Cada vez más mujeres se presentan como candidatas en India, tendencia confirmada ante las elecciones que se celebrarán en cuatro grandes estados el 1 de diciembre.
Dos mujeres son favoritas: Sheila Dixit, del opositor Partido del Congreso, que procura la reelección como jefa de gobierno del estado de Delhi, y Uma Bharti, del gobernante partido hinduista Bharatiya Janata, quien aspira a encabezar la administración del central estado de Madhya Pradesh.
Los otros dos estados donde se celebrarán comicios son el central de Chattisgarh y el central de Rajasthan. En los cuatro gobierna el Partido del Congreso.
En el estado de Delhi, donde se ubica la capital —Nueva Delhi— y que tiene 14 millones de habitantes—, se percibe una novedosa confianza en las candidatas que surgen entre las muchas mujeres que se asoman a la vida política.
De los 77 candidatos a legisladores estaduales en Delhi, 22 son mujeres. No es la presencia femenina de un tercio de las listas que el CRS y otras organizaciones procuran, pero se trata de una mejora considerable desde las 57 de 1998 y las 58 de 1993.
El Partido del Congreso, que gobernó India durante gran parte de su vida independiente iniciada en 1947, podría exhibir a sus 12 candidatas para señalar una mayor sensibilidad hacia las cuestiones femeninas que Bharatiya Janata, que tiene siete.
Pero los dos partidos tienen mujeres en su primera línea.
Dixit, a quien muchos llaman ”Tía” por su simpatía, confía en que triunfará por su compromiso con causas populares, entre ellas la sustitución de los combustibles contaminantes, como el humeante diesel utilizado por ómnibus y taxis, por gas natural.
No fue una tarea fácil, pues Dixit debió enfrentarse con los empresarios del transporte, que constituyen un poderoso grupo de presión y que contaban con el apoyo del candidato de Bharatiya Janata a gobernar Delhi, Madan Lal Khurana.
Dixit es una figura cercana a Sonia Gandhi, líder del Congreso, quien aprovecha toda tribuna que se le ofrece para advertir que su partido asumió el compromiso de acabar con la inmensa discriminación que sufren las mujeres de este país.
Gandhi nació en Italia, y debió vencer numerosos obstáculos por esa causa. Para eso, apeló a su carácter de viuda del asesinado primer ministro Rajiv Gandhi y de ”bahu” (nuera) de la también asesinada primera ministra Indira Gandhi, quien gobernó el país con mano firme durante dos decenios.
Además, la líder del Partido del Congreso viste el tradicional sari, habla hindi y podría pasar físicamente por una india de piel trigueña.
Pero aún no está definida la posible participación de Gandhi en la competencia por el cargo de primer ministro en las elecciones generales de septiembre del próximo año.
Para contrarrestar la innegable popularidad de Gandhi, Bharatiya Janata recurrió a su propia ”bahu”, la actriz televisiva Smriti Malhotra Irani. En efecto, el de nuera buena es uno de los papeles constantes de las telenovelas en India, así como el de cuñada mala y abuela matriarcal.
Los discursos de Irani comienzan, invariablemente, así: ”Esta joven 'bahu' de vuestra familia viene a saludarlos y a pedir vuestra bendición.”
A pesar de la imagen abiertamente tradicionalista y patriarcal que muestra Irani, Bharatiya Janata no carece de mujeres con mentalidad independiente y que se escapan del molde de la ”bahu”, como Purnima Sethi, que figura entre los seis candidatos al parlamento estadual de Delhi.
Sethi no tuvo escrúpulos en indicar en su declaración jurada de bienes, obligatoria para todos los candidatos, que tiene cuentas bancarias compartidas con su pareja y compañero de partido Sunder Singh Bhandari.
”Las mujeres, en especial aquellas que participan en actividades políticas, son blanco fácil de personas que no aceptan que vivan con independencia”, dijo Sethi a IPS.
La directora del independiente Centro de Investigaciones Sociales (CRS), Ranjana Kumari, dijo a IPS que la actitud negativa hacia las mujeres derivan del hecho de que muy pocas logran escalar la montaña del poder político hasta la cumbre donde se toman las decisiones.
”Eso, a su vez, margina importantes asuntos de género como la violación, la violencia doméstica y la dote”, dijo Kumari. Pero los dirigentes hombres carecen de ”voluntad política para compartir el poder con las mujeres”, añadió.
De todos modos, la mayor participación de las mujeres en las próximas elecciones contrasta con la negativa de los grandes partidos a apoyar en el parlamento un proyecto de ley que reservaría un tercio de los escaños parlamentarios para las mujeres.
”Es difícil comprender por qué todos los partidos políticos son tan inflexibles en defensa de los candidatos hombres y en asegurar que dar espacio en la lista a las mujeres les restará posibilidades de triunfo”, agregó Kumari.
Pero si ese fuera, en realidad, el criterio, muchas más mujeres deberían ser candidatas, según un estudio realizado por CRS en delhi, Madhya Pradesh y Rajasthan. ”Estadísticamente, ocho por ciento de los candidatos hombres ganaron en 1998, ante 15,78 por ciento de las mujeres”, explicó Kumari.
Una ley aprobada en 1992 estableció en India una cuota para las mujeres de un tercio de todos los escaños en poderes legislativos locales. Pero los intentos por ampliar esa cuota a los parlamentos de los estados y el nacional han fracasado.