El lema del gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) contra el colonialismo portugués y en la ulterior guerra civil de ese país fue La lucha continúa, ¡Venceremos!, definitivamente sepultado en el último congreso de esa organización.
La unanimidad en torno al presidente del país y del MPLA, José Eduardo dos Santos, es la nueva consigna, que marcó el V Congreso de un movimiento nacido hace 47 años como expresión de lucha contra el dominio portugués de cinco siglos.
Los analistas políticos independientes, tanto angoleños como internacionales, calificaron el congreso que concluyó este miércoles en Luanda, tras cuatro días de reuniones marcadas por la formalidad y el apoyo al líder, de oportunidad perdida para mostrar al mundo una opción por la democracia plena.
Los 1.500 delegados participantes, escogidos a dedo por la dirección del partido que gobierna uno de los países potencialmente más ricos de África, se limitaron a cerrar filas con Dos Santos, en contra de las corrientes de pensamiento críticas.
La anunciada apertura no se concretó, y cayeron por tierra todas las esperanzas de que el congreso sería el acontecimiento político fundamental antes de las elecciones generales de 2005, alentadas por opositores, independientes y críticos internos del MPLA.
Mientras el MPLA no cambie, el país tampoco cambia, sostuvo hoy Joao Pinto, editor político de Radio Ecclesia, uno de los pocos medios de comunicación críticos aceptados por el gobierno. Sobre este congreso, se crearon algunas expectativas, que al final no se verificaron, añadió.
Figuras históricas del MPLA como Marcolino Moco, ex primer ministro (1995-1998), Antonio dos Santos França Van Dunem, ex ministro de Defensa, y Antonio Lopo do Nascimento, ex secretario general, fueron despedidas en el anterior congreso de 1998, y no se les permite regresar a la dirección.
En términos de imagen popular, el peor revés del congreso fue la renuncia al Comité Central de Lucio Lara, mítico comandante guerrillero que en varias ocasiones puso en jaque al ejército colonial portugués durante la guerra de liberación (1961-1974).
En cambio, se reafirmó el auge de hombres del presidente como el líder del grupo parlamentario del MPLA, Bornito de Sousa, el vicepresidente del partido, Antonio Pitra Neto, y el ministro del Interior, Osvaldo da Serra Van Dunem, así como Joao Lourenço, que ocupa el meramente administrativo cargo de secretario general del MPLA.
Un periodista angoleño residente en Portugal, que habló a IPS bajo condición de anonimato, recordó que cuando comenzaron a surgir corrientes críticas de la dirección del MPLA, los mecanismos se cerraron y el Comité Central empezó a indicar sus candidatos, desalentando a los militantes que deseaban presentar candidaturas alternativas.
Todas las promesas de los últimos meses, tales como el fin del centralismo democrático, la posibilidad de una verdadera elección entre listas para los organismos de dirección y la institución del voto secreto, fueron postergadas y los mecanismos adoptados no permitieron que surgiera ningún candidato alternativo para la dirección del partido, destacó.
Para el histórico Justino Pinto de Andrade, militante, disidente y contestatario desde las filas del MPLA, fue un error histórico de José Eduardo dos Santos no salir de la escena partidaria.
Con la reelección unánime de Dos Santos y una dirección de su agrado, el MPLA va a continuar sin lograr liberarse de sus propios fantasmas del pasado, en lugar de surgir ahora con una imagen de partido dinámico, moderno y democrático, dijo a periodistas el domingo, cuando ya se adivinaba el desenlace.
Pinto de Andrade, en la actualidad profesor de economía en la Universidad Católica de Angola, no abandonó su militancia porque el MPLA no es propiedad de los actuales dirigentes. Fue un movimiento que tuvo su importancia y su dinámica en la lucha de liberación, y donde todavía permanecen personas en las cuales yo creo, explicó.
Tanto el MPLA como la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola), son tributarios de la historia de la lucha de liberación nacional, tanto así, que hasta hoy no fueron cambiados sus nombres, subrayó, pero opinó que eso no debe significar continuar con el modelo antiguo, de candidatura única, sin ninguna dialéctica democrática.
En junio de este año, la dirección de la UNITA celebró su primer congreso desde la muerte en combate de su líder histórico, Jonas Savimbi, en febrero de 2002, que significó el fin de una guerra civil iniciada en 1975, el día en que el gobernador portugués, almirante Antonio D´Alva Rosa Coutinho, entregó el poder al MPLA.
Para sorpresa de todos los observadores, en esa ocasión la UNITA invitó a Pinto de Andrade para presidir la comisión electoral de su congreso.
Acepté porque en un país con una gran cultura de violencia, quise pasar un mensaje sobre la necesidad de pacificación, dando una mano a un adversario que necesitaba ganar alguna credibilidad, sobre todo en el exterior, explicó el veterano militante en una entrevista con el diario Publico de Lisboa.
Al contrario de lo que ocurrió en este congreso del MPLA, al escoger su presidente la UNITA realizó una elección libre y justa, donde hubo debate y confrontación de ideas entre los diversos candidatos, señaló, pero añadió que el resto, fue todo 'cocinado' anticipadamente.
En comparación con el congreso del MPLA, la elección del presidente de la UNITA fue un gran avance, pero eso no le permite presentarse como campeona de la democracia, concluyó Pinto de Andrade.
Para el escritor luso-angoleño-brasileño José Eduardo Agualusa, el problema fundamental de Angola es que para lograr una democracia plena es necesarios cumplir dos condiciones: acabar con la corrupción y que exista realmente una oposición.
La UNITA, comparte cargos de poder con el MPLA, en ministerios, reparticiones pública y embajadas en el exterior, lo que hace que este partido no sea una verdadera oposición, señaló Agualusa, residente en Lisboa, en una entrevista a un canal privado de televisión portugués. (