ENERGIA-CHINA: El gigante teme a la oscuridad

A medida que la economía de China crece a un ritmo sorprendentemente parejo, aumenta el temor del gobierno a cortes de energía como los que afectaron este año vastas partes de Estados Unidos, Canadá y Europa.

El peso de la economía del gigante de Asia puede provocar el colapso de sus redes de energía, como ya pudieron comprobarlo los habitantes de 16 de las 31 provincias y regiones del país.

Los apagones semanales del pasado verano boreal en centros industriales como las provincias de Shangai, Jiangsu y Zhejiang llevaron a las autoridades de energía a celebrar reuniones de emergencia.

Pero lo que más alarmó al gobierno fueron los cortes de energía registrados este año en Estados Unidos y Gran Bretaña en particular, porque China consideraba la reestructuración del sector energético en esos dos países como modelo para reformar su monopolio estatal de la energía.

Unos 50 millones de habitantes de la costa oriental de Estados Unidos y Canadá, desde Nueva York hasta Toronto, quedaron en la oscuridad por varias horas el pasado 14 de agosto debido a una falla del sistema de transmisión en el estado de Ohio, que se propagó a estados vecinos.

En agosto y septiembre, también hubo apagones en la capital de Gran Bretaña y en Suecia, Dinamarca e Italia.

”La lección que aprendimos de esos apagones es que debemos acelerar el desarrollo de nuestra red nacional, fortalecer la supervisión de la transmisión de energía y asegurar la seguridad de esa red”, declaró Li Yanmeng, subgerente de la estatal State Power Grid Corp, en un taller de la industria energética celebrado en Shangai.

Los expertos temen que la escasez de energía limite el crecimiento económico de China, el país más poblado del mundo (1.300 millones de habitantes) y el consumidor de energía de más rápido crecimiento.

La economía china creció 8,2 por ciento en la primera mitad de 2003, pero el consumo de energía en el país aumentó 15,43 por ciento.

Si la generación de energía no aumenta, quedarán limitados la actividad manufacturera, la producción, el transporte y la distribución de mercancías, así como varios servicios comerciales, personales y gubernamentales.

Tanto el presidente Hu Jintao como el primer ministro Wen Jiabao exhortaron a las autoridades de energía a asegurarse de que no ocurran fallas de transmisión de las dimensiones de las ocurridas en Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo, algunos funcionarios advierten que la necesidad de asegurar la estabilidad del suministro de energía también podría desalentar los esfuerzos por reformar una industria plagada de riesgos y de demoras.

”Lo que muchos se preguntan es si la reforma del sector energético influirá en la seguridad de la energía nacional”, señaló Zhang Guobao, vicepresidente de la Comisión Estatal de Desarrollo y Planificación, en el mismo taller de Shangai.

Luego de casi una década de debates, el gobierno comunista decidió el año pasado reestructurar uno de los principales bastiones de su economía planificada: la State Power Corp, su empresa de energía.

En diciembre, las autoridades anunciaron la división de esa compañía pública, valuada en 120.000 millones de dólares, en cinco compañías generadoras y dos distribuidoras de energía.

También anunciaron su intención de crear seis mercados regionales de energía para romper con la tradición provincial y autodependiente de los monopolios de electricidad.

La pasada primavera boreal, se creó un nuevo organismo regulatorio, la Comisión Estatal de Supervisión de la Electricidad, con el mandato de supervisar la reforma del sector.

Rápidamente, la Comisión publicó ambiciosos planes de separación de la generación y la transmisión de energía.

En dos regiones piloto, en el este y noreste del país, las autoridades crearon en forma experimental reservas comunes de energía para forzar a los generadores de electricidad a competir para vender su producto a los operadores de redes.

En el pasado, los precios de la energía eran distorsionados porque la State Power Corp, que controlaba la mitad de las centrales de energía del país y casi todas sus redes, tendía a comprar energía a sus propias centrales y no a otras alternativas más baratas.

Tras la asunción del nuevo gobierno de Hu Jintao, el pasado marzo, pareció que la reforma del sector energético finalmente iba a despegar.

Pero preocupadas por la creciente escasez de energía en el este y sur de China, y temerosas de apagones como los ocurridos en América del Norte, las autoridades de la energía decidieron que es mejor pecar por cautelosas que apresurar demasiado la competencia.

El programa piloto de reserva común de energía en el este fue suspendido, y no se ha anunciado una fecha para su renundación.

El programa similar del noreste continúa, pero funcionarios regionales admitieron que les resulta muy difícil romper las barreras proteccionistas locales y hacer que las diferentes provincias compren energía a la fuente más barata y no necesariamente a sus propios productores.

El objetivo último es el establecimiento de una red de energía integrada, pero los expertos advierten sobre los riesgos de este plan para un país tan grande.

”Una red más grande y unificada tiene obvias ventajas, pero también desventajas. Si ocurriera una falla que no se pudiera solucionar rápidamente, el daño sería mucho más amplio y prolongado, y el impacto en la estabilidad social sería grave”, previno Wang Jiuling, subgerente de China South Grid Corp.

Por ahora, el gobierno se ha propuesto aumentar la capacidad de generación.

En mayo, el Consejo de Estado (gabinete) aprobó la construcción de 12 estaciones de energía a un costo total equivalente a 6.180 millones de dólares. Se prevé que los nuevos proyectos generarán 25 millones de kilovatios adicionales por año.

A esta capacidad adicional se agregará la generada por la represa de Tres Gargantas sobre el río Yangtsé, que será la mayor del mundo. Su terminación está prevista para 2009. (

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