El grupo teatral pakistaní Tehrik- e- Niswan alcanza un éxito inusitado no sólo por la selección de sus obras o por el talento de sus actores, sino, sobre todo, porque busca al público en los hospitales y barriadas irregulares donde montan su escenario.
Con la obra Meri Zindagi ka Safar (El trayecto de mi vida), el grupo entretiene a los pacientes internados en hospitales y distrae por una hora a sus agotados funcionarios, pero también les transmite mensajes conmovedores.
Basada en una historia real escrita por la poeta feminista Attiya Dawood y adornada con canciones y música instrumental, la obra aborda temas como el silencio ante la injusticia, el papel de la educación y de las tradiciones, y los cambios del individuo y de la sociedad.
Estas obras son en extremo efectivas porque tocan la sensibilidad de las personas, y cuando mueves sus emociones, la transformación comienza en su interior, dijo Sheema Kermani, fundadora de Tehrik-E-Niswan, único elenco de Karachi, en el sur de Pakistán, que todavía realiza espectáculos callejeros.
Kermani tiene a cargo la producción, y también interpreta dos personajes.
La historia cuenta la vida de una vivaz jovencita que nunca fue al colegio, aunque sí su hermano varón. Ella debe ayudar a su madre con el cuidado de la casa, y apenas se le permite ir a jugar con los niños vecinos.
De un momento a otro, y sin explicación alguna de sus padres, entra en la adultez. Es obligada a casarse y se convierte en trabajadora doméstica de día y esclava sexual de noche. Se embaraza, pero pierde a su bebé por errores de las enfermeras.
Kermani, que interpreta a la madre y a la mejor amiga de la joven, señaló que la obra también aborda con claridad asuntos delicados de la cultura pakistaní, como la preferencia a los hijos varones, el matrimonio forzado de niños y niñas y la carga que para muchas familias representa la dote.
Estos asuntos tan cercanos para todo pakistaní aseguran la identificación de la audiencia, que se muestra receptiva con los mensajes implícitos, dijo Kermani.
El éxito del grupo se atribuye a la demanda de este tipo de presentaciones fuera de los escenarios tradicionales y a las discusiones posteriores a la obra, con participación de la audiencia. Tehrik-E-Niswan, fundado en 1980, se presenta al menos en dos localidades pakistaníes diferentes al mes, y en todas las ocasiones a pedido.
Kermani afirma que, al llevar el teatro al pueblo, el grupo promueve poco a poco un cambio en la sociedad pakistaní.
Sobre todo en nuestras zonas de más trabajo, como Organi y Korangi, donde hay muchos asentamientos irregulares, se percibe un marcado cambio en la visión de la gente. Las mujeres parecen volver a sus casas con más autoridad y fortaleza, algo que hasta ahora era impensable, dijo la actriz y productora.
Tienen más confianza y firmeza. La escuela en donde nosotros actuamos en Orangi abrió un centro para que las mujeres jóvenes aprendan arte y discutan sus problemas y aspiraciones. Se puede ver un lento pero constante cambio en ellas, añadió.
Algunos pacientes y funcionarios del Hospital General Qatar, de Karachi, coincidieron en que la obra presentada allí por el elenco de Tehrik-E-Niswan era muy cercana a sus realidades.
Todo eso es verdad, esto no pasará en mi casa y tenemos que educar a nuestras hijas fueron afirmaciones reiteradas en el debate posterior.
Kermani comentó que la actuación en el hospital fue muy difícil dado al constante flujo de personas en la sala. Pero la presentación sembró entusiasmo y venció la resistencia de los muchos médicos que habían dudado de la conveniencia de brindarla a los pacientes.
La obra dejó una enseñanza, que fue resumida por una anciana al final de la actuación.
Todo esto se debe a la más pura ignorancia, y se puede evitar si educamos a nuestras hijos. Educa a tus hijas y toda una generación se beneficiará, dijo en alta voz. (