciar que en ese periodo las máscaras y esculturas dejaron de ser naturalistas para adoptar formas mas geométricas y abstractas, y que en algunos casos hubo absorción de influencias europeas.
También el material usado se diversificó. De la madera se pasó al latón importado, la piedra, el marfil y el hierro, todos de mayor durabilidad. Algunas estatuas, especialmente las representativas del poder, mezclan gran cantidad de materiales, incluyendo tejidos de algodón, fibras vegetales, vidrio, resinas y tintas.
Una impresionante figura congoleña de jefe espiritual, con grandes ojos blancos, tiene el cuerpo lleno de clavos.
La escultura usada como símbolo de la muestra, y considerada una obra maestra, representa a Chibinda Ilunda, un héroe cazador de Angola, y fue hecha en el siglo XIX combinando madera, tejido de algodón, fibras vegetales y mostacillas en sus 39 centímetros de altura.
Los organizadores destacan que incluso los objetos de uso diario, como vasos, saleros, sillones reales, sillas y adornos tienen valor estético por su diseño y numerosos detalles.
Hay obras exhibidas que no llevan firma pero tampoco son artesanía anónima, sino que fueron realizadas por autores de prestigio artístico en su época.
Hago obras de talla en madera para que las personas pregunten 'quién hace esto' y para que mi nombre circule en el país, dijo Tro, un artista de Nigeria, según informa un cartel.
Africa también tiene sus Rodin, Miguel Angel y Aleijadinho dicen los carteles de publicidad de la muestra.
Antonio Francisco Lisboa, llamado el Aleijadinho (1730-1814) es el más conocido escultor brasileño, y sus figuras barrocas se encuentran en muchas iglesias del meridional estado de Minas Gerais.
La calidad artística africana ha sido destacada también en el último trimesre por presentaciones en Río de Janeiro de grupos de teatro, películas, cantantes y escritores africanos.
En la primera semana de este mes, el tema es la literatura de Angola, en la palabra de uno de sus mas importantes autores, Artur Pestana, mas conocido como Pepetela. (