De manera muy lenta pero firme, budistas e hindúes de Sri Lanka se unen para aventar la amenaza de las nuevas iglesias cristianos que desembarcaron en la isla para evangelizar a su población.
Líderes de las dos comunidades mayoritarias en el país apelaron a sus antiguos vínculos religiosos para presionar al gobierno, renuente a promulgar una ley que elaboraron a pedido del ministro de Asuntos Religiosos Hindúes, Thiagarajah Maheswaran, para restringir la actividad evangelista.
El proyecto de ley, redactado por un comité de budistas e hindúes que trabajaron juntos durante seis meses, prohibiría las conversiones poco éticas y forzadas. Se espera que sea presentado en la unicameral Asamblea Nacional en las próximas semanas.
Más allá de la ley, el espíritu de cooperación entre los budistas cingaleses, la comunidad mayoritaria en este país del océano Indico de 19 millones de habitantes, y la minoría hindú tamil, tiene gran capacidad de impulsar el proceso de paz en marcha.
El conflicto étnico entre cingaleses y tamiles dejó más de 60.000 muertos en las últimas dos décadas, y las conversaciones de paz entre el gobierno de la presidenta Chandrika Kumaratunga y los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil están actualmente paralizadas.
El presidente de la organización no gubernamental budista Success, Gamini Perrera, dijo esperar que la ley sea sancionada por el gobierno.
Todo lo que se aplica a nosotros es aplicable a los hindúes, al menos por lo que han mostrado las conversaciones, señaló.
No intentamos impedir las conversiones, sino propagar los derechos fundamentales de las personas para protegerlos de los que quieren vulnerar su libertad de conciencia y de pensamiento y sus convicciones religiossas, añadió.
La idea de aprobar una ley surgió luego de que Maheshwaram constatara el alto número de conversiones a nuevas iglesias evangélicas, sobre todo en las zonas más afectadas por el conflicto étnico, en el este y el norte del país.
Las nuevas iglesias crecieron en aldeas hindúes cercanas a la oriental localidad de Batticaloa. La idea de contener el fenómeno fue respaldada de inmediato por los budistas, quienes también están peleando por salvar a sus comunidades.
Los budistas constituyen 65 por ciento de la población de Sri Lanka, los hindúes 18 por ciento y los cristianos menos de 10 por ciento.
El crisitanismo se estableció en la isla en sucesivas administraciones coloniales portuguesa, holandesa y británica.
La Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana, que gozan de una larga tradición en la isla y una buena relación con los budistas y los hindúes, se opusieron al proyecto de ley, si bien se distanciaron de inmediato de los nuevos grupos cristianos, los cuales, admitieron, les están restando feligreses.
Católicos y anglicanos sostienen que la implementación de la norma impediría a todas las iglesias desarrollar su prédica, pues eso sería interpretado como intento de conversión, dijo el secretario ejecutivo de la Comisión para la Justica y la Paz del Concilio Nacional Cristiano, Subashini Perera.
Ls iglesias cristianas tradicionales prefieren crear un consejo interreligioso para encontrar una solución.
Pero los budistas e hindúes prefieren la vía legal, entusiasmados por sus tres triunfos en la Corte Suprema en los últimos dos años, cuando se prohibió al parlamento debatir una ley que habría abierto paso a a las actividades evangélicas.
El artículo 9 de la Constitución señala que el Estado debe dar el lugar primordial al budismo, protegerlo e impulsarlo.
Es indudable que ciertas organizaciones cristianas buscan aprovecharse de las dificultades que afrontan personas pobres inocentes afectadas por la situación de guerra, dijo a IPS el secretario general del Congreso de Todos los Hindúes de Ceilán, Kandiah Neelakandan.
No estamos en contra de la libertad religiosa, sino contra estas conversiones de poca ética fundadas en financiamiento del exterior, añadió.
Los evangélicos crearon conflictos entre las familias y en la comunidad, y los monjes budistas no se quedaron quietos, dijo Perera.
Lideraron manifestaciones, y éstas derivaron en violencia, porque la policía no intervino. Las fuerzas del orden no pueden impedir que las personas recen, pero pueden cerrar los centros construidos sin autorización, agregó.
El Consejo Nacional de Clérigos Budistas emplazó en septiembre al gobierno a que en tres meses prohibiera a algunas iglesias evangélicas hacer propaganda por televisión para convertir a budistas.
Los clérigos budistas señalaron que, en la última década, varios intereses cristianos llegaron al país, y comenzaron a convertir a los budistas por medios poco éticos, explotando su pobreza y carencias sociales.
Los budistas organizaron varias protestas contra las nuevas iglesias, que derivaron en algunos casos en enfrentamientos.
Los budistas no damos dinero ni forzamos conversiones, señaló el clérigo Niranjan Wijeratne, custodio del Templo de Tooth, el principal del país.
Les dijimos (a las nuevas iglesias) que no lo hicieran porque crearían conflictos en las aldeas. Tenemos suficientes problemas en este país, y no queremos otra guerra religiosa aquí, añadió.