¿Qué hay hacia el norte, más allá de la zona desmilitarizada que parte en dos la península de Corea? ¿Cómo es la vida cotidiana de más de 23 millones de norcoreanos detrás de esa frontera?
Algunas respuestas podrían hallarse cuando el mes próximo se estrene en Estados Unidos un documental sobre la vida en Corea del Norte, aislada de la comunidad internacional e ignorada por los medios de comunicación, a no ser por sus duros enfrentamientos políticos con Occidente.
El filme ”North Korea Beyond the DMZ” (”Corea del Norte más allá de la zona desmilitarizada”) pone énfasis en el aspecto humano de ese país comunista y trata de comprender el origen de su inflexible actitud ante el mundo, y ante Estados Unidos en especial.
La zona desmilitarizada aludida en el título se extiende 2.000 metros a cada lado de la frontera entre Corea del Norte y Corea el Sur, y fue creada en el armisticio que puso fin al conflicto armado entre los dos países (1950-1953) en el que intervino Estados Unidos.
Producido por el centro cultural estadounidense Third World Newsreel de Nueva York, el documental será estrenado en la sala del Museo Gramercy de Arte Moderno de esa ciudad el 13 de diciembre.
”Nuestro objetivo es dar una pequeña mirada a la vida en ese país, mostrar que allí hay personas. Con frecuencia vemos solamente informes sobre sus líderes”, dijo la cineasta japonesa-estadounidense J.T. Takagi, que dirigió la obra junto al coreano-estadounidense Hye Jung Park.
El documental, de una hora de duración, analiza la historia de Corea desde la segunda guerra mundial (1939-1945) hasta hoy.
Con imágenes de Pyongyang combinadas con antiguas grabaciones de trasmisiones de televisión en Estados Unidos, fotografías y entrevistas, la película presenta una imagen que difiere de la simplista versión de la mayoría de los medios de comunicación internacionales.
Alcanzar esa meta no fue fácil. Tomó tres años de sucesivos trámites para que un camarógrafo y un periodista pudieran ingresar al país a filmar una historia real, la de una joven coreana-estadounidnse que intenta localizar a la familia de su padre.
La guerra de Corea, en la que murieron 30.000 soldados estadounidenses y dos millones de coreanos, terminó con una tregua y una frontera provisional que separó en los hechos a 10 millones de familias.
El padre de esta joven había dejado a un hermano y a su madre en el Norte, y no volvió a oír de ellos por 50 años.
El documental muestra cómo la joven, apenas llegada al país, comienza a aprender la cultura norcoreana y el ”juche”, un sistema de pensamiento creado por el ex gobernante King Il Song (1948-1980) basado en el principio de que ”uno es amo de su propio destino, y el poder de controlar ese destino está en uno mismo”.
La autoconfianza ha sido la actitud preponderante en Corea del Norte en los últimos 50 años.
El documental muestra algunos de los problemas de los modernos norcoreananos: la falta de electricidad y de agua, las hambrunas causadas por las masivas inundaciones cada 10 años y la crisis económica precipitada por la caída de la potencia que fue su principal aliada: la Unión Soviética.
Corea del Norte es presentada en Occidente como un país gobernado por un líder militar casi maníaco, pero el documental revela la complejidad de su sociedad y de su historia.
Es un país con pocas libertades, pero con un porcentaje de alfabetización de casi 100 por ciento. Es un lugar con poca vida noctura y entretenimientos, pero que consagra todos los sábados como ”día del estudio”.
Para Takagi, la actual tensión entre Washington y Pyongyang es el resultado ”del miedo y de la propaganda”, y del hecho de que ”la población del Norte creció con la idea de que Estados Unidos inevitablemente los invadirá”.
”Los norcoreanos se sienten sitiados, y respoden consecuentemente”, añadió.
”Corea del Norte ha intentado cambiar, moverse hacia una economía de mercado o al menos hacia una economía que pudiera interactuar con el mercado mundial. Pero Estados Unidos evita que eso suceda”, sostuvo la cineasta.
Según ella, ”la existencia de Corea del Norte como una supuesta amenaza es una buena razón para mantener la presencia militar en la península”.
Washington tiene unos 37.000 soldados desplegados del lado sudcoreano.
Y tras el golpe que fue ver caer las ”torres gemelas” de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush declaró a Corea del Norte uno de los tres países del ”eje del mal”. Pyongyang está en la mira de Washington.