La grave crisis política desatada en Sri Lanka por la destitución de tres ministros y la suspensión del parlamento, decididas por la presidenta Chandrika Kumaratunga, no impedirá que siga adelante el diálogo de paz con los rebeldes tamiles.
El masivo apoyo popular al histórico acercamiento logrado por el primer ministro Ranil Wickremesinghe con los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) y la presión de la comunidad internacional garantizarán que el proceso continúe, pase lo que pase, pronosticaron analistas.
La presidenta, descontenta con el rumbo de la negociación con los rebeldes, destituyó este martes a los ministros Tilak Marapana, de Defensa, Imtiaz Bakeer Markar, de Prensa, y John Amaratunga, del Interior, acusándolos de hacer demasiadas concesiones.
La medida, que conmovió a todo el país, fue anunciada horas antes de que el primer ministro Wickremesinghe se reuniera en Washington con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para dialogar sobre el proceso de paz.
Kumaratunga, líder de la coalición gobernante Alianza Popular, también suspendió por dos semanas las actividades del parlamento, que tenía programado reunirse el 12 de este mes para debatir el presupuesto anual.
De esta manera, Kumaratunga dejó en claro sus profundas discrepancias con el opositor Partido Nacional Unido (PNU) de Wickremesinghe, que cuenta con la mayoría en el parlamento.
El primer ministro había logrado que el LTTE aceptara reanudar el mes próximo las conversaciones de paz que había suspendido en abril, lo que había generado grandes expectativas a nivel local e internacional.
Más de 65.000 personas han muerto y unas 800.000 han sido desplazadas por la guerra civil que libra el LTTE desde 1983 para lograr la autonomía del norte y el este del país, donde los tamiles son mayoría.
Más de 70 por ciento de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka son de la etnia cingalesa —la mayoría budistas— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y que practican el hinduismo.
El primer ministro Wickramasinghe acusó este martes a la presidenta de provocar el caos y la anarquía y aclaró que continuará con su misión en Estados Unidos.
Mientras, la presidenta ordenó al Ejército rodear las estaciones de televisión estatales y las oficinas de los periódicos progubernamentales.
Kumaratunga tomó estas medidas luego de que se hiciera pública el fin de semana una propuesta del LTTE para instalar un gobierno interino en la región tamil, con poderes autónomos por cinco años hasta la celebración de elecciones.
Los rebeldes pretendían el derecho a aplicar impuestos sobre la tierra y establecer el orden en la región tamil.
El director del independiente Consejo Nacional de Paz de Sri Lanka, Jehan Perera, dijo que la reacción de Kumaratunga fue muy desafortunada, pues la iniciativa del LTTE fue bien recibida por la comunidad internacional, y en especial por Estados Unidos.
La destitución de los ministros significó una definitiva ruptura en las relaciones entre el PNU de Wickremesinghe y la Alianza Popular de Kumaratunga. El cargo de primer ministro y el de presidente son electos en Sri Lanka en comicios separados.
Pero varios analistas políticos como Kethish Loganathan, director de la Unidad de Paz y Conflictos del independiente Centro para Políticas Alternativas, coincidieron en que el proceso de paz no se verá afectado por las medidas de Kumaratunga.
De cualquier manera, las conversaciones se van a reanudar el mes próximo para discutir la propuesta de los rebeldes tamiles, señaló.
El proceso de paz cuenta con un gran apoyo popular, a pesar de la preocupación de muchos de que el LTTE se fortalezca durante la tregua y consolide su poder en el norte y el este de la isla.
La gran mayoría de los habitantes de Sri Lanka apoyan la continuación del cese del fuego, que ha sido el más largo de la historia del conflicto y que ha permitido una recuperación en la economía.
La Unión Europea advirtió que las medidas adoptadas por la presidenta podrían socavar los esfuerzos de paz, y el gobierno de Estados Unidos subrayó su respaldo a las iniciativas del primer ministro.
La presidenta dijo este martes que la propuesta del LTTE violaba la Constitución porque divide el Estado, y defendió su decisión de destituir a los ministros señalando que lo hizo en defensa de la seguridad nacional.
Kumaratunga señaló que vio con grave preocupación la propuesta anunciada por el LTTE de establecer un gobierno interino, pues sentaba un precedente de un Estado soberano separado.
Fue la presidenta quien invitó al gobierno de Noruega a mediar en las conversaciones con los rebeldes en 1999, pero también la que dejó a un lado las iniciativas de paz ante un incremento de los combates.
El proceso recién tomó ímpetu en diciembre de 2001, cuando Wickremesinghe asumió como primer ministro.