No pocas mujeres en Cuba llegan al término de su vida fértil con la experiencia de haberse realizado más de un aborto y, sin embargo, insatisfechas por no haber tenido la cantidad de hijos que hubieran querido.
La descendencia ideal en Cuba es dos o tres hijos en las mujeres y algo más alto en los hombres, pero ya en 1987 una encuesta nacional de fecundidad arrojó que un número importante de ellas se queda sólo con un hijo.
”A los 20 años me moría por parir, pero estudiaba en la Universidad. Cuando me gradué necesitaba consolidarme profesionalmente, después no tenía pareja y ahora ya no quiero cambiar mi vida”, narró Sara Fernández, una filóloga de 44 años.
Fernández admitió que, ”entre una cosa y otra”, se hizo practicar un aborto y dos regulaciones menstruales, una técnica esta última que consiste en la aspiración endouterina realizada con cinco o menos semanas de amenorrea (falta de la menstruación), esté o no embarazada la paciente.
A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países de América Latina, la mujer cubana tiene derecho a solicitar un aborto en las instituciones especializadas sin otro argumento que la decisión personal sobre su cuerpo.
La única limitante a la hora de acceder al servicio, que además se realiza de forma gratuita, es no tener más de 12 semanas de embarazo. En el caso de las adolescentes menores de 16 años se requiere que concurran a la consulta acompañadas de una persona adulta.
La Organización Mundial de la Salud asegura que cada año suman unas cuatro millones las mujeres que se someten a abortos inseguros en América Latina y que alrededor de 6.000 de ellas mueren por esa causa.
El aborto terapéutico por razones de vida está permitido sólo en 10 países de la región, mientras que en Chile, Colombia, Honduras y El Salvador se prohíbe totalmente la interrupción del embarazo, incluso cuando hay riesgo para la salud y la vida de la madre.
En Cuba, desde la legalización del aborto en 1965, la mortalidad materna por esa causa descendió de 120 por 100.000 nacidos vivos a siete por 100.000 en 2000, según fuentes del Ministerio de Salud Pública.
El Perfil Estadístico de la Mujer Cubana, publicado en 2000 por la gubernamental Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), reveló que entre 1968 y 1996 se registraron 5,6 millones de nacidos vivos y se realizaron unos 3,2 millones de abortos.
Sólo el año pasado, en Cuba se interrumpieron 21,5 embarazos por cada 1.000 mujeres entre 12 y 49 años y 49,8 por cada 100 partos. A esto debe sumarse un número importante de las regulaciones que se realizan a etapas muy tempranas del desarreglo menstrual.
Ahora, la diferencia entre ideal reproductivo, hijos nacidos vivos y abortos realizados de forma voluntaria, podría ser un potencial a explotar por este país, que registra muy bajas tasas de fecundidad desde 1978, consideran los especialistas.
La contradicción aparece en una encuesta de salud reproductiva realizada en dos provincias cubanas por el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONE, que se extenderá al resto del país con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Era necesario investigar por qué las mujeres se realizan abortos cuando aún quieren tener más hijos, en qué momento de la vida fértil esto pasa y cuáles son las causas, opinó María del Carmen Franco, una de las autoras del trabajo.
En el momento de la encuesta, casi la mitad de las mujeres de 15 a 59 años de la central provincia de Cienfuegos y de la oriental de Holguín habían experimentado al menos un aborto. Además, más de 70 por ciento de esas interrupciones habían sido voluntarias.
Si hipotéticamente todos los embarazos ocurridos a las mujeres estudiadas hubieran terminado en nacidos vivos, el promedio de hijos en Cienfuegos hubiera aumentado 0,75 más por cada una de ellas (8 hijos más por cada 10 mujeres), y 0,66 por cada una en Holguín.
La investigación también indicó que casi 60 por ciento de la población femenina de 15 a 59 no había cumplido con el ideal reproductivo que, según la investigación, se corresponde con un tamaño de familia de procreación relativamente pequeño cercano a cinco hijos cada dos mujeres.
Es de destacar el hecho de que entre las mujeres de 45 años o más que alguna vez se provocaron un aborto, 40 por ciento en Cienfuegos, y un 33 por ciento en Holguín, llegaron a esta edad sin haber cumplido con su ideal reproductivo, asegura el informe.
La diferencia entre el ideal reproductivo y la realidad en el caso de los hombres de 15 a 59 años en estas dos provincias es aún mayor que entre las mujeres. Cerca de 64 por ciento de este grupo desea más hijos de los que tiene.
Si bien la familia compuesta por dos hijos parece ser el modelo ideal, al menos para uno de cada dos de estos hombres, destaca que el resto de la población masculina concentra su preferencia en una prole todavía mayor.
Cuba, como resultado del paso de altas a bajas tasas de fecundidad y mortalidad y el aumento de la esperanza de vida al nacer, se enfrenta a un proceso de envejecimiento y a un paulatino decrecimiento de su población.
El ligero aumento de los nacimientos ya no resolverá el problema, pero ayudaría a compensar la fuerte diferencia que, según los pronósticos, existirá dentro de unas décadas entre la población envejecida y la joven.
Fuentes especializadas estiman que la fecundidad podría registrar una tímida recuperación si mejoran las condiciones socioeconómicas, aumentan los servicios al hogar y se instrumenta una política de población que, entre otras cosas, estimule a las familias jóvenes a tener más de un hijo.
Los estímulos podrían ser desde monetarios hasta facilidades para obtener una vivienda propia, algo que en Cuba resulta bastante difícil por los insuficientes niveles de construcción. En muchos hogares conviven tres y hasta cuatro generaciones.
Para Dixie Trinquete, profesional habanera de 32 años con dos niñas y un niño, el problema no es sólo un lugar para vivir y determinadas condiciones económicas sino que el hombre se integre a la crianza de los hijos.
”A veces lo cuento y no me creen. En la casa y en la crianza de los niños, mi esposo y yo compartimos todas las tareas y las responsabilidades. Si él no fuera así, si toda la carga hubiera caído sobre mí, quizás hoy tendría sólo a mi primera hija”, dijo.