El gobierno provisional de Estados Unidos en Iraq tomará el control de miles de millones de dólares procedentes de la venta del petróleo de ese país a partir de la medianoche de este viernes, cuando termine formalmente el programa petróleo por alimentos de la ONU.
Organizaciones humanitarias dudan de la capacidad de la coalición que ocupa Iraq para sustituir ese programa por otro que atienda las enormes necesidades de la población iraquí, y sugirieron que los fondos podrían ser desviados para otros fines.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ya transfirió 3.000 millones de dólares del programa al Fondo de Desarrollo Iraquí, administrado por la Autoridad Provisional de la Coalición, y le entregará otros 1.600 millones de dólares este viernes.
Petróleo por alimentos nació hace siete años como una excepción al embargo internacional que entonces sufría Iraq por su invasión de Kuwait en 1990, y le permitía vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir alimentos, medicinas y otros bienes humanitarios, todo supervisado por la ONU.
El programa generaba entre 7.000 y 10.000 millones de dólares anuales, pero ahora esos ingresos del petróleo terminarán en las arcas de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), encabezada por Paul Bremer, el administrador civil estadounidense en Iraq.
El cambio disgustó a los opositores de la guerra que Estados Unidos lanzó contra Iraq, así como a funcionarios de la ONU que ayudaron a crear y administrar el exitoso programa.
Hasta ahora, la APC no ha inspirado confianza en su capacidad de hacer las cosas bien, mucho menos de administrar un enorme programa de ayuda alimentaria para 25 millones de personas, señaló a IPS Jim Jennings, presidente del grupo Conciencia Internacional.
El programa, que ayudaba a alimentar a más de 60 por ciento de la población en un Iraq devastado por las sanciones y por las guerra, era implementado por una red de 44.000 agentes iraquíes, bajo supervisión de la ONU.
Se trata de un programa enorme, con un flujo anual de cerca de 10.000 millones de dólares por año, destacó Jim Paul, director ejecutivo del grupo neoyorquino Global Policy Forum, en declaraciones a IPS.
Según informes, la APC ha tenido cerca de 5.000 millones de dólares procedentes de la venta de petróleo a su disposición desde que fue establecida, hace más de seis meses, pero sólo dio cuenta del uso de 1.000 millones de dólares, afirmó Paul.
Varias delegaciones hablan de un agujero negro por donde desaparece el dinero, dijo.
En octubre, la organización de beneficencia británica ActionAid denunció la desaparición de esos 4.000 millones de dólares.
Poco después, la APC publicó en Internet un esquema presupuestal del Fondo de Desarrollo Iraquí, afirmando que sólo recibió 1.000 millones de dólares del programa petróleo por alimentos, más 1.400 millones de ingresos del petróleo desde mayo y 200 millones de activos iraquíes confiscados y depositados en un fondo del Departamento del Tesoro estadounidense.
Agregó que 1.500 millones de dólares de activos confiscados habían sido incluidos en el presupuesto de la APC antes de la creación del Fondo de Desarrollo.
El resultado previsible es que sacarán los alimentos de la boca de los bebés, y muchos de los pobres de Iraq estarán peor que antes, predijo Jennings, cuya organización vigila de cerca la situación humanitaria en Iraq.
Difícilmente esa sea una fórmula para conquistar 'la mente y el corazón' de los iraquíes, o para poner fin a la resistencia iraquí, cada vez más violenta, agregó.
En términos financieros, petróleo por alimentos fue el mayor programa que la ONU ha administrado en sus 58 años de historia.
El Consejo de Seguridad del foro mundial resolvió en mayo que este viernes 21 terminaría el programa.
Antes del ataque de la coalición encabezada por Estados Unidos contra Iraq, el pasado 20 de marzo, unos 893 funcionarios internacionales y 3.600 iraquíes trabajaban para el programa.
Pero desde el bombardeo de la sede de la ONU en Bagdad el pasado agosto, que dejó 15 muertos, el foro mundial retiró a casi todo su personal internacional por razones de seguridad.
La APC declaró que mantendrá todos los proyectos y operaciones en curso con personal iraquí, y finalmente los transferirá a autoridades iraquíes.
Pero Paul duda de la capacidad y la voluntad política de la APC para administrar el programa con éxito.
Lo sorprendente es que hasta hace dos semanas la APC no había hecho ningún esfuerzo para coordinar con la ONU las acciones futuras, observó Paul.
La idea de que se puede tomar un programa como éste, con sus enormes complejidades, y hacerle una especie de copia carbónica en dos semanas es simplemente irrisoria, sostuvo.
Paul también opinó que el Consejo de Seguridad no actuó en interés del pueblo iraquí cuando decidió dejar el programa en manos de la APC.
Los miembros del Consejo —no sólo Estados Unidos y Gran Bretaña— estaban más preocupados por asegurar contratos (en Iraq) para las empresas de sus respectivos países, y eso es una tragedia, concluyó.