La administración de Estados Unidos en Iraq deja a las pequeñas empresas locales fuera del gran negocio de la reconstrucción, al fijar altas exigencias para los contratos, pero beneficia a algunas que estuvieron vinculadas con el régimen de Saddam Hussein.
Washington rechaza las críticas de las pequeñas firmas locales, y las acusa de no comprender las obligaciones legales.
Los contratos para obras de reconstrucción en Iraq son sólo adjudicados por las Fuerzas Armadas estadounidenses, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Autoridad Provisional de la Coalición (que invadió y ocupa Iraq), presidida por el estadounidense Paul Bremer.
Por otra parte, la mayoría de los subcontratos son adjudicados por dos grandes firmas de Estados Unidos, la Corporación Bechtel y la Corporación Halliburton.
El actual vicepresidente estadounidense Dick Cheney dirigió Halliburton hasta que fue elegido.
El valor total de los contratos no ha sido divulgado, pero fuentes en Bagdad afirman que puede ser más de 10.000 millones de dólares.
Para la mayoría de los iraquíes, las dos principales formas de conocer datos sobre los contratos de reconstrucción son concurrir a una reunión semanal en el Centro de Convenciones de Bagdad y visitar el sitio de la Autoridad Provisional en Internet, la red mundial de computadoras.
Esos encuentros semanales son organizados por las compañías Kellog, Brown & Root (KBR) y Halliburton, que buscan subcontratistas para los trabajos.
Muchos iraquíes dicen estar decepcionados con este sistema.
El sitio en Internet tiene buena información sobre cada contrato, pero no es suficiente. Por eso tenemos que asistir a estas reuniones para saber más, dijo a IPS Hend Adnan, de una compañía de ingeniería iraquí.
Pero los encuentros tampoco alcanzan para acabar con las sospechas de iraquíes sobre el proceso de adjudicación.
En árabe coloquial, decimos que todo se hace detrás de puertas. Te da la sensación de que todo está ya decidido antes de que sea anunciado, dijo el empresario iraquí Haidar Abdel Kazem.
A los iraquíes se les da menos de una semana para preparar los formularios cuando aspiran a un contrato, y se les exige que presenten innumerables documentos sobre la capacidad operativa de sus compañías.
Te dan cuatro o cinco días. ¿Cómo se supone que vamos a prepararnos para responder? Ese plazo no es razonable, dijo Abdel Kazem.
No estoy contento con este sistema. Mi compañía ha venido aquí desde hace unos cuatro meses y ha respondido al menos a 10 llamados para adjudicación, pero no ganó ninguno. Si ves la lista de las empresas que ganaron, te darás cuenta de que siempre están las mismas al tope, indicó por su parte Adnan.
Otros se quejan de que, paralelamente, la administración de Estados Unidos deja que varias compañías que estuvieron asociadas con el régimen del derrocado presidente Saddam Hussein se enriquezcan otra vez.
Dos de esas firmas son Boniye & Sons y Mediterranean Global Holdings.
Boniye & Sons pertenece a una antigua familia iraquí que realizó importantes negocios con ese régimen y mantuvo en especial estrechos vínculos afectivos con uno de los hijos de Saddam Hussein, Uday, asesinado junto con su hermano Qusay por fuerzas de Estados Unidos el 22 de julio.
Mediterranean Global Holdings tiene su sede en Londres y es presidida por Nadhmi Auchi, un británico-iraquí que abandonó Iraq a comienzos de los 80 años y que ha acumulado una fortuna que se calcula en más de 1.000 millones de dólares.
La Autoridad Provisional concedió a Boniye & Sons un par de grandes contratos, admitió un funcionario estadounidense.
Auchi logró, por su parte, un contrato multimillonario para establecer una red de teléfonos móviles en el centro de Iraq, incluyendo a Bagdad.
Las principales autoridades de Boniye & Sons no pudieron responder a IPS sobre este asunto por que se encontraban en Arabia Saudita, para participar de la peregrinación anual en el mes sagrado musulmán de Ramadán.
Auchi tampoco respondió a preguntas enviadas por correo electrónico ni a numerosos llamados telefónicos.
El proceso para la contratación de empresas es un asunto polémico en Bagdad, y es posible que lo sea más el año próximo, cuando se espera que Estados Unidos conceda contratos por 25.000 millones de dólares.
Funcionarios de la Autoridad Provisional señalaron que las quejas de las empresas locales se deben a que sienten frustradas sus expectativas.
Las tres fuentes de otorgamiento de contratos, las Fuerzas Armadas, USAID y la Autoridad Provisional, reciben fondos del Congreso estadounidense, y están obligadas por ley a dar preferencia a las firmas de Estados Unidos, explicaron.
Esas empresas son exhortadas a emplear la mayor cantidad posible de subcontratistas iraquíes, aunque no están obligadas a hacerlo.
Bechtel y KBR compartieron casi la mitad de sus contratos con empresas iraquíes, y prevén aumentar el número de subcontratistas pronto, dijo un portavoz de USAID.
Funcionarios de la Autoridad Provisional admitieron que algunos contratos fueron adjudicados a compañías que tuvieron negocios con el régimen de Saddam Hussein, pero señalaron que eso no implica una afinidad política.
Por otra parte, señalaron que el objetivo de las altas exigencias para los contratos es asegurar que la tarea de reconstrucción tenga el mayor nivel posible.
Queremos hacer un buen trabajo y construir cosas que duren 50 o 100 años. Perdonen si sólo queremos hacer un buen trabajo para personas que han pasado por grandes privaciones por tantos años, ironizó un funcionario estadounidense en Bagdad.