Una exposición de 50 dibujos hechos por niños y jóvenes de Uganda es un angustiante testimonio del modo en que el mundo es percibido por esta nueva generación, que aún no conoció la paz.
La muestra, en la que hay imágenes de casas ardiendo, aldeanos huyendo, cadáveres abandonados, soldados disparando e incluso un retrato del líder rebelde Jospeh Kony, fue auspiciada por la Embajada de Bélgica y contó con la participación de niños y niñas de los septentrionales distritos de Gulu, Kitgum y Lira.
Fue organizada en la Universidad de Makerere, en Kampala, por el grupo no gubernamental Arte de Uganda por la Paz, y titulada ”Hacia una cultura de paz y no violencia en el norte de Uganda”. En el acto de inauguración, el 23 de octubre, estuvo presente el embajador de Bélgica, Koenraad Adam.
Los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), con bases establecidas en el sur de Sudán, luchan desde 1986 para derrocar al presidente Yoweri Museveni e instaurar un estado fundamentalista cristiano basado en los 10 mandamientos bíblicos.
El grupo, liderado por Kony, es conocido por realizar secuestros, asesinatos, y amputaciones a civiles. Nadie conoce con exactitud el número de integrantes de la organización, pero varias fuentes indican que tendría unos 6.000.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia señaló que más de 10.000 niños fueron secuestrados desde 1986, y un informe de la agencia internacional World Vision divulgado el año pasado reveló que más de 5.000 fueron obligados a formar parte del LRA.
La guerra civil ugandesa también provocó el desplazamiento de más de 1,2 millones de personas hacia campamentos especiales, en donde los niños y las mujeres representan más de 70 por ciento de la población.
World Vision tiene un centro en Gulu para rehabilitar a niños que sufrieron secuestro. Más de 6.000 han pasado por este centro desde que fue inaugurado en 1995.
La obra que recibió el primer premio en la exposición fue una de Peter Oloya, titulada ”Paren la guerra”. El niño utilizó caoba para hacer un rifle de asalto AK-47. Lo colocó en una gran tabla de madera que cortó en tres partes.
Oloya señaló que el AK-47 es el arma que está destruyendo Africa.
Por su parte, el joven Stephen Oketa usó acuarelas para su obra ”Lo que es imposible”, en la que dibujó a un perro y a un gato comiendo del mismo plato.
”Estos animales siempre están separados como enemigos irreconciliables. Pero hacen tregua con frecuencia frente a la comida. Si el alimento es suficiente para los dos, ellos comen sin pelear”, señaló Oketa.
Otra pintura titulada ”Ayuden a sobrevivir a mi generación”, de Susan Namiiro, muestra el dolor de una joven mujer con sus labios cortados por los rebeldes del LRA. Esto es lo que el grupo les hace a los civiles que se niegan a darle información.
En el mismo cuadro, un joven intenta caminar con un bastón: su pierna fue arrancada por una mina antipersonal.
Namiiro utiliza el rojo y el marrón para mostrar un mundo devastado por la guerra. ”La tierra está ardiendo”, explicó.
Pero no todo es desesperanza. En ”La tormenta terminó”, de Ruva Roy Collins, los soldados del gobierno y los rebeldes se reúnen a orillas del río, se saludan y danzan juntos. Kony porta una bandera blanca, en señal de rendición.
”Creo que el diálogo y las conversaciones de paz son la mejor forma de poner fin a la guerra”, dijo el joven dibujante.
En la obra ”Queremos la paz, no la guerra”, de Moses Bahutu, el presidente Museveni se saluda con Kony. El cordial saludo y las sonrisas infunden la confianza de que la paz llegará algún día.
”Usamos el arte como la mejor forma de comunicarnos con las personas, sepan leer y escribir o no. El arte es un lenguaje universal que puede ser entendido por casi todos. Esperamos que promueva la paz y la no violencia”, señaló el organizador de la exposición, Dan Tumusiime.
En la inauguración se abrió al público un enorme mural en blanco, en el que cada visitante puede dejar un mensaje.
”Donaremos el mural al equipo negociador del gobierno para decirles que lo que están haciendo (dialogar con los rebeldes) es lo mejor”, afirmó Tumusiime, y anunció que la exposición será llevada a Bélgica el año próximo.
Pero no todos piensan que la exposición pueda contribuir en alguna manera a pacificar el país.
”Estos niños decidieron pintar sólo porque tienen que aprobar sus exámenes. Otros querían ganar premios. ¿Cómo podrían estas pinturas convencer a Kony que deje de combatir?”, sostuvo Jacinta Kakayi, una contadora de Kampala.
El estudiante universitario Juliuos Arinaitwe coincidió. ”El arte es muy bueno, pero estoy seguro que todo eso terminará sólo sobre una pared”, afirmó.
Pero Tumusiime no culpa a aquellos que piensan que su exposición es inútil.
”Todo el concepto del arte y de la cultura es nuevo en Uganda. Por eso muy pocas personas creen que el arte puede ser utilizado como un instrumento de paz”, señaló.
”Si puedes usar el arte, los diseños y los colores para publicitar un teléfono móvil, ¿por qué no puedes usar el mismo arte para promover la paz? Tenemos el deber de promover el arte y la paz. El arte está en todos los aspectos de nuestra vida. No podemos ocultarlo”, afirmó.