Pasar de un ardiente verano como el último que soportó Europa, con temperaturas que superaron las máximas del último siglo, a un frío glacial o lluvias torrenciales tiene graves consecuencias para la salud humana, advierten expertos.
Por el recalentamiento global del clima al que contribuyen los gases de efecto invernadero 160.000 personas mueren cada año, la mayoría en países pobres, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las zonas más vulnerables son América Latina, Africa y Asia. Tienen baja capacidad de adaptación a fenómenos como olas de calor e inundaciones, hay sobreexplotación de las tierras y escasas infraestructuras sanitarias.
Según la OMS, 2,4 por ciento de todos los casos de diarrea en el mundo y dos por ciento de todos los de malaria son consecuencia del cambio climático. Se calcula que en 2000 se produjeron 150.000 muertes por esta causa.
Casi todas las enfermedades son sensibles a la temperatura, humedad o lluvias. Hay otros efectos más difíciles de cuantificar, como la desnutrición, uno de los factores más importantes para el sistema inmunitario y el desarrollo de enfermedades, dijo a Tierramérica la médica Kerstin Leitner, subdirectora del departamento de desarrollo sustentable y ambientes saludables de la OMS.
Leitner presentó el estudio El cambio climático, los riesgos para la salud humana y sus respuestas, durante la Novena Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en Milán del 1 al 12 de diciembre.
Las modificaciones climáticas afectan en diferentes formas a todo el mundo. La vulnerabilidad depende de la zona. 1990 fue la década más calurosa registrada por la humanidad. El último verano dejó en Europa 20.000 muertos. Las víctimas son niñas, niños y adultos mayores de 65 años.
En Italia 7.000 ancianos murieron por la ola de calor, y en Francia fueron 14.802, la mitad de ellos con más de 65 años.
Las altas temperaturas producen erupciones, infecciones y quemaduras cutáneas, fiebre, deshidratación, fatiga, síncope y el llamado golpe de calor.
El último es el más grave, porque daña la estructura celular y el sistema termorregulador y puede ocasionar la muerte por insuficiencia respiratoria, renal o hepática, entre otras razones.
Se trata de enfermedades infecciosas, de transmisión ambiental, o que pasan por el agua o por los alimentos para llegar al hombre, como la salmonelosis, que tiene clara relación con el aumento de la temperatura, sostuvo Leitner.
Las inundaciones cada vez más frecuentes también son consecuencia de los cambios de temperatura, y Europa no escapa a este peligro.
Las causas de muerte son el ahogo o los infartos. Desde 1990, 2.000 personas murieron en inundaciones.
En el entorno inundado proliferan infecciones gastrointestinales, dermatitis, conjuntivitis, intoxicaciones y envenenamientos.
Problemas psiquiátricos como psicosis, ansiedad y depresión también aumentan ante la pérdida de un ser querido o de la vivienda.
Los países en desarrollo son más vulnerables, porque la población vive en malas condiciones. El cambio climático empeora la situación y los problemas de salud, dijo a Tierramérica el científico y coautor del libro de la OMS, Diarmid Campbell.
En América Latina, la corriente fría de El Niño, un fenómeno climático periódico, ha modificado el panorama meteorológico.
Con las lluvias más intensas, el agua tiende a estancarse y es foco de reproducción de insectos que transmiten el paludismo, la malaria y el dengue.
En el norte de Perú el desborde de ríos arrasa con las viviendas, después llega la sequía y esto repercute en la salud local.
No hay programas de control para disminuir los riesgos, dijo a Tierramérica María Elena Foronda, presidenta de la Sociedad Nacional del Ambiente de Perú y galardonada con el premio ambiental Goldman 2003.
En Túnez, las intensas lluvias de los primeros meses de 2003 dejaron sin hogar a miles de personas y muchas infecciones respiratorias. En el norte de Mozambique, un brote de cólera afectó a más de 400 personas y provocó 12 muertes.
En el norte de la India, Bangladesh, Nepal y Pakistán, murieron 1.700 personas en enero de 2002 a causa del invierno boreal más frío de los últimos 40 años.
Con el recalentamiento aparecieron 30 enfermedades nuevas en los últimos 30 años, como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
* Publicado originalmente el 20 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (