En su primer mes de trabajo, el gobierno boliviano de Carlos Mesa no terminó de elaborar aún una agenda social que le permita atender las demandas de los distintos sectores que llevaron adelante las manifestaciones que culminaron el 17 de octubre con la renuncia a la presidencia del derechista Gonzalo Sánchez de Lozada. Esa deficiencia fue señalada el domigno por el presidente de la Asamblea de Derechos Humanos, Waldo AlbarracÌn, y reconocida por el ministro de Gobierno, Alfonso Ferrufino.