Los planes de gobiernos para proteger el ambiente y mitigar la pobreza en América Latina y el Caribe serán seguidos paso a paso por la Plataforma de la sociedad civil, creada por las organizaciones ambientalistas reunidas en Panamá en víspera del foro ministerial.
Vamos también a construir alternativas y propuestas a los acuerdos gubernamentales y multisectoriales en relación con la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña (de los gobiernos), explicó el relator Mateo Castillo, de la organización no gubernamental mexicana Carta de la Tierra.
Se trata de contar con una figura estable, sustentable en el tiempo y financieramente, capaz de construir indicadores y mecanismos de fiscalización nacional e internacional de los acuerdos sobre ambiente pactados entre gobiernos y con entes multilaterales, dijo a IPS Luis Ghigi, de la uruguaya Organización para el Desarrollo Sustentable.
Por su parte, Sandro Chávez, del Foro Ecológico de Perú, puntualizó la necesidad de contar con una sociedad civil como aliado estratégico, de doble vía, para articular trabajos más que como mecanismo simple de fiscalización, porque en materia ambiental persiste la brecha entre el discurso y la práctica.
Los portavoces de los grupos no gubernamentales congregados en la capital panameña apuntaron que esa red no es para reemplazar las existentes sino para fortalecerlas, además de incorporarlas al Plan de Acción que se adoptará en la XIV Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe.
Ello es doblemente necesario, dijeron, porque los gobiernos han avanzado muy lentamente en la implementación de los compromisos en materia ambiental, a pesar de los esfuerzos realizados por distintos Estados, y los aportes de convenciones, acuerdos y organismos multilaterales.
En la propuesta que entregaron al foro de ministros, las organizaciones asentaron que todavía es escasa la voluntad política para pasar de una visión extractivista de los recursos a un uso sustentable de los mismos, al tiempo que se profundiza la inequidad social y aumenta la pobreza.
El texto proclama que los pactos ambientales internacionales deben asumirse como una carta de navegación para modificar el modelo de desarrollo imperante en el continente basado en patrones de producción y consumo insustentables.
Por ello, instaron a los gobiernos a dejar de subordinar los criterios de protección al ambiente, superación de la pobreza, inequidad social y participación de la sociedad civil, a los criterios impuestos por las agendas y los acuerdos comerciales.
También piden que se reconozca el aporte que desde la primera hora han hecho las organizaciones de la sociedad civil, y piden una participación para cuando se concreten los compromisos adquiridos.
El énfasis debe dirigirse a los grupos o sectores prioritarios: las mujeres, los campesinos, los jóvenes, los trabajadores y los pueblos originarios, agregaron.
Deben reconocer a la sociedad civil como un aliado estratégico, subrayó a IPS María Paz Aedo, de la organización Chile Sustentable.
Como tema prioritario, las organizaciones no gubernamentales de la región colocan el derecho universal e inalienable a los recursos hídricos. El agua es un derecho humano, resumió Ghigi.
También abogaron por erradicar la pobreza y achicar la brecha social, en una región como América Latina y el Caribe considerada la más desigual del planeta.
Igualmente, por el resguardo de la biodiversidad, la promoción de energías renovables y el fortalecimiento de los indicadores ambientales para la sustentabilidad.
Los activistas propusieron, además, que los gobiernos fijen metas y plazos para que se concreten los acuerdos y mecanismos, y se señalen siempre los fondos con los cuales es posible avanzar hacia la consecución de los objetivos.
También requirieron que un fondo específico apoye la participación de sectores de menores recursos y problemas específicos, lo cual se refiere a los casos de Haití, abatido por la pobreza, y Cuba, sometida a distintas formas de bloqueo.
En el encuentro se acordó enviar representaciones de cada región latinoamericana al foro paralelo a la reunión del Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, a realizarse en marzo en Jeju, Corea del Sur. (