La música es terapéutica, suele decirse. En la banda de rock argentina Diga 33, se aplica: el tecladista es ginecólogo, el baterista es pediatra, el bajista traumatólogo, el guitarrista es anestesista, el saxofonista cardiólogo, y la cantante es pediatra. Y todos quieren curarse de tanta medicina.
Cualquiera puede formar una banda, pero nosotros manejamos un lenguaje común, dice a IPS el ginecólogo, obstetra y tecladista Mariano Toziano, demorando a sus pacientes del Hospital Naval, principales seguidoras del grupo.
Diga 33 tiene ocho años, pero se hizo conocido en los últimos dos. Fue por la difusión del tema que da el nombre al grupo y a su primer disco compacto. Le siguió el trabajo Silencio Hospital y los conciertos en un amplio espectro de lugares: congresos médicos, hospitales, locales nocturnos o televisión.
El nuevo disco se presenta en forma de medicamento y, como en los prospectos, la información se divide en categorías: acción terapéutica: produce placer y cura; posología y forma de administración: conciertos viernes y sábados. Y en advertencias se asegura que escucharlos no posee contraindicaciones.
Los textos de las canciones se alimentan de la vida hospitalaria, los pacientes y las consultas más frecuentes, y subrayan en tono jocoso las precarias condiciones de la salud en un país en desarrollo como Argentina.
En ocho años, hubo muchas altas y bajas, pero en los últimos tiempos el grupo fue hallando un estilo entre el rock, el jazz y el soul. Y es valorado por otros músicos, como el ex líder de Soda Stereo Gustavo Ceratti. No queremos sonar como amateurs, dice Toziano.
Están lejos de serlo. Todos estudiaron música en forma sistemática y tomaron clases de canto o de instrumentos. Uno es luthier y al menos dos cuentan con una trayectoria musical de prestigio.
Si volviera a nacer, elegiría la medicina, pero canto desde la cuna, explica a IPS Griselda Berberián, pediatra e infectóloga. Mientras desarrollaba su carrera médica cantó en coros y estudió canto lírico y melódico. Desde que es madre, asegura, cuando rezonga a sus hijos intenta gritarles afinado.
En la música argentina hay antecedentes de grupos formados por médicos. Al menos uno sigue en actividad pero su nombre, Mala Praxis, podría indicar poco rigor. Y algunos recuerdan a los folcloristas Los Tordos (doctores en lunfardo).
Diga 33 es el primero formado íntegramente por médicos y que además logró trascender su ambiente. Ningún grupo de médicos había grabado un disco, y nosotros ya tenemos dos, se jacta Toziano, aunque la música por ahora sólo les permite cubrir los gastos.
En la medicina muchas veces hay que lidiar con problemas muy complejos, por eso se necesita hacer otras cosas, explica Berberián, cantante y médica en el Hospital Garraham, un sanatorio pediátrico de alta complejidad que recibe pacientes de toda América del Sur.
Como un imán, Diga 33 se ha encontrado con muchos colegas en el mundo musical y viceversa, confirmando una combinación más frecuente de lo que parece, que desmiente el estereotipo del médico insensible.
El periodista y neurocirujano Nelson Castro confesó su oculto título de pianista en una entrevista televisiva a Diga 33. El director del lírico Teatro Colón, Gabriel Senases, es oncólogo, pero también toca el saxo, y a veces con los roqueros. El presidente de la Sociedad de Alergia es violinista. Y hay más casos.
El baterista Carlos Riganti es pediatra y jefe del servicio de alergia del Hospital Pedro de Elizalde. Es el músico veterano de la banda. Formó parte de Materia Gris y de Alas, grupos de rock y jazz rock por los que pasaron talentos como el bajista Pedro Aznar.
Toziano y Riganti estudiaron en el Conservatorio Nacional de Música, y el primero integró la banda Marabunta.
El cardiólogo Daniel Ferrante tocaba el saxofón en una orquesta que actuaba en televisión hasta que un día, mientras conducía a un paciente a cirugía cardiovascular, una colega le comentó de un aviso pidiendo un saxofonista. Así se unió al grupo.
Diga 33 se completó con el anestesista y guitarrista del Hospital Naval Roberto Pérez y con el bajista Daniel Marcó, traumatólogo del Sanatorio Mitre, quien además ejerce la artesanía de luthier, confeccionando guitarras y contrabajos.
Los pacientes ven con orgullo que sus médicos hagan además otra cosa, dice Toziano. A veces nos llaman al consultorio para preguntar dónde tocamos.
Ese público del hospital, pacientes y colegas, son los primeros seguidores del grupo y los que mejor lo publicitan.
Hace dos semanas noto que casi 80 por ciento de las pacientes me comenta que nos vio en televisión, o que leyó en el diario algo del nuevo disco, o que escuchó un tema nuestro en la radio, se entusiasma Toziano, especialista en cáncer de mama.
Tengo 10 minutos para revisar,/ la lista es enorme, no se puede achicar./ Y no te equivoques con el enfermo,/ un juicio en la cabeza te darán de premio,/ dicen algunos versos de la canción insignia, Diga 33, compuesta por Toziano.
Los títulos de otros temas son sugerentes: El ateneo, Yo te hice ese tajo, Sin remedio; Me llevan al quirófano, Ahí está tu doctor; y Otro parto en la ciudad.
Ni pollo, ni huevo, ni carne/ y de verduras ni hablar,/ si ve un trozo de lechuga se pone a vomitar, clama una madre en la canción El nene no me come, clásico tópico de la consulta pediátrica.